𝚡𝚡𝚡𝚡𝚡.𝚌 𝚊 𝚙 𝚒 𝚝 𝚞 𝚕 𝚘

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Las aves surcaban en el cielo. El viento soplaba suave pero con valentía, de forma que las hojas se levantaban, pero no llegaban a ninguna parte. No había real fuerza en ellas. Pensó que era justo lo que ese día presentaba, cierta fuerza que podría resquebrajarse pero seguir pareciendo suficiente para mantener el mundo.

Se ajustó la corbata, líneas grises roturaban el negro, su forma diagonal daba la apariencia de que caían hasta ya no volver. Los colores del corbatín se derramaban en el resto de la vestimenta, una camisa con anchas y largas mangas que eran pintadas con oscuros tonos, junto con un pantalón que parecía más algo de oficina; liso, común y demasiado formal. Tontamente pensó en cómo parecía una colegiala.

Cuando desistió de lograr hacer algún nudo tiró el corbatín hacía alguna esquina de la habitación. Sus días habían sido externamente tranquilos, pero en su interior no había más que una tormenta que trataba de evitar, más las tormentas no se pueden evitar para siempre, en algún momento has de enfrentarte a los fuertes vientos y a la lluvia que podría llevarte si bien quisiera.
Pensó en la tormenta que Luzu estaría librando ahora mismo. Luego movió la cabeza tratando de no nublarse con más problemas, ya tenía suficiente de que preocuparse en ese momento.

Se miró al espejo, y en efecto descubrió que se parecía a una colegiala, o peor aún, a una profesora que se arrepentía de haber escogido educación cómo su carrera. Los ojos se le veían perdidos, y no importaba cuánto maquillaje se pusiera, no podía terminar de disfrazar la pérdida de algo, quizá de inocencia, quizá de la vida que se trataba de convencer que aún tenía.

Se volvió sobre sus pasos, la madera hacía ese incómodo sonido cada vez que daba un paso, pensó que podría arreglarla más tarde para llenar un poco su mente y evitar tener tantos pensamientos sobre tantas cosas.

Se agachó y tomó la corbata entre sus manos, la tela era suave y estaba limpia. Un sentimiento de añoranza le acompañó, el sol de verano y risas fueron brevemente los pensamientos que la ocupaban. 

— ¡Vamos ___! — Sonreía mientras que el Sol le acariciaba la cara. Llevaba una camisa un poco ajustada y pequeña para su cuerpo, la cadera se le empezaba a broncear un poco.— Fuiste tu quien quería una foto grupal, ¿No vendrás ahora a decir que te quieres ir? 

Rodó los ojos con una sonrisa que no pudo ocultar. Se dejó guiar por la mano que tomaba sus dedos con delicadeza. — ¡Cuando les dije que quería una foto grupal, no me refería a pararnos a más de 25 grados con ropa de este tipo! —

— ¿Qué dijiste? ¿Qué quieres estar en bikini? — Una voz se unió a la conversación, todos rieron menos ella, aunque al final una pequeña risa la delató.— Anda ___, ya sabes que aquí somos de mente abierta, al desnudismo dile sí.—

El grupo se volvió a partir a carcajadas, esta vez se rio con fuerza, fue ese tipo de risa que te hace doler el abdomen, pero que disfrutas tanto que se te olvida el dolor.

— Cuidado que los acuso eh, que ninguno de ustedes puede darle un golpe al tipazo que tengo que tengo aquí.—

— ¿No que los hermanos estaban para hacerle bullying a los hermanos menores?— El aludido se rió un poco y volteó hacia ___, la miró con ojos amables para luego despeinarla un poco. Ella solo lo empujó y se alejó para peinarse y no sufrir otro accidente con su cabello.—

— Eh, los hermanos estamos para jodernos entre nosotros.— 

Todos se quejaron y abuchearon mientras él solo sonreía cómplice, ese tipo de complicidad que solo ellos dos conocían luego de tantas vidas juntos.

Para él, ella lo era todo, y estaba segura que siempre iba a ser así.

Guardó la corbata en un cajón y se retiró. En el televisor se comentaban las noticias del día, obviamente estaba la más importante 

⟲ 𝙛 𝙤 𝙧 𝙜 𝙚 𝙩 ⟳ 𝕜𝕒𝕣𝕞𝕒𝕝𝕒𝕟𝕕 𝕪 𝕥𝕦Where stories live. Discover now