Capítulo 36

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[Editado]

—¿Usted es…? ¿Usted es bruja? — la chica la miró

—Soy una squib, ¡Oh! ¿Qué dirá Dumbledore? ¡Eh, tú! —le gritó a Dudley, que estaba tumbado en el suelo del callejón — ¡Levanta tu gordo trasero del suelo, rápido!

—¿Usted conoce a Dumbledore? —preguntó Harry, mirando fijamente a la señora Figg.

—Pues claro que conozco a Dumbledore. ¿Quién no conoce a Dumbledore? Pero vámonos ya porque no voy a poder ayudarte si vuelven; nunca he transformado ni siquiera una bolsita de té.

La señora Figg se inclinó, agarró uno de los inmensos brazos de Dudley con sus apergaminadas manos y tiró de él.

—Ya me encargo yo —dijo Harry, que cogió a Dudley por el brazo y dio un tirón.

Haciendo un gran esfuerzo consiguió ponerlo de pie. Parecía que su primo estaba a punto de desmayarse.

Sus diminutos ojos giraban en sus órbitas y tenía la cara cubierta de sudor; en cuanto Harry lo soltó, Dudley se tambaleó peligrosamente

—¡Deprisa! —insistió la señora Figg histérica

Harry se colocó uno de los enormes brazos de Dudley sobre los hombros y lo arrastró hacia la calle, ___ los miró y ayudó con el otro brazo para facilitar todo encorvándose un poco bajo su peso.

La señora Figg iba dando tumbos delante de ellos, y al llegar a la esquina asomó la cabeza, nerviosa, y miró hacia la calle.

—Ten la varita preparada —le dijo a Harry cuando entraron en el paseo Glicinia

Pero no resultaba fácil sujetar con firmeza una varita mágica y al mismo tiempo arrastrar a Dudley. Harry, impaciente, le dio un codazo en las costillas a su primo, pero éste parecía haber perdido todo interés por moverse por sí mismo.

Dejaba caer todo su peso sobre los hombros de Harry y arrastraba sus grandes pies por el suelo, se encontraba fatigada y los hombros le dolían debido al peso

—¿Por qué no me dijo que era una squib, señora Figg? —preguntó ___, jadeando por el esfuerzo que tenía que hacer para seguir andando— Con la de veces que he ido a su casa… ¿Por qué no me dijo nada?

— Órdenes de Dumbledore. Tenía que vigilarlos , pero sin revelar mi identidad porque son demasiado joven. Perdona que te haya hecho pasarlo tan mal, Harry, pero
los Dursley no te habrían dejado ir a mi casa si hubieran creído que conmigo te lo pasabas bien. No fue fácil, te lo aseguro… Pero ¡oh, cielos! —exclamó trágicamente, y empezó a retorcerse las manos otra vez— Cuando Dumbledore se entere de esto…

____ se mantuvo en silencio confundida y cuando miró la casa soltó un suspiro aliviada.

—Te acompañaré hasta la puerta —dijo la señora Figg cuando llegaron a Privet Drive

—Entonces… —comentó Harry entrecortadamente— ¿Dumbledore… me ha puesto… vigilancia?

—Por supuesto —respondió la señora Figg con impaciencia— ¿Qué esperaban? ¿Que los dejaran pasear por ahí solo después de lo que pasó en junio? ¡Vamos, muchachos, me habían dicho que eran inteligentes ! Bueno, entra y no salgas —le dijo cuando llegaron al número cuatro— Supongo que alguien se pondrá en contacto con ustedes pronto.

Con el entrecejo fruncido, Harry se colocó bien a Dudley sobre los hombros y se dirigió lenta y dolorosamente hacia el sendero del jardín del número cuatro.

La luz del vestíbulo estaba encendida.

Harry se guardó la varita en la cintura de los vaqueros, mientras ____ se acercó y toco el timbre y vio cómo la silueta de tía Petunia se hacía más y más grande, distorsionada por el cristal esmerilado de la puerta de la calle

The Magic Love  [Draco Malfoy Y Tu] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora