Capítulo 137

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[Editado]

Las primeras bajas de la batalla yacían desparramadas por el pasillo que enfilaron, pues un hechizo lanzado por una ventana había destrozado las dos gárgolas de piedra que custodiaban la entrada de la sala de profesores.

Los restos, esparcidos por el suelo, todavía se movían un poco. Cuando Harry saltó por encima de una de las incorpóreas cabezas, ésta chillo débilmente

«No te preocupes por mí, me quedaré aquí y me desmenuzar lentamente.»

Al ver aquella fea cara de piedra, a _____ le vino a la memoria la estatua de mármol de Rowena Ravenclaw, provisto de aquel estrambótico tocado que había contemplado, y a se acordó de la estatua de la torre de Ravenclaw, luciendo la diadema de piedra sobre los blancos rizos...

Y cuando llegó al final del pasillo, lo asaltó el recuerdo de una tercera efigie de piedra la de un mago viejo y feo, en cuya cabeza él mismo había colocado una peluca y una deslucida diadema.

La revelación le provocó una sensación parecida a la del whisky de fuego, y estuvo a punto de tropezar.

Tom Ryddle, que no confiaba en nadie y siempre actuaba solo, había sido lo bastante arrogante para dar por hecho que sólo él conseguiría penetrar en los más profundos misterios del castillo de Hogwarts.

Como es lógico, ni Dumbledore ni Flitwick, alumnos modélicos, habían entrado jamás en aquel lugar en concreto, pero Harry se había saltado las normas en más de una ocasión cuando estudiaba en el colegio. Y por fin acababa de descubrir un secreto que Voldemort y él conocían, pero que Dumbledore no había llegado a
vislumbrar.

La profesora Sprout lo devolvió a la realidad al pasar a toda velocidad a su lado, seguida de Neville y media docena de alumnos más, todos provistos de orejeras y transportando enormes plantas en macetas

—¡Son mandragoras! —le gritó Neville a _____ por encima del hombro, sin detenerse—¡Vamos a lanzarlas al otro lado de los muros! ¡No les gustará nada!

_____ ya sabía adonde tenía que ir, así que aceleró el paso, y Hagrid y Fang lo siguieron. Pasaron por delante de un montón de retratos cuyas figuras magos y brujas ataviados con camisas de gorgueras y bombachas armaduras y capas iban también de aquí para allá, apiñándose unos en los lienzos de los otros y transmitiéndose a gritos las noticias recibidas de otras partes del castillo

Al llegar al final del pasillo, todo el colegio tembló y _____ comprendió, al mismo tiempo que un gigantesco jarrón saltaba de su pedestal con una fuerza explosiva que Hogwarts estaba siendo asolado por sortilegios más siniestros que los de los profesores y la Orden

— ¡Tranquilo, Fang ¡No pasa nada! —gritó Hagrid, pero el enorme perro jabalinero salió huyendo, mientras fragmentos de porcelana saltaban por los aires como metralla.

______ miró al guardabosques que se  echó a correr tras el aterrorizado animal y dejó solo a Harryquien se acerco a la chica

Empuñando la varita, el muchacho continuó adelante por pasillos que todavía temblaban, y a lo largo de uno de ellos la pequeña figura de sir Cadogan, a quien seguía a medio galope su rechoncho poni, corrió de lienzo en lienzo al lado de _____, haciendo mucho ruido con la armadura y dándole gritos de ánimo:

— ¡Bribones! ¡Villanos! ¡Sinvergüenzas! ¡Échenlos a todos de aquí, Potter! ¡Acaba con ellos!

_____ dobló una esquina a toda prisa y encontró a Fred con un grupito de estudiantes, entre ellos Lee Jordán y Hannah Abbott, de pie junto a otro pedestal vacío, cuya estatua ocultaba un pasadizo secreto. Varitas en mano, escuchaban por el disimulado hueco, por si alguien atacaba por ahí.

—¡Menuda nochecita! —gritó Fred

— Tengo algunas sugerencias para mejorarla— gritó la castaña

El castillo volvió a estremecerse y Harry pasó zumbando, eufórico y a la vez aterrorizado. Recorrió otro pasillo y vio lechuzas por todas partes la Señora Norris bufaba e intentaba atraparlas con las patas, sin duda para devolverlas al lugar que les correspondía.

— ¡Potter! — Aberforth Dumbledore se hallaba en medio de un pasillo blandiendo la varita —¡Cientos de chicos han entrado en mi túnel, Potter!

—Ya lo sé. Estamos evacuando el castillo. Voldemort... — la chica no pudo continuar

—... está atacando porque no te han entregado Ya —replicó Aberforth—no estoy sordo lo ha oído todo Hogsmeade. ¿Y a ninguno de ustedes se le ha ocurrido tomar como rehenes a algunos miembros de Slytherin? Hay hijos de mortífagos entre los alumnos que han enviado a un lugar seguro. ¿No habría sido más inteligente retenerlos aquí?

—Eso no habría detenido a Voldemort Además, Aberforth, su hermano Albus nunca habría hecho una cosa así. — la castaña negó

— Y muchos son inocentes,  y también son mis amigos

— Yo no confiaría en ninguno de ellos

— Entonces no confíes en mí, porque yo misma soy una Mortífaga, y todo lo hice por la seguridad de mi único hermano y de la de mi esposo Aberforth...

Aberforth soltó un gruñido y echó a correr en la dirección opuesta.

Bueno, era la verdad, pensó Harry al arrancar a correr de nuevo Dumbledore, que durante tantos años defendió a Snape, jamás habría tomado alumnos como rehenes...

Entonces derraparon en otra esquina y, con un grito de alivio y furia a la vez, vieron a Ron y Hermione, ambos cargados con unos enormes objetos amarillentos, curvados y sucios. Ron también llevaba una escoba debajo del brazo

—¿Dónde demonios se habían metido? —les gritó Harry.

—En la cámara secreta —contestó Ron.

—¡¿Dónde...?! —exclamó ____, y se detuvo sin resuello.

— ¡Ha sido idea de Ron! —explicó Hermione, que casi no podía respirar— ¿Es un genio o no? Cuando te marchaste, le pregunté cómo íbamos a destruir el Horrocrux si lo encontrábamos. ¡Todavía no habíamos eliminado la copa! ¡Y entonces a Ron se le ocurrió pensar en el basilisco!

—Pero...

— Claro, algo con lo que destruir los Horrocruxes —dijo ____ con sencillez — que inteligente eres Ron

— Hago lo mejor posible teniendo en cuenta la situación mortifera a la que nos enfrentamos ahora chicos

The Magic Love  [Draco Malfoy Y Tu] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora