𝚡𝚡𝚡𝚡𝚟ᎥᎥᎥ.𝚌 𝚊 𝚙 𝚒 𝚝 𝚞 𝚕 𝚘

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Posó la mirada en la puerta por unos segundos, le parecía que el tiempo había dejado de pasar desde que vio cierta cabellera moverse en el viento. Cerró los ojos con suavidad y apoyó su cabeza en la puerta, mientras que veía con vaguedad sus zapatos escuchaba con claridad sus pensamientos, el sentimiento de amargura se colaba hasta su boca, llenándolo de un sentimiento que intenta apaciguar con la inexplicable esperanza de que todo lo que hacia daría frutos en el futuro, pero caía en la incertidumbre de cuando sería eso, cuando llegaría ese tan anhelado futuro.

El bullicio de la calle pareció ensordecerlo luego de salir de sus propios pensamientos, metió la llave en la cerradura rápidamente y entró a lo que podía —a veces— llamar hogar. Lanzó el llavero a una silla cercana, y no se preocupó en recogerlo cuando se cayó de la misma. Chasqueó la lengua al sentir que su mente había sido borrada haciéndolo olvidar que estaba haciendo en medio de la sala. No fue hasta que observó la mirada del gato hacía él que recordó que hacía allí. Posó la bolsa en el escritorio, el choque de su mano contra el mouse encendió las pantallas, mientras sacaba los instrumentos que necesitaba vio por algunos instantes lo que aquellas cámaras podían darle.

— Bien, espero que hayas recapacitado sobre tus acciones. — Hizo suficiente presión en la inyectadora para notar como de esta salía un líquido incoloro. Organizó algunas cosas mientras hablaba. — ¿Sabes? Tienes suerte de que te ponga estas...vacunas. — Miró por la ventana de la habitación, el lugar le pareció demasiado pequeño para lo sentimientos que corrían por su ser en ese momento, el viento dejaba bailar a las hojas mientras que estás intentaba perseguir un camino que no sabían a donde las llevaría; quitó la mirada de la ventana y se dirigió al animal en la jaula. — Mis padres no me ponían vacunas de pequeño. No fue hasta que me desmayé en medio de la plaza que obtuve mi primera inyección. —Se rio para si mismo, aún así habló en voz alta y clara. — Y ni siquiera me llevaron ellos, desperté en una camilla rodeado de extraños. — Se sentó en su silla la cual se dejó llevar por el impulso del peso del chico. Abrió con cuidado la jaula que encerraba a un alma salvaje, soportando rasguños y maullidos agudos logró sostener al animal en una posición que lo beneficiara. — Ya, ya, tranquilo, solo es un pinchazo para una vida sin dolor ni recuerdos. —

El gato maulló, sintiéndose en contra de su libertad, gritaba y gritaba sin parar sintiendo que eso ayudaría, pero lo único que sentía era como algo ajeno a él se insertaba en su cuerpo, se retorcía en cada momento que podía, pequeñas gotas llenas de emociones salían de sus ojos buscando la salida a la prisión en la que se encontraba encerrado. Poco a poco su cuerpo se fue relajando hasta ya no sentir más que una plena oscuridad rodear su cuerpo.

El joven sostuvo el cuerpo del animal por unos segundos para luego depositarlo en la jaula, está vez no cerró la pequeña puerta de arriba, simplemente acarició aquel gato paro luego moverse hacia su escritorio.

— Una vida sin recuerdos ni dolor...— Susurró mientras miraba el techo en busca de una respuesta para sus sentimientos. — Es decir, ¿Por qué no? — Soltó una pequeña risa y negó con la cabeza. — Estoy seguro que eso es lo que buscas aquí, ___. Supongo que todos buscaríamos eso si tuviéramos la oportunidad. —

Sacó su celular de su bolsillo y abrió un cajón que tenía a la derecha, sacó un cable de color negro y lo conectó a su móvil y a la pantalla. Movió sus dedos sobre el mesón con un ritmo que no conocía pero que sus dedos parecían seguir sin ningún problema. Cuando una ventana de alerta apareció en su pantalla, se acomodó mejor en la silla y movió el mouse con precisión. Luego de entrar a los archivos de móvil una solo foto apareció en galería, la copió y la mandó a los archivos de su computadora. Echó un suspiro al aire como si dependiera de eso, pasó su mano por su cara mientras trataba de tranquilizar y apaciguar las turbias aguas que se encontraban yendo de un lado a otro en su propia mente, jugando con sus sentimientos y sentido racional. Dio un clic rápido para salir de los archivos de su computadora, luego se dirigió al animal que dormía plácidamente.

⟲ 𝙛 𝙤 𝙧 𝙜 𝙚 𝙩 ⟳ 𝕜𝕒𝕣𝕞𝕒𝕝𝕒𝕟𝕕 𝕪 𝕥𝕦Where stories live. Discover now