EPÍLOGO

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Unos meses después que Nicolás me pidiera en matrimonio nos casamos en la plaza del pueblo. Fue una fiesta multitudinaria, todos estaban alegres y sonrientes. Con cada fiesta el pueblo se superaba en la decoración. Todo valía para ellos mientras hubiera fiesta, música y baile.

Nosotros no éramos la excepción de la alegría pero sí teníamos más cosas que celebrar. Ese mismo día, no solo nos casamos, sino que también firmamos los papeles de adopción de Lucía. Oficialmente era nuestra pequeña hija. Tanto mis padres como los de Nicolás estaban encantados con la niña, ella les robó el corazón apenas la vieron.

Todos los fines de semana se quedaba con sus abuelos, iba alternando de casa en casa por cada fin de semana que pasaba. Esa niña era una ternura, ansiaba con muchas ganas la llegada de su hermanito.

Unas semanas después del enlace matrimonial fuimos a una consulta con Nicolás y la doctora nos confirmó el sexo del bebé. Sí ¡Vamos a tener un Varón! Gracias a la ayuda de Lorena pudimos poner todas las cosas en orden en la habitación del bebé y en al de Lucía ya que no necesitábamos un cuarto sino que eran dos los que debíamos decorar y acondicionar.

Ya han pasado unos meses desde ese momento mágico. Ahora solo queda esperar la llega de Tomás. Les cuento que dar con el nombre de nuestro hijo fue toda una odisea, cada uno tenía una lista de nombres y no podíamos definirnos por uno en particular. Una noche estábamos sentados en el sofá frente a la chimenea mirando como Lucía jugaba con unos ladrillos montables y de la nada se acerca para darme un beso en la panza. Una sonrisa brilla en mi cara recordando ese tierno momento.

-¿Te molesta mama? – pregunta Lucía ajena a todo lo que conllevaba llevar un bebé.

-Un poco hija – me encanta llamarla así cada vez que puedo. Es un sueño hecho realidad - ¿Por qué preguntas?

-Es que te veo molesta y cansada.

-No pasa nada cariño – si estaba cansada ya que se me estaba dificultando dormir por las noches. El bebé elegía ese momento para moverse – Ya falta poco para que llegue.

-Sí no veo la hora de tener a mi hermanito ¿Vas a tener más mamás?

-¿Más qué hija? – no entendía su pregunta.

-Más bebés por qué yo quiero más hermanitos – esa ternura e inocencia que desprenda Lucía era para comérsela a besos.

-Esperemos que sí hija.

-Como hermana mayor los voy a cuidar. Lo prometo mamá – por el rabillo del ojo veo que Nicolás no se ha movido ni pronunciado palabra alguna. Solo presta atención a nuestra inusual conversación.

-Vas a ser una muy buena hermana Lucía, no lo olvides – digo depositándole un beso en su cabecita.

- Tengo otra pregunta – está en la edad de preguntar por todo. Suspiro mientras me preparo mentalmente para responder a sus demandas.

-¿Cómo se va a llamar? Por que no quiero seguir llamándolo bebé. Es mi hermanito y necesita un nombre.

-En eso tienes razón hija – al final Nicolás decide participar de la conversación familiar -¿Cómo te gustaría que se llamara tu hermano?

-mmmmmm, no lo sé – sé que está mintiendo y lo sé por que estuvo hablando con Lorena y algo comentó sobre el tema pero mi amiga no me quiso decir. Se amparó en que era un secreto de tía / sobrina y eso era palabra sagrada que valía más que la relación de mejores amigas.

-¿Estás segura? – Nicolás no le quita la mirada de encima y Lucía comienza a ponerse nerviosa. Yo estaría igual que la niña ya que la mirada de mi compañero es penetrantes y te hace temblar.

MI LUGAR EN EL MUNDOWhere stories live. Discover now