58: Joan

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Natalia POV.

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No podía estar pasando.

¿Por qué todo le ocurría a quien más merecía estar tranquilo?

Vimos a un par de policías salir de los despachos y dirigirse a la entrada de la academia. Fuera del edificio estábamos los 17 esperando a que nos dijesen algo, cualquier cosa. Lo único que hicieron fue un amago con la mano para que nos apartásemos y dejásemos el camino libre para que saliese el coche de la patrulla.

El panorama era surrealista. Joan desaparecido desde el día anterior, sus padres Sebas y Manuel destrozados por no saber absolutamente nada de él, nosotros preocupados a más no poder. Alba cuando nos lo dijeron lloró, y Miki... Miki no paraba de echarse la culpa. Porque sucedió en algún momento en el camino desde donde dejaron a Joan sus padres, hasta el punto de encuentro que propuso para quedar e ir a la exposición. Apenas 10 minutos de camino había. Y en ese tramo de tiempo, nuestro mundo cambió por completo.

—Le han dicho a Noe que seguirán buscando, por el perímetro...—explicó Damion con la voz apagada—Pero que no pueden hacer mucho más, que seguramente se haya desorientado, y que volverá a aparecer...

—¿Lo único que van a hacer al respecto es poner a buscar a un par de patrullas? ¿Como quien da vueltas por la ciudad con el coche?—se quejó indignada Noelia—Están de broma...

—Estamos hablando de la policía, siempre se lo toman todo como si importase una mierda—espeté. Me tenían harta, y no solo por esto—Joder...

—Nat...—Alba pegó un pellizco en mi chaqueta para llamar mi atención. La miré a los ojos. Los tenía enrojecidos y cansados por haber llorado hace una escasa hora. Hizo que me agachase para susurrarme al oído—En la puerta se ha quedado uno de los policías... No digas esas cosas tan alto, por...

—Me la suda que se entere Albi—aunque por no meternos en problemas, era mejor callarse. Puta policía. Observé a Miki, y el me respondió la mirada. Estábamos pensando lo mismo—. Pero tienes razón, entremos...en los dormitorios. 

Le di la mano a Alba para que me siguiese hasta ellos, y Miki avisó a los demás. Viendo que las supuestas "fuerzas del orden" poco iban a hacer, teníamos que pensar otra cosa. Nos sentamos todos en el comedor, en un silencio tan vasto como los malos presentimientos que había a nuestro alrededor.

Yo no me senté, comencé a dar idas y venidas por el pasillo que quedaba entre las mesas. Me llevé la mano a la nuca.

—Miki...—murmuré—También lo piensas, ¿verdad?

Asintió, aún con la cara descompuesta por la situación. Echó aire por la nariz como si se vaciase por completo. Pensábamos lo mismo, no cuadraba.

—¿Qué...qué es lo que pensáis?—la pregunta de Amaia dejaba ver que estaba confundida, y era normal, no conocía demasiado a Joan. Pero los demás caerían en ello en unos segundos.

—Según los policías, Joan se puede haber perdido, desorientado—le respondí. Recordé uno de los comentarios de uno de ellos. "Es que a quién se le ocurre dejar a un malito ir solo". Les reventaba la puta cabeza—. Que no creen que haya sido nada grave.

Heroes Of Our Time // AlbaliaWhere stories live. Discover now