Capítulo 11

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Despierto lentamente mis ojos están pesados. Siento que alguien me está besando sutilmente la espalda, intento moverme pero hay un brazo que me aferra y me lo impide.

-Buen día mi amor – susurra Nicolás en mi espalda.

-Buen día amor – digo mientras me doy vuelta para verlo a la cara. Le doy un pequeño beso en los labios y el lobo de Nicolás gruñe.

-Me gusta que seas mía- Nicolás comienza a acariciar la marca que nos une como compañeros eternos, una rosa con tintes amarillos está dibujada en mi hombro justo en el mismo lugar donde Nicolás me marcó– Mi lugar en el mundo – susurra depositando un beso en la marca.

La luz solar golpeaba los cristales de los ventanales y se colaba en la habitación dando inicio a un nuevo día pero la diferencia es que ahora somos compañeros eternos. Me apego más al cuerpo de Nicolás, a su calor, a su aroma, a su amor. Estábamos metidos en nuestro propio mundo, sin emitir palabras solo caricias, hasta que suena el timbre de la casa terminando con el hechizo de amor que estábamos creando en nuestro dormitorio.

-Espero que sea importante para molestarme justo ahora – gruñe un Nicolás enojado mientras sale de la cama y se coloca unos pantalones deportivos negros. Aprovecho el momento para ir al baño y darme una ducha rápida así me espabilo un poco de paso termino de despertarme. Saco de la bolsa que traje de mi casa la poca ropa sana que tengo, encuentro un par de jeans y una camisa amarilla que hace juego con mi nueva marca.

Bajo las escaleras lentamente sin apuro y veo que hay un par de hombres reunidos en el living de la casa junto a Nicolás, prefiero no molestar su improvisada reunión asique me dirijo a la cocina a prepararme el desayuno. Tengo demasiada hambre y más después de haber hecho el amor con mi lobo mandón.

Agarro mi celular y pongo Lover de Taylor Swift a un volumen bajo para no molestar, me arremango la camisa amarilla hasta los codos y comienzo a preparar el desayuno al ritmo de la música, mi mente me abandone y comienzo a rememorar los besos y caricias profesados en silencio la noche anterior.

-Emma... Emma... Emma.... .- Siento que alguien me llama pero estaba tan ensimismada en mi propio mundo paralelo a la realidad que no me percate que alguien me estaba observando y mucho menos llamando casi a los gritos. La vos de Taylor Swift me había abandonado a la deriva de mi mente.

-Mauricio, ¡que susto me diste! ¿Qué pasa? – inquiero mientras saco el pan de la tostadora y busco una taza para servirme el café. Espero que las tazas sean gigantes tengo demasiada hambre.

-Nicolás te llama – me dice en un tono neutro que nunca había escuchado de Mauricio. Empiezo a preocuparme ¿y ahora qué paso? Ni un solo día voy a poder estar tranquila. Dejo mi suculento y jugoso desayuno a un lado y me encamino al living por lo visto mi estómago va a tener que esperar unos minutos más.

-Amor... – me dice Nicolás levantándose del sofá gris.

-¿Qué paso? – digo interrumpiéndolo a Nicolás, mi voz está cargada de frustración y enojo. Estoy cansada de vivir en la incertidumbre y bajo el manto del miedo, quiero vivir mi vida en paz junto al hombre que amo.

- Anoche unos sujetos entraron a Luna Negra - comienza diciendo Nicolás mientras le agarra ambas manos y las envuelve con las suyas. Estamos parados en medio del living y varios pares de ojos nos están observando. Comienzo a ponerme incómoda ante los pares de ojos que me observan sin pestañear– Rompieron la puerta de ingreso y dejaron un mensaje en una de las paredes de la tienda.

Veo como Mauricio me tiende un celular donde hay una imagen fotográfica de lo que queda de la tienda, todo sigue estando revuelto por el altercado que tuvimos con Lorena pero ahora en la pared del fondo donde está el logo de Luna Negra se divisan unas letras pintadas en aerosol color azul:

MI LUGAR EN EL MUNDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora