59.5: Moriría por vos

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POV Natalia

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El agudo dolor que me atravesaba toda la sien fue lo que me despertó. Apreté los ojos antes de siquiera pensar en abrirlos. Mis pensamientos fueron volviendo poco a poco junto con las punzadas que tenían su origen en mi nuca.

Joan...

Al fin abrí los ojos de par en par, con el corazón en alerta y las pulsaciones a mil, respirando en agitación. Lo recordé todo, y ahora solo faltaba ubicarme de nuevo, no había ni un minuto que perder. Joder, joder, joder...

"María... ¿María me escuchas?"

Intenté contactar con ella por la telepatía de antes pero no hubo respuesta. Empecé a preocuparme más aún, y fue entonces cuando observé a mi alrededor. Estaba en la misma sala de antes, en... Dentro de uno de los cilindros que vi cuando entré, estaba donde antes tenían a Joan. Pero ahora estaba sola, con las manos y los pies atados, rodeada de cristal templado... y él no estaba allí. La cabeza empezó a darme vueltas. No podía contactar con Alba y los demás. ¿Les habría pasado algo...? Joder, la he cagado hasta el fondo...

Un carraspeo me asustó y me hizo saber que no estaba sola en aquella sala. Mi cuerpo comenzó a temblar de forma involuntaria. Por el rabillo de mi ojo derecho vi que una figura hasta entonces oculta en la esquina a oscuras se levantó y, con pasos lentos que resonaban en las placas del suelo, se quedó frente a mí. Una mujer de mediana estatura, vestida con traje negro y tacones... Y con una mirada de ojos castaños que transmitían la frialdad más fuerte que había sentido nunca. La sonrisa que esbozó al ver lo confundida que me encontraba no alivió mis miedos, más bien los aumentó. Pulsó un botón y el cristal que me rodeaba bajó hasta la junta del suelo.

Como si fuera un acto reflejó traté de moverme, pero fui incapaz. Me habían inmovilizado casi totalmente.

—Tranquila Natalia... Este equipo ha costado millones, sería un problema que por una pataleta lo dañases—se acercó un poco más y mantuvo el tono suave que había puesto—. ¿Qué tal estás? Soy Merche.

—Tú... Eres la que ha estado presionando a Noe, te vi...—el miedo cedió el paso a la rabia que tenía acumulada. Alcé la voz—. ¿¡Qué le habéis hecho a Joan y a dónde os lo habéis llevado, cabrones!?

—Por favor, qué modales—me tomó la cara apretando con sus dedos. Estaba disfrutando viéndome así—. No te pareces en nada a tus padres... Y es una lástima, nos hubiera facilitado mucho las cosas.

—Vete a la puta mierda.

—En fin...—soltó mis mejillas y se dirigió hacia un panel inmenso que había en la sala, y que parecía ser el sistema que controlaba toda la maquinaria—. Voy a ser buena contigo—dijo mientras escribía algo en el teclado­—. Tu amiguito no está mal si es lo que te preocupa, no nos conviene perderlo. Al fin y al cabo—se giró un poco para mirarme de reojo—, es una fuente muy valiosa para nuestro proyecto.

Aquello no me tranquilizaba en absoluto. Estaba frustrada. Tenía ganas de liberarme y reventarlo todo. Mi poder no servía en esta situación, tan solo lo podría utilizar para ganar un poco de tiempo y ¿hacer qué? Las sujeciones de mis manos y pies estaban hechas de metal reforzado. Noté esa sensación tan desagradable llamada fracaso, y cómo mis ojos se aguaban con impotencia.

Heroes Of Our Time // AlbaliaWhere stories live. Discover now