Capítulo 134

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[Editado]

—Se agota el tiempo Voldemort está cada vez más cerca. Profesora, estoy cumpliendo órdenes de Dumbledore. Debo encontrar lo que él me pidió que buscara, pero mientras registro el castillo tenemos que sacar a todos los alumnos de aquí. Voldemort me quiere a mí, aunque no le importará matar a algunos más, ahora que...

— ¿Que estás cumpliendo órdenes de Dumbledore? — repitió McGonagall, asombrada. Entonces se irguió cuan alta era y añadió — Protegeremos el colegio de El-que-no-debe-ser--nombrado mientras tú buscas ese... objeto.

—¿Podremos hacerlo? — la castaña lo miró

— Creo que sí —repuso ella, cortante — Los profesores somos buenos magos y brujas, por si no te habías dado cuenta. Conseguiremos detenerlo un rato si nos empleamos con ganas. Habrá que hacer algo con el profesor Snape, desde luego...

— Déjeme a mí...es mi padrino

—... y si Hogwarts se dispone a sufrir un estado ataque, con el Señor Tenebroso ante sus puertas, sería muy aconsejable sacar de aquí a cuanta más gente inocente podamos. Pero ahora la Red Flu está vigilada y nadie puede desaparecerse en los terrenos del colegio...

— Hay una manera — saltó _____, y le explicó la existencia del pasadizo que conducía al pub Cabeza de Puerco

— Es que estamos hablando de cientos de alumnos, Potter...

—Ya lo sé, profesora, pero si Voldemort y los mortífagos se concentran en Hogwarts y sus jardines, no creo que les importe mucho que haya gente desapareciéndose desde el Cabeza de Puerco — Replicó la castaña

— Tienes razón — concedió la profesora. Y a continuación apuntó con la varita a los Carrow, y una red de plata descendió sobre ellos, los envolvió y los levantó de este modo ambos mortífagos quedaron suspendidos bajo el techo azul y dorado, como dos grandes y repugnantes criaturas marinas — ¡Vamos, tenemos que alertar a los jefes de las otras casas! Será mejor que vuelban a ponerse la capa

Minerva McGonagall abrió la puerta de la sala y levantó la varita, de cuyo extremo salieron tres gatos plateados luciendo un círculo alrededor de cada ojo, como si llevaran gafas. Los patronus echaron a correr ágilmente hacia la escalera de caracol, inundándola de luz plateada, y la profesora junto a los tres descendieron a toda prisa.

Recorrieron un pasillo tras otro y, uno a uno, los patronus fueron separándose de ellos la bata de tela escocesa de la profesora susurraba al rozar el suelo, mientras seguían bajo la capa invisible.

Cuando hubieron bajado dos pisos más, otros pasos se unieron a los de ellos. _____ fue quien los oyó primero  McGonagall también se percató de que tenían compañía. Se detuvo y levantó la varita, dispuesta a atacar.

— ¿Quién anda ahí? —preguntó.

— Soy yo —respondió alguien en voz baja.

De detrás de una armadura salió Severus Snape. Al verlo, Harry sintió brotar el odio en su interior y _____ sólo preocupación. La magnitud de los crímenes de Snape le había hecho olvidar los detalles de su aspecto físico el negro cabello, que caía como dos cortinas enmarcando el delgado rostro, y aquellos ojos negros, de mirada fría y apagada.

No iba en pijama, sino con la capa negra que solía usar, y también él sostenía en alto la varita, preparado para atacar

— ¿Dónde están los Carrow? —preguntó Snape con temple.

— Supongo que donde tú les hayas ordenado ir, Severus — respondió McGonagall

Snape se acercó más a ella y le echó una ojeada alrededor, como si supiera que Harry estaba escondido por allí.

— Tenía entendido que Alecto había atrapado a un intruso — dijo Snape

— ¿Ah, sí? —se extrañó la profesora—. ¿Y qué te ha hecho pensar tal cosa?

Snape flexionó un poco el brazo izquierdo, donde tenía grabada con fuego la Marca Tenebrosa.

— ¡Ah, claro! Olvidaba que los mortífagos tienen sus propios medios para comunicarse Snape fingió no haberla oído

Seguía escudriñando el entorno de la profesora, y poco a poco iba acercándose más, como si no lo hiciera intencionadamente.

— No sabía que esta noche te tocaba vigilar los pasillos, Minerva.

— ¿Tienes algún inconveniente?

— Me pregunto qué te habrá hecho levantarte de la cama a estas horas.

— Me pareció oír ruidos.

— ¿En serio? Pues yo no he oído nada.

La miró a los ojos.

—¿Has visto a los Potter, Minerva?

— no los e visto e dicho la verdad — Snape había girado mientras subía las escaleras desapareciendo de su vista mientras ella comenzaba a avanzar marcando la mayor distancia posible

Slughorn, vestido con un pijama de seda verde esmeralda, acababa de alcanzarlos.

—¡Harry! ¡_____! — exclamó, jadeando y masajeándose el enorme pecho — Hijos míos... qué sorpresa... Minerva, explícame, por favor... ¿Qué ha sucedido?

—¡Profesora! —llamó Harry mientras se llevaba ambas manos a la frente. Se deslizaba por el lago lleno de inferí...

— ¡Tenemos que fortificar el colegio, profesora! ¡Llegará en cualquier momento! — la castaña habló

—Está bien, está bien El-que-no-debe-ser-nombrado está a punto de llegar — explicó a los otros profesores. Sprout y Flitwick dieron gritos de asombro Slughorn emitió un débil gemido— Potter tiene que realizar una misión en el castillo para cumplir las órdenes de Dumbledore por tanto, hemos de proteger el colegio con todos los medios de que dispongamos mientras Potter hace su trabajo.

— Supongo que eres consciente de que nada que hagamos impedirá indefinidamente que Quien-tú-sabes entre en el colegio, ¿no? — comentó Flitwick con voz aguda.

— Pero podemos retrasarlo — observó la profesora Sprout.

— Gracias, Pomona — dijo McGonagall, y las dos brujas se lanzaron una mirada de complicidad — Propongo que establezcamos una protección básica alrededor del castillo, y luego reunamos a nuestros alumnos y nos encontremos todos en el Gran Comedor.

— Habrá que evacuar a la mayoría, aunque si alguno de los que son mayores de edad quiere quedarse y luchar a nuestro lado, creo que deberíamos permitírselo — la pequeña Potter habló

— Estoy de acuerdo — dijo Sprout, que ya se dirigía hacia la puerta — Me reuniré con ustedes en el Gran

Comedor dentro de veinte minutos, con los alumnos de mi casa.

Echó a correr y se perdió de vista, pero los demás alcanzaron a oírla murmurar

— Debemos darnos prisas de acuerdo — la castaña miró a todos y luego a su hermano — viene con muchas fuerza debemos de tener cuidado la orden ya viene

The Magic Love  [Draco Malfoy Y Tu] Where stories live. Discover now