1: Alerta roja

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El hospital estaba hasta arriba. En cuanto entró por la puerta Eloy, su compañero de trabajo, le cogió del brazo y le llevó a la zona de Urgencias. Antes de que se diese cuenta, Inna estaba en una de las salas del quirófano.

—Viktor Volkov, comisario. Herida de bala en el hombro derecho, retirar inmediatamente.

La chica asintió, decidida. No necesitaba mucha más información.

Ya que el paciente ya estaba bajo anestesia local, Inna comenzó con la limpieza de su hombro, hizo una incisión y comenzó a hacer todo lo posible para sacar esa bala. Ella, a sus 26 años, ya había hecho muchas operaciones y es que, a pesar de su corta edad, Inna era extremadamente buena en su trabajo. Tenía un pulso muy estable, trabajaba bien bajo presión y le encantaba su trabajo. Es por eso por lo que en cuanto salió de la Escuela de Medicina consiguió un trabajo como doctora en el Hospital Central de Los Santos.

—¿Se puede saber qué ha pasado?—le preguntó la chica a su compañero Eloy, que se encontraba apuntando información.

—Ha habido un atentado en la comisaría. Al principio se creía que era una huelga de estas que llevan haciéndose unas semanas, pero me da a mí que hay algo más.

—Esto no es normal, Eloy.

Justo cuando el chico iba a responder, la puerta de la habitación se abrió de golpe. Un hombre alto con un uniforme de policía lleno de sangre entró en la sala.

—Necesito a Volkov fuera. Ya.—Inna pudo reconocer esa voz al instante: Jack Conway, más conocido como el Superintendente; una de las figuras más influyentes e intimidantes de la ciudad. Estaba sudoroso y lleno de heridas—algunas sangrando—, aunque no parecía darse cuenta.

—Disculpe caballero, no puede estar aquí.—comenzó diciendo Inna, nerviosa. Le llega a pillar cinco minutos antes y del susto seguro que habría arruinado la operación.

—Me la suda. ¿Ha acabado la operación?

Inna tenía ganas de echarle de un empujón pero claro, al estar trabajando no podía dejarse llevar por su rabia, así que, como ya había hecho miles de veces, respiró hondo y respondió:

—Sí, pero...—Fue interrumpida por el Superintendente, que se acercó a su comisario, el cual estaba todavía bajo anestesia local.

—Eh, tenemos que irnos.—El tono brusco que usó sorprendió a la muchacha.

—¿No ve que está bajo anestesia y acaba de salir de una operación? Es muy peligroso que se vaya ahora.

—¿¡No ves que esto es una alerta roja y necesito a toda la puta malla!?—Inna dio un sobresalto. Notó como Eloy, que había estado todo ese momento en completo silencio, se levantaba de su asiento.

—¡Su puto comisario está bajo anestesia local y no puede moverse! ¡Y usted no puede entrar en mitad de una operación como si nada, me da igual que sea el puto Superintendente, en este hospital mando yo! ¿Entiende?

La puerta de la sala se volvió a abrir, y por ella entró un policía con barba. Le agarró el hombro al Superintendente.

Éste se encontraba fulminando con la mirada a Inna. Estaba sorprendido que una mujer le respondiese de aquella manera, con tanto desafío.

Opia (Jack Conway) ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora