Capítulo 10

1.7K 74 6
                                    

Estamos en la habitación de Nicolás y ahora NUESTRA habitación, como dice incansablemente. El espacio es enorme, una cama matrimonial está ubicada en el centro de la habitación y a cada uno de sus costados hay una ventana debajo de ellas las mesitas de luz. Seguimos con ventanas sin cortinas, pero que tipo de fetiche tiene este hombre con las ventanas y la cero privacidad. No se él pero a mi me gusta dormir al oscuro asique vamos a tener que poner cortinas o persianas para que no se filtre la luz de la Luna.

-El lado derecho de la cama es mío – me susurra Nicolás al oído, su voz bajo unos tonos y se volvió más ronca, más sexy, yo estoy parada en la entrada de la habitación, observando todo. Es la única habitación que tiene algo de color que no sea monocrónico. La cama está cubierta por un edredón verde hoja con almohadones en tonos verdes y grises.

-Al fin algo de color – exclamo sorprendida de ver algo de color en esta casa, por lo visto su color favorito es el verde. Ahora se algo íntimo de Nicolás.

-Sip, el verde es mi color y son pocas las personas que lo saben – dice mientras se encamina hacia un closet que está empotrado en la pared – Podes usar todo el espacio que quieras del closet mi Luna. Quiero compartir todo con vos.

-Digamos que en esto momentos con un cajón me basta, no es que tenga tanta ropa – murmuro cabizbaja ya que la mayor cantidad de mi vestuario fue destruido. En ese momento viene a mi mente un flash de la casa donde vivía con Lorena, ese espacio personal, íntimo y privado quedo destruido. Ojala sepamos quien fue para poder estar más tranquilos.

-Eso tiene solución – dice alegre mientras comienza a dirigirse hacia donde estoy parada como una estatua – En la semana podemos ir de compras.

-Veremos.... – no me deja terminar de hablar ya que me está dirigiendo al baño privado que tiene la habitación principal. Parece un spa en lugar de un baño, es un ambiente casi tan grande como la habitación donde hay una tina debajo de una ventana y en el otro extremo una ducha. Ese espacio es resplandeciente a la luz de la luna, dándole un toque mágico como salido de un cuento de hadas. Lo mejor es que tiene dos lavabos asique no vamos a tener que pelear por el uso del espacio – Me encanta, aunque es todo muy blanco.

-Creo que no te gustan los colores sólidos en los espacios de mi casa – inquiere Nicolás a mis espaldas, aprovecha el momento para abrazarme y acercarme más a su sólido cuerpo – pero podemos agregarle color si a vos te gusta.

-CORTINAS – Grito eufórica dándome vuelta para mirarlo a la cara – Si o si vamos a poner cortinas en toda la casa.

-Pero es lindo cuando entra el sol por la ventana o ver la naturaleza los días de lluvia – la voz de Nicolás se torna melancólica.

-Te entiendo pero no quiero que la gente nos ande viendo o sepa nuestras vidas por culpa de semejantes ventanales – no me va a hacer cambiar de opinión, quiero un mínimo de privacidad en la casa donde voy a vivir.

-Tus deseos son ordenes mi vida, colocaremos cortinas en toda la casa. No vaya a ser cosa que en algún momento se te dé por ser exhibicionista y mostrar este hermoso cuerpo al mundo entero, pero para que quede claro que solo yo puedo verlo y disfrutarlo. Nadie más.

- No mi lobito, nada de exhibicionismo – es lo que logro decir ya que Nicolás me está besando de manera sensual. Mi cuerpo empieza a cobrar vida y quiero más de lo que me está dando. Nos alejamos unos segundos para poder respirar – No me gusta compartir, que te quede claro – lo agarro por el cuello de su camisa y lo traigo contra mi cuerpo.

Nos fundimos en un beso acalorado, nuestras lenguas inician una guerra sin fin, no hay vencedores ni vencidos solo nosotros dos luchando por saciar esa sed y esa necesidad que nos consume y aniquila. Nunca pensé que me podía volver tan dependiente de otra persona pero Nicolás enciende sentimientos tan profundos de mi ser que no hay forma que pueda parar, cada vez necesito más y más de él hasta tal punto que siento una ardiente necesidad ¿pero que me está pasando? Nunca me había sentido así con nadie, ningún otro hombre me hiso tener esta necesidad que roza lo destructivo.

MI LUGAR EN EL MUNDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora