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Sofia

—Yo también te amo, Chloe, pero...

—Lo sé, tenemos que hablar, sólo quería que lo supieras. —Susurró Chlo.

Después tomó las pastillas y las echo en su boca. Según la receta que nos había dado la doctora debía tomar 4 pastillas y dejarlas bajo su lengua durante media hora y repetir el proceso dos veces más.

Ambas nos recostamos al lado de la otra, una que otra ocasión Chloe emitía un leve gemido de dolor, probablemente eran "los cólicos" de los que la doctora nos habló. Lo único que podía hacer era sostenerla en mis brazos y abrazarla con delicadeza mientras recargaba mi rostro en su espalda.

—¿Chlo? —Susurré cerca de su rostro. Ella giró su rostro unos centímetros hacia mí. Mi mirada se dirigió de inmediato a sus labios. Mi única reacción y la más obvia fue chocar mis labios con los suyos. Aunque no la bese tan profundo como acostumbraba hacerlo, este ligero roce de nuestros labios fue mucho mejor que cualquier otro. Nos separamos después de unos segundos y nos sonreímos con timidez.

—¿Qué? —Preguntó Chlo de manera juguetona.

—¿Quieres que pidamos algo de comer? —Antes de que Chloe pudiera responder, mi teléfono sonó, lo saqué de mi bolsillo izquierdo. Era Booboo.

—¿Está todo bien? —Asentí en su dirección y le mostré la pantalla.

—Boo dice que Thomas está a salvo en su casa. —Ella suspiró aliviada después de que leyó el mensaje.

—Me tenía bastante preocupada, si debo ser honesta.

Chloe reposó su rostro en mi hombro y comencé a acariciarla con delicadeza.

—Me tocas como si me fuera a romper. —Susurró entre risas. —Antes no solías hacerlo así. —Bromeó.

Esta vez, pude sentir un repentino calor, pero no era el común que sentía cuando estaba con Chlo en esta situación y con ella diciendo cosas como esas. Era como si me hubiera...

—Sofia Daccarett, ¿te sonrojaste?

—Yo... No, es que yo... —Por primera vez en mucho tiempo estaba tartamudeando y estaba sonrojada. —¿Por qué mejor no solo pido la comida?

Me levanté tan rápido como pude e intenté fingir que toda mi atención estaba en mi teléfono y el pedido de comida. No tenía que preguntarle a Chlo lo que quería comer, por que simplemente lo sabía. Aunque era delgada era como una aspiradora para la comida, pero me pregunté si el tiempo que pasó con Hailee o Thomas sus gustos habrían cambiado algo.

—¿Quieres algo en especial? —Pregunté mirando sobre mi hombro.

—Uhm... ¿Pizza o una hamburguesa?

—¿Te refieres a una pizza y una hamburguesa? —Dije enfatizando la Y. Eso le causo gracia.

—Y unas papas fritas.

Sonreí en su dirección. Después de pedir nuestra comida me recosté de nuevo a su lado mientras escogíamos una película. Un rato después Chloe se había acurrucado a mi lado y parecía que estaba por quedarse dormida. Durante ese instante aproveche para enviar un mensaje a Paulina y decirle que me quedaría con Chlo esta noche.

—Sof... —Nuestras miradas se conectaron, podía sentir su mirada en cada rincón de mi cuerpo. Chlo se alejó un poco de mí. —Aún necesitamos hablar... No podemos actuar así sí tenemos asuntos sin resolver.

—Lo sé... —Respondí unos segundos antes de que los golpes en la puerta llamaran nuestra atención. —La comida está aquí. —Susurré.

—Perfecto, muero de hambre.

>>>>

El insistente sonido de un claxon afuera hizo que me despertará sobresaltada, y a la par a Chloe. Miré a mi alrededor, la caja de pizza aún estaba frente a nosotras, junto con dos grandes vasos de soda. Chloe y yo nos miramos, aún sobresaltadas. Miré mi teléfono, lo que hizo que me levantara lo más rápido que pude, faltaban 20 minutos para las 6 am.

—Debo irme. —Dije mientras me ponía los zapatos y la chaqueta. —Vendré en un rato a ayudarte a limpiar, pero mi madre me debe ver bajar las escaleras en unos cuarenta minutos...

—Hoy no iré a la escuela. —Asentí en su dirección y me despedí con un rápido gesto.

Salí corriendo a la calle y justo frente a la casa de Chlo, se encontraba un Booboo bastante molesto.

—¡He estado llamándote desde hace media hora! ¡He golpeado la puerta! ¡Tocado el timbre!

—Lo siento... —Murmuré mientras subí al asiento del copiloto. Booboo condujo lo más rápido que pudo para llegar a casa. Quizá realizo un viaje de veinte minutos en uno de quince.

—¿Cómo te irás a casa? —Pregunté durante el trayecto. Booboo no vivía tan alejado de mí, pero aún así eran muchos kilómetros para caminar.

—Pediré un uber. —Respondió mientras mantenía su mirada fija en el camino.

—Yo lo pagaré.

—No es necesario.

—Mira lo que estás haciendo por mí.

—Para eso son los amigos. —Sonrió en mi dirección.

Estacionamos mi auto en la entrada, pero justo en ese momento vi el auto de mi madre dando vuelta en la esquina. Tomé a Booboo de la mano y nos escondimos en los arbustos del vecino. Saqué mi celular y llamé a Sarah.

—¿Qué quieres? Es demasiado temprano. —Gruño molesta al otro lado de la línea.

—Necesito que abras la ventana. —Susurré justo cuando el auto de mamá pasaba frente a nosotros.

—¿Qué?

—Sólo hazlo. —Colgué la llamada y me asomé para ver a mi madre entrando a casa. Miré hacia el segundo piso, y noté como la ventana de mi habitación se abría.

—¿Qué harás? —Preguntó Booboo.

—Mides casi dos metros, me vas a ayudar a subir a esa ventana. —Antes de que pudiera negarse a hacerlo, lo jalé hacia la parte que estaba justo debajo de esta. Afortunadamente no estaba tan alto como esperaba. —¿Listo? —Murmuré. Booboo asintió y formó un escalón con sus manos. Noté que Sarah estaba en la ventana lista para tomarme de la mano. Tomé una honda respiración y brinqué sobre Booboo mientras él me daba un ligero empujón.

Me di un pequeño golpe contra la pared que hizo que sacara todo el aire de mis pulmones. Sarah alcanzo a tomarme de la mano para comenzar a jalarme con todas sus fuerzas. La mitad de mi cuerpo ya estaba en mi habitación.

—¿Estás bien? —Preguntó Sarah cuando me deje con lentitud en el piso. Señale hacia la ventana y ella se asomó. —Booboo se fue.

Asentí, me levanté con dificultad para caminar hacia mi cama y dejarme caer con pesadez mientras me quitaba los zapatos y la chaqueta. No iba a dormir, pero solo quería recostarme un rato y recuperar el aire.

—¿Cómo está Dove?

—Considerando la situación, está bien...

Unos segundos después, Sarah y yo escuchamos los pasos de mamá subir por las escaleras. Como un relámpago, Sarah volvió a su cama y yo me metí entre las cobijas para que no notara la ropa. Ella abrió la puerta y se aseguró de que aun siguiéramos dormidas, entró a la habitación y escuché el clic de la ventana. Después la puerta cerrándose. Comencé a abrir los ojos con precaución. Mamá se había ido y pude respirar con tranquilidad.

Hesitate |Getaway Car #2|Where stories live. Discover now