40: Plenitud

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Un año después.

Camino lentamente por los pasillos del hospital, sintiendo esa leve molestia en el pie que tanto tiempo lleva acompañándome. Ya estoy acostumbrada, aunque sigue sin gustarme a qué me recuerda.

Me dirijo hacia la entrada del edificio y me encuentro con Eloy, quien me mira con los ojos brillantes y una mochila en la mano.

—Estás más moreno—le digo, y mi mano pasa por su pelo—, Y me gusta ese corte de pelo.

—Gracias. Estas vacaciones me han venido genial. Deberías haber venido conmigo.

—Ya sabes que no era lo adecuado. Después de tantos meses de descanso tengo que ponerme las pilas. La próxima vez será.

—Te lo tendré en cuenta.—me dice, y nos reímos.

En silencio salimos del hospital y vamos hacia su pequeño vehículo, en donde nos espera Sarah. Me da un pequeño beso en la mejilla y me tiende un ramo de lirios. Eloy arranca el coche y vamos rumbo al cementerio. Hoy hace un año de la muerte de Jane; un año de la primera vez que nos secuestraron y un año de cuando comenzó la peor etapa de mi vida.

¿Debería estar triste? Supongo que sí; pero no puedo evitar sentirme tranquila, porque sé que todo eso ha terminado.

Cuando Conway despertó y a las pocas semanas le dieron el alta, rápidamente volvió a trabajar. Yo en cambio decidí tomarme un par de meses de descanso. La realidad me golpeó dolorosamente y tuve que volver al psicólogo, lo cual sorprendentemente me sentó de maravilla. Aunque me costó un tiempo asimilar todo lo que había pasado.

Decidimos dejar los rencores atrás y respetar la memoria de Sam. A Conway eso no le gustó, pero no me importó demasiado. Creo que, de alguna manera, eso me ayuda a sentirme mejor conmigo misma y el hecho de haber sido yo quien acabó con su vida.

Hace casi dos semanas volví al trabajo y de nuevo intercalé mi vida laboral entre la policía y el hospital. Aunque sin duda el lugar en el que más me gusta estar es en comisaría, donde están todos mis amigos. Sarah incluida.

Bueno, el único amigo al que apenas veo es a Freddy. Siempre anda muy ocupado con asuntos del CNI, pero por fin nos intercambiamos los números y cada cierto tiempo nos vemos. A Michelle, por otro lado, llevo sin verla mucho más tiempo. Tampoco es que me importe, nunca tuvimos demasiada relación.

Poco tiempo después de acabar aquella horrible pesadilla, el CNP tuvo que afrontar varias denuncias y pasar por muchos trámites que nadie quería gestionar. Sin embargo, Sarah se ofreció voluntaria y se encargó de arreglar todo el papeleo en un momento. Eso a Conway le gustó y decidió contratarla como secretaria. Ella está muy satisfecha pues, como bien me dijo, "puede verme en todo momento y protegerme". Realmente la que la protege soy yo, pero nunca le digo nada al respecto.

Greco también está bien. Invitó a Sarah a vivir con él en su apartamento y llevan poco más de medio año viviendo juntos. Por otro lado, Jack y yo nos vemos casi todos los días. No vivimos juntos como tal, pero es como si lo fuera. Nos hemos acostumbrado a la presencia del otro, aunque tampoco le hemos puesto nombre a nuestra relación. No queremos agobiarnos.

Llegamos al cementerio y caminamos con lentitud, admirando el paisaje. Pronto va a llegar la primavera, y se nota.

Primero nos encontramos las tumbas de los policías caídos y, como siempre, les tendemos un ramo a ellos también. Miro el epitafio de Leónidas con nostalgia y recuerdo todo lo que vivimos juntos como si hubiera sucedido ayer. ¿Dónde estará ahora? Nunca he pensado en qué habrá después de la muerte, pero desde que él murió no dejo de pensarlo. Espero que esté bien.

Opia (Jack Conway) ✔Where stories live. Discover now