♕ 29: Hogar. ♕

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Sky y Chris son mis patrones. Los amo.







—Entonces nunca has viajado a Nivhas.

—Claro que no, nunca pondría un pie en las tierras de las brujas, me dan escalofríos —murmuró la princesa mientras caminaban entre las calles soleadas de la ciudad. Christopher se le quedó viendo con las cejas alzadas—. ¿Qué? No estarás a punto de contradecirme ¿verdad?

—Hay mucho más en Nivhas que solo brujas —exclamó el rubio, dirigiéndose con cuidado entre el camino de piedras por el que pasaban, aún no se acostumbraba a las calles del sur.

—Seguramente si, no lo niego. Pero no hay nada en ese continente que pueda llamarme la atención.

Chris se quedó en silencio durante unos segundos, analizando las palabras de Skyler. Habían pasado un par de meses desde aquel encuentro penoso con Kargem y su familia en los pasillos del castillo, él se había mantenido a un lado de la princesa a pesar de haberse reprimido al inicio. Pero cuando pasaba el tiempo a solas, en ese castillo tan grande..., a veces solo sentía la inquietante necesidad de ponerse de pie y caminar.

Lo hacía, se paseaba por el Krestum bajo la atenta mirada de algunos guardias custodiando la gran fortaleza, salía a los jardines y se perdía entre flores, a veces rondaba por las bibliotecas y conseguía distraerse con un título durante varios minutos, pero extrañamente, la misma sensación que lo había movilizado en primer lugar, no se acallaba en ningún momento. Por lo que Christopher se levantaba de nuevo y seguía siempre el mismo camino. No importaba cuánto tratara de ignorarlo, como si se obligaba a si mismo a interesarse por otras cosas, a salir de la fortaleza para explorar..., él siempre terminaba encontrándola.

No siempre en un mismo lugar, no siempre con el mismo semblante, pero no era como si de pronto fuera un experto entre cada camino y escalera que guiaba el castillo, pero se descubrió a sí mismo siguiendo el camino, tirando de ese lazo invisible que lo guiaba hasta ella; entonces llegaría hasta Skyler para llamarla en un perfecto silencio y verla alzar la mirada de lo que fuera que estuviera ocupada haciendo.

Siempre con ese brillo indescifrable en sus ojos.

A veces se sentía un poco ridículo, esperando no estar interrumpiendo nada, enrojeciendo por la vergüenza y la duda, pero como siempre, ella contestaría a su llamado y ahí estaría la respuesta a una pregunta que nunca fue murmurada: "ven" por lo que él terminaría dando el primer paso hasta que la distancia entre ambos se extinguiera y ella le muestre qué está haciendo ahora, qué lee, qué hace, qué está pasando por su cabeza y aunque él nunca lo admita frente a ella... Chris siempre estará aliviado de haber vuelto a Skyler.

Y ella lo sabía, sabía lo mucho que le costaba estar lejos. No supo en qué momento ella comenzó a saberlo, pero ahora parece que es algo de lo que se regocija en cada mirada que le dedica, así que él solo aparta la mirada mientras ella sonríe en silencio.

Descubre algo así cada día, algo nuevo sobre ella.

Así han sido los últimos dos meses. Él comienza a conocerla en cada ámbito, a reconocer el murmullo de sus pasos cuando se acerca, la esencia que despega de ella cuando la brisa alborota su cabello, cuando sus ojos brillan porque alguna de sus emociones está creando un incendio en su interior. Reconoce el tono de su voz, el sarcasmo tiñendo sus palabras, los párpados cayendo flojamente sobre esos ojos oliva o ese ceño fruncido que aunque parecía una constante en su bello rostro, puede notar lo mucho que se ha reducido desde que la conoce.

La ve, en todas sus facetas y solo la encuentra cada vez más fascinante.

Le gustan sus comentarios burlones, cuando le golpea el costado con su codo o cuando camina un poco más cerca de él a cada semana. Le gusta verla entrenar, fuerte, decidida, imparable, y a veces se aterra de lo letal que puede ser incluso cuando practica con ese alfa que le saca una cabeza de altura. Le maravilla verla interactuar con ese terrorífico dragón naranja que tiene, como éste parece bufarle a Chris cada que ella se acerca, cada que el dragón parece sonreír cuando ella sugiere montarlo con Chris. (Él siempre se niega, tiene la ligera sospecha de que va a tirarlo desde lo alto y aún no quiere morir.) Le alegra su risa, cuando encuentra algo lo suficientemente cruel y retorcido para alertar su particular sentido del humor. Le encanta el cabello levemente ondulado que le raspa los hombros delicados, las pecas en su piel, la forma en que se mueve casi sigilosamente pero que da fuertes saludos a los guardias de repente para asustarlos.

Drakhae [l.s]Where stories live. Discover now