2: Desgarrador

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Alba P.o.V

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—Cierra los ojos...concéntrate en el blanco...

Las palabras de Mamen dándonos consejos y orientándonos eran calmantes....

Y se agradecía, porque ayer las clases con el famoso Manu fueron geniales...pero el hombre tiene la manía de gritar y alzar mucho la voz. A mí sinceramente, me crispa mucho cuando me hablan muy alto, ¡no lo soporto!

Junté mis piernas un poco más contra mi pecho, abrazándolas con mis manos. Todos estábamos sentados en una de las paredes del pabellón principal, donde teníamos la clase de Control de Poder con Mamen. El horario estaba guay, cada día se daba una cosa distinta.

Elementos y Materias, Control de poder, Uso doméstico del poder, Fortalecimientos, Acción y Defensa. Esas eran las clases especiales, a las que se sumaban las asignaturas ordinarias. Y hoy en la clase de Mamen lo que estábamos haciendo era una especie de evaluación individual inicial.

"Quiero ver qué tal estáis a nivel de control y cómo fluye vuestro poder. Si entendemos el nivel de cada uno, nos será más fácil comenzar. ¿Qué os parece, chicos?"

Nos lo dijo con una suavidad tal que yo solo le pude sonreír de vuelta. ¡Me cae muy, muy bien!

Volví mi atención a Marta, la compañera que estaba en ese momento haciendo la prueba. Había hablado con ella durante la cena de ayer, y me hacía gracia su manera de ver las cosas y lo impulsiva que parecía. Le pregunté por su poder, pero lo único que obtuve de respuesta fue una cara traviesa y un 'vas a flipá cuando lo veas, puah'. Reí al recordarlo.

Soltó aire, con los ojos cerrados tal como dijo la profesora. A 20 metros de ella había puesto una especie de muro de cartón-piedra alargado, con un punto blanco en el centro. Apretó sus puños, agachando su cuerpo. Madre mía, la tensión...

Abrió los ojos de par en par, y pasando sus dedos por el brazo derecho, como si fuesen una cerilla, provocó que saltasen chispas ardientes de su piel.

¡ZAS! De su mano salió una bola de fuego gigantesca que con un manotazo y un gruñido lanzó hacia el muro.

La luz y el calor que desprendía aquello hicieron que de forma involuntaria me llevase las manos a los ojos. Tan solo pude escuchar un gran impacto, seguido de un ruidoso crepitar. Cuando volví a mirar, mi boca se quedó como para servir de buzón.

Por el aire volaban trocitos de cartón chamuscados. ¡La madre que la parió! El muro estaba reventado, quemado, desintegrado. Pero el lado derecho. La bola de fuego no había dado del todo en el centro. Aún así nos había dejado a todos mudos, mientras aplaudíamos.

Todos mudos menos Mamen, que anotaba muy seria en un cuaderno las observaciones. Miré a Marta, quien estaba con una sonrisa de medio lado.

HOSTIA. ¡Que le está saliendo humo de la cabeza, y del cuerpo entero! Ella miró hacia nosotros, y cuando vio nuestras caras empezó a agitar su mano, como si le restase importancia al hecho de que parecía estar hirviendo.

—Vaya puta pasada, chaval...—el murmullo de María hizo que me girase hacia ella, sentada a mi izquierda. Con cara de asombro, se mordía el labio mientras se fijaba en Marta—.

Heroes Of Our Time // AlbaliaWhere stories live. Discover now