Encontrada.

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17

No hubo necesidad de comprobarlo. El cabello castaño claro de Dian me hizo reconocerla aunque este estuviera cubriendo todo su rostro. Su traje tenía varias rasgaduras y la piel que se veía, se veía llena de tierra y sucia.

― ¡Es ella! ¡Es Dian! ―grité.

No sabía si estaba feliz o estaba asustado como la mierda. No la veía moverse.

― No s-se mueve ―comentó Dohran.

― ¡Me importa una mierda! ¡Saca la soga!

Dohran se descolgó la mochila de la espalda y comenzó a buscar en ella con las manos temblando. Entonces la escuché toser débilmente otra vez.

― T-tosió ―dijo Dohran nervioso.

― ¡Ya sé! ¡Apresúrate, Eryx! Hay que sacarla de ahí.

― ¿Dónde ataremos la soga? ¿No pensarás detenerla tú solo o sí?

― Si es necesario, lo haré ―comenté con la mayor paciencia posible.

― Allá ―señaló detrás de mí. Giré y pude ver un cactus parecido al que usamos cómo “sombra” cuando comimos. ― Amárralo a la parte más gruesa del tronco.

Tomé la soga y corrí hacia la planta. Estaba a unos 3 metros de nosotros, pero nuestra cuerda era muchísimo más extensa y al llegar a la orilla del desnivel, ésta cayó perfectamente hasta el suelo, a un lado de Dian.

― Bien ―dije con prisa. ― Esto es lo que haremos: bajaré por la soga y la ataré a ella. Es obvio que no tiene la fuerza para sostenerse ella misma. Tú tendrás que jalar la soga hasta sacarla.

― No creo que funcione ―comentó.

― ¿Qué?

― No soy tan fuerte como tú, Niall. Será mejor que tú te quedes aquí a jalar la cuerda y yo bajo por ella. Piénsalo… Es lo mejor.

Asentí. ― Bien. Tienes razón. ¿Sabes escalar la soga? Para que puedas salir, ¿o quieres que te saque también?

― No ―dijo negando con la cabeza―. Sé hacerlo. Sólo arrójala en cuanto ella esté arriba.

Dicho esto, fui a asegurar el nudo de la soga en el cactus para que esta no falle y Dohran se mate al bajar.

Con cuidado, el castaño comenzó a bajar por la soga usando piernas y manos, hasta estar en el suelo.

― ¡Ya está! ―me gritó.

― ¡Checa primero sus signos vitales! ―exclamé.

Pude ver desde arriba cómo él giró a Dian, dejando su rostro a mi vista. Ella tenía los ojos cerrados y todo su rostro estaba lleno de tierra, tenía algunas heridas pequeñas pero aún así me partió el corazón verla así.

Dohran colocó dos dedos debajo de su nariz. ― ¡Respira! ―sonreí.

― ¡Toma su pulso! ―grité.

Él colocó sus dedos en el cuello, por debajo de su oreja y esperó por un minuto. ― ¡Tiene el pulso bajo y está ardiendo en fiebre!

― ¡Apresúrate a subirla, entonces! ―grité.

Él asintió y pude ver cómo tomó la soga para rodear la cintura de Dian con ella. Tomó el resto de esta y formo una “x” en su pecho para ajustar otro nuevo nudo. Asi no le lastimaría las costillas o su piel.

― C-creo que ya está lista ―lo escuché.

― Asegúrate de que los nudos estén bien sujetos ―le pedí.

Restore. | Niall Horan.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora