XXXVIII

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Pasamos el fin de semana en la casa de mis abuelos en Seúl. Viven en una casa pequeña en un barrio e clase media-alta, donde todos contratan jardineros para que les corten el césped. Suena bien, pero también es aburrido, y no pasa mucho tiempo antes de me sienta a la deriva, inquieta. Como si mi vida estuviera yendo hacia atrás en vez de hacia delante.

Como si hubiéramos estando peleando una guerra hubiéramos perdido.

La abuela Nancy nos alimenta constante, y eso parece ayudar a mamá. No se está viniendo abajo como temía, pero llora mucho, y eso me hace llorar a . Y las conversaciones en inglés entre ella y el abuelo Sam me hacen sentir inútil.

Todo es un caos. No tengo casa. Nuestra familia está destrozada. Mi futuro entero está en el aire. Y extraño desesperadamente a Jungkook. Aunque llegó sano y salvo del Cerro del Cóndor, y nos enviamos mensajes todo el tiempo y hablamos por teléfono cuando puedo tomarme un rato para mí, no es lo mismo.

Lo extraño como nunca antes.

Extraño su voz profunda y su sentido del humor retorcido. Extraño su rostro y la sensación de seguridad que tengo cuando está cerca. Extraño sus brazos, y la excitación que me provocan sus dedos acariciándome la la espalda. Lo extraño tato que me siento físicamente enferma.

No quiero más comida o siestas o ver películas. Quiero irme a casa y ver a Jungkook. Pero ya no sé cuál es mi casa. Pienso en el año en el que Jungkook y yo nos la pasamos evitándonos, y el desperdicio de tiempo que fue eso. No sabíamos la suerte que teníamos de vivir tan cerca. Ambos fuimos tontos. Me encantaría poder borrar el año entero y empezar de nuevo. Hacer no que no reserve la habitación de hotel. Evitar que papá sea infiel y arruine el negocio y nos endeude, porque la abuela Nancy dice que él es la razón por la que mamá tuvo problemas con el banco ante de que me fura de campamento. Se gastó todos los ahorros de mis padres y se endeudo por su aventuras. Viajes. Hoteles. Restaurantes costosos. Regalos. Se estaba dando la buena vida mientras mamá se esforzaba por mantener el negocio a flote.

Mis abuelos dicen que lo van a demandar por todo el dinero que le dieron para invertir en el negocio. La abuela Nancy está segura de que el juez le dará la custodia a mamá si papá pelea. Lo bueno es que no peleará, aunque sea triste que no lo haga. No sé cómo sentirme respecto a él, y estoy cansada de eso y de que mi vida esté en un limbo. Algo tiene que cambiar.

Y el martes por la mañana, sucede.

Todo cambia.

Me siento inquieta y un poco deprimida, y observo a Batman que está tirado sin reaccionar en una cama para perros que le queda pequeña, mientras los enérgicos perros de la abuela Nancy tratan sin éxito de hacer que juegue con ellos. Mamá aparece en el descanso de la puerta, y me imagino que es para revisar mi urticaria, porque me ha estado vigilando como si fuera un medico.

Pero no le interesan mis alergias. Tiene expresión rara en el rostro. Es una especie de felicidad, pero con enojo. Enojada feliz. Enojaliz.

-Recoge tus cosas -me dice-. Nos vamos a casa.

-¿A lo de papá?

-Tu papá se ha ido a vivir con una de sus amantes a San Francisco. Tú y yo nos vamos a casa, cambiaremos las cerraduras, y pienso arreglármelas para hacer que el centro funcione sin él.

Suena demasiado bueno para ser verdad.

-¿Puedes hacerlo?

-Chaeyeong, puedo hacer lo que quiera, demonios -y suena inesperadamente segura de sí misma y positiva-. Y lo que quiero es volver a Incheon y ser la mejor acupunturista al noreste del país y criar a mi hija, la futura astrofísica. Así que eso es lo que haré, maldición.

Estrellas  |  J.J.KWhere stories live. Discover now