Introducción.

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ACLARACIONES: 

1.-  Si alguien se quiere poner picante en los comentarios, le silenciaré de una, no voy a aguantar que se anden insultando ENTRE USTEDES en los comentarios de mis fanfics.

2.- ESTÁ TERMINANTEMENTE PROHIBIDO INSULTAR PERSONAJES, porque (casi) siempre termina en fanwars. Los únicos personajes que pueden ser insultados con libertad son mineta y endeavor. Que esté prohibido insultar a los psj no significa que no puedan dar su opinión y comentar cosas como "se está comportando egoístamente" "tomó una decisión estúpida" "RECAPACITA" etc etc etc incluso un "jaja que pendejo" será aceptado, pero más allá de eso, ojito.

ahora, bienvenidas:


Malditos ruidosos.

El profesor estaba de pie frente a sus alumnos esperando que se quedaran callados. Muchos de ellos estaban dándole la espalda conversando con el compañero del asiento trasero, echados sobre las mesas tratando de dormir o jugando con su quirk. Muy pocos estaban en silencio de pie esperando a que el profesor hablase.

Me quedé en el umbral de la puerta, esperando a que el profesor me diera la señal de que entrase y me presentase.

¿A qué secundaria mediocre vine a caer?, bufé para mis adentros. Es igual o peor que la anterior. Miré el techo. Nah, esta está mejor, no tiene manchas de humedad.

—Hay una alumna nueva —terminó por decir el profesor, llamando la atención de los tarados—. Ella se presentará ahora. Siéntense, espero que le pongan atención.

Entré al salón arrastrando los pies, demostrando mi poco entusiasmo. Me paré con el mentón elevado frente a mi nueva clase.

—Me llamo Kozlov Ayami. Está bien si no pueden pronunciar mi apellido y sólo me llaman por mi nombre, me da igual.

—¿Kozlov? —preguntó uno de ellos, obviamente pronunciándolo mal— Te ves bastante asiática y ese apellido no es asiático.

"—Oh, ¿en serio no es asiático? Ilústrame sobre el origen de mi propio apellido, maldito idiota" Quise decir. 

Me mordí la lengua y suspiré. Me ponía los nervios de punta tener que estar ahí presentándome como la chica nueva, pero debía controlarme, no debía causar problemas. No debía causar ni la más mínima inconveniencia y mucho menos meterme en peleas, o terminaría siendo expulsada... de nuevo. Y terminaría yendo a una secundaria incluso peor.

—Mi padre adoptivo era ruso, es por eso —respondí sin ganas, deseando sentarme pronto y empezar con la maldita clase.

Luego de pronunciar aquellas palabras, los cuchicheos empezaron.

—¿Era?

—¿Ruso? ¡Qué genial! ¿Sabes hablar el idioma?

—¿A qué se dedica? ¿...o dedicaba?

Tantas palabras, tantas preguntas, y tan poco interés de mi parte en que esos idiotas supieran sobre mí.

—¿Y qué importa si es ruso? —habló uno de ellos por sobre todos los demás. Sus compañeros quedaron en silencio luego de que él hablara. Le hacían más caso a ese rubio de pelo raro que al profesor. —Esta perra no luce nada interesante.

Volteé hacia el profesor para ver su reacción ante el vocabulario que ese imbécil había ocupado. El hombre solamente se mordió el labio inferior y miró hacia otra parte.

No me extrañaba que el profesor no tuviera nada de autoridad sobre sus alumnos.

Volví a mirar al rubio.

Nuestro caminoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora