Capítulo 133

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[Editado]

En cuanto Alecto se tocó la Marca Tenebrosa con el dedo, a Harry le ardió ferozmente la cicatriz, perdió de vista la estrellada habitación

_____ miró a su hermano y miró a la bruja

— ¿Qué perra? ¿Ahora que haremos solo mirarnos?

En ese momento oyó un fuerte estallido, pero la bruja que tenía enfrente ya estaba cayendo hacia delante la mujer dio tan fuerte contra el suelo que el cristal de las librerías tintineó.

— Nunca le había lanzado un hechizo aturdidor a nadie, salvo en las clases del Ejército de Dumbledore — comentó Luna con leve interés

Ha hecho más ruido del que suponía. Y no sólo ruido, pues el techo había empezado a temblar.

Detrás de la puerta que llevaba a los dormitorios se oyeron pasos y gente que corría el hechizo de Luna había despertado a los alumnos de Ravenclaw que dormían en el piso de arriba, ambas se colocaron la capa

—¿Dónde estás, Luna, _____? ¡Tengo que meterme debajo de la capa!

Por fin Harry les vio los pies; corrió a su lado y las chicas lo taparon con la capa invisible en el preciso instante en que se abría la puerta y un torrente de miembros de Ravenclaw, todos en pijama, irrumpía en la sala común.

Cuando vieron a Alecto tendida en el suelo, inconsciente, gritaron sorprendidos. Poco a poco la rodearon, como si se encontraran ante una bestia que podía despertar y atacarlos.

Entonces un valíente alumno de primer año se le acercó con decisión y le dio un empujoncito en la espalda con la punta del pie.

—¡Creo que está muerta! —anunció con entusiasmo

—¡Fíjate, están contentos! —susurró Luna, sonriente, mientras los chicos cerraban el corro alrededor de Alecto.

— Sí, qué bien...

La débil y armoniosa voz que salía de la aldaba en forma de águila preguntó ¿Adonde van a parar los objetos perdidos?

— ¡Y yo qué sé! ¡Cállate! —gruñó una tosca voz que _____ atribuyó al hermano de Alecto, Amycus — ¡Alecto! Alecto, ¿estás ahí? ¿Lo tienes ya? ¡Abre la puerta!

Los alumnos, aterrados, susurraron entre ellos. De pronto, sin previo aviso, sonaron unos golpes estruendosos, como si alguien estuviera disparando a la puerta con una pistola.

—¡¡Alecto!! Si viene y no tenemos a Potter... ¿Quieres acabar como los Malfoy?¡¡Contéstame!! — bramó Amycus golpeando la puerta, que seguía sin abrirse.

Los de Ravenclaw retrocedieron, y algunos los más asustados subieron por la escalera y regresaron a la
cama.

Entonces, mientras _____ se preguntaba si no sería mejor abrir la puerta y aturdir a Amycus antes de que a éste se le ocurriera hacer algo, oyó otra voz que le resultó muy familiar.

— ¿Le importaría decirme qué hace, profesor Carrow?

— ¡Intento entrar... por esta... condenada puerta! — gritó Amycus — ¡Vaya a buscar a Flitwick! ¡Que la abra ahora mismo!

— Pero ¿no está su hermana ahí dentro? —preguntó la profesora McGonagall — Hace un rato el profesor Flitwick la ha dejado entrar, ante su insistencia, ¿no? ¿Por qué no le abre ella? Así no tendría que despertar usted a todo el castillo.

—¡No me contesta, escoba con patas! ¡Ábrala usted! ¡Maldita sea! ¡Ábrala ahora mismo!

— Como quiera —repuso la profesora McGonagall con una frialdad espeluznante.

The Magic Love  [Draco Malfoy Y Tu] Where stories live. Discover now