𝚡𝚡𝚟ᎥᎥ. 𝚌 𝚊 𝚙 𝚒 𝚝 𝚞 𝚕 𝚘

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El suave pasto chocaba contra mis desnudos pies. El Sol se alzaba en el cielo, dejando que sus rayos nos dieran su calor. Miré hacia atrás; él hablaba con alguien, sus manos se movían de vez en cuando, haciendo gestos que identificaban lo que quería, o por lo menos lo intentaban. Tomé aire y lo exhale lentamente. Arremangué mi abrigo, dejé a la vista aquellos golpes, se habían tornado de una tonalidad oscura, y parecían esparcirse por todo mi brazo. Volví mi vista hacia adelante, me senté y acaricie el pasto entre mis dedos. Cerré los ojos, tenía muchas ganas de dormir.

Estaba muy cansada.

[...]

La joven se removió en su cama, estaba despierta, pero se aferraba al deseo de seguir durmiendo. Se tapó con la sábana, abrió levemente los ojos, lo único que veía era la plena oscuridad del lugar; relamió sus labios, estaban secos, de inmediato sintió sed. Se paró de mala gana, caminó envuelta en la sabana, por unos segundos el pensamiento de parecerse a una virgen paso por su cabeza. Se tambaleó un poco, pues el sueño le ganaba; cuando llegó a la cocina se sirvió un vaso con agua, miró por un momento las tazas, reposaban bocabajo sobre el paño.

Luego de hacer lo que siempre hacía con las tazas se sentó en la mesa, vio por unos minutos como el vapor del líquido empezaba a brotar. Miró su taza, la agarraba por la manilla, sus dedos repasaban de arriba a abajo la cerámica, su vista parecía ida, su cuerpo se encontraba ahí, pero su mente se encontraba en el pasado.

- Eres un hijo de puta ¿sabes?- Susurró aun viendo la taza.- Eres tan egoísta, tan avaricioso, tan...- Dejó las palabras en el aire. Agarró con más fuerza la cerámica caliente, aun así sus manos parecían temblar. Levanto su mirada a la silla, sintió una leve decepción al no encontrar a alguien.-¡¿Porque no puedo?!...¡Porque no...- De repente lágrimas empezaron a desbordar de sus ojos. Tenía la cara tensa, sus músculos faciales flaqueaban un poco, alternando de un semblante molesto a uno triste. Cerró los ojos con fuerza, posando su índice y pulgar sobre su párpados, tratando de evitar que las gotas de tristeza salieran de sus ojos.

"Sabes que no es así, sigo amándote."

Y en un parpadeo ambas tazas se estamparon contra el suelo. ___ respiraba agitadamente, su pecho subía y bajaba, sus ojos se mostraban asustados, a diferencia de su cuerpo que denotaba enfado. Mantenía su brazo extendido luego de hablar golpeado las tazas.- N-No, no es así...no es...así...- Se puso en cuclillas y tapó su cara con las manos, sentía como si corazón dolía, sentía como su cuerpo pedía a gritos volver a dormir. Varias gotas mojaron el suelo, haciendo una pequeña marca oscura, sollozaba en silencio, sabiendo que no había nadie a quien ocultar ese lamento. Posó sus manos en el piso, se impulsó hacia arriba y observó en silencio el lugar; sus ojos estaban rojizos igual que su nariz. Se secó las lágrimas con la manga de la camisa, se quedó mirando la habitación. Parpadeó un par de veces y se volvió a su cuarto, se lanzó sin cuidado alguno a la cama y quedó dormida de inmediato.

Percibió un leve sonido desde la cocina, pero lo dejó pasar. Estaba demasiado cansada para preocuparse por eso.

[...]

Entró en silencio al lugar. Luego de haber estado unos minutos infiltrándose en la seguridad de la casa, logró abrir la puerta. Bajó con cuidado los escalones, aun así algunos rechinaban; abrió las puertas y se encontró con una cocina. Caminó lentamente hasta que su pie pisó los trozos de algo roto, miró hacia el pasillo, parecía que nadie venía o lo había notado. Rodeó las tazas rotas en el suelo y siguió caminando, pasó su dedo por la mesa, notando lo limpia que estaba si no fuera por aquel café derramado. Tomó fotos y anotó lo que le causaba curiosidad; una sonrisa apareció en su rostro. Caminó por el pasillo, abriendo y cerrando las puertas luego de ver que ocultaban. Casi dándose por rendido, con una mirada aburrida y despreocupada entró al cuarto de ___. Sus ojos se abrieron, una sonrisa socarrona apareció en sus labios, aun así era tapada por las prendas que usaba. Entró en puntillas, evitó pisar algunas de las cosas que estaban en el suelo; cuando estuvo al lado de la cama observó como si de un objeto precioso se tratara, inclinó su cabeza hacia los lados, tenía una mirada brillante, sin embargo, era un brillo oscuro. Posó sus dedos a unos centímetros del cuerpo de la contraria, parecía dibujarla de cabeza a pies. Sacó una libreta y escribió algo corto, pues no tardó mucho en hacerlo. Suspiró lentamente, parecía debatirse entre quedarse o irse, sus ojos aún se encontraban fijos en el cuerpo de la chica; negó sutilmente y volvió a la puerta, la miró por última vez y se fue de la habitación.

⟲ 𝙛 𝙤 𝙧 𝙜 𝙚 𝙩 ⟳ 𝕜𝕒𝕣𝕞𝕒𝕝𝕒𝕟𝕕 𝕪 𝕥𝕦Donde viven las historias. Descúbrelo ahora