Hebreos 1: 26 - 27

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Hebreos 1.
26 Porque si pecamos voluntariamente después de haber recibido el conocimiento de la verdad, ya no queda más sacrificio por los pecados,
27 sino una horrenda expectativa de juicio y fuego ardiente que ha de devorar a los adversarios.

Y así pasaron los meses, se cumplieron 4 de la estadía del indeseado huésped.

Aquellas calles por las cuales pasaba,  ya no eran como antes, se convirtieron en un laberinto sin salida y se perdió. Sus recuerdos aparecieron unos tras otro, añorando lo perdido y lo nunca obtenido, queriendo creer que los podría tocar. Seguía caminando, el sol ni siquiera quería asomarse, el cielo estaba ocultando algo. Cada paso que daba veía ciertas acciones que le hacían saber que el cielo no podía aguantar más.

En cuestión de segundos, el cielo estaba llorando y sin saber el porque, por más que le preguntó, no me respondió.

Entonces siguió, con la esperanza de que se tranquilizara. Ella seguía intentando llegar al final del laberinto.

En mi camino le preguntó al sol porque se había ocultado, el con una sonrisa que ocultaba tantas cosas, le dijo que:  "todo estaba bien, simplemente estaba descansando".

Al ver el final del laberinto empezó a correr. Al llegar se dio cuenta que en el final se encontraba lo que más añoraba, sin embargo, alguien más ya me había ganado. Una sonrisa se formó en la oscuridad, era él.

Hans había vuelto a usar su ropa característica de príncipe, no tenia la túnica que debería llevar puesta. Al ver a Elsa parada a lo lejos, se acerco velozmente. Llego a su lado y el la abrazo y caminaron como si nada hubiera pasado. 

- Se lo que estas pensando, estas asustada pero no me lo dirás porque es una muestra de debilidad ante mi, ¿me equivoco? - le pregunto sin soltarla.

No conozco tu pasado, ni tú el mío. Pero sé que hay ciertas cosas, pequeños detalles. Que te van a hacer cambiar,  a mí desconfiar. - caminaba nerviosa bajo el brazo del pelirrojo. - Sé que me puedes lastimar...

- Pero también te puedo sanar. - la interrumpió. - Sé que te han herido antes, sabes que te has ilusionado fácil. 

Tal vez es hora de emprender el vuelo, buscar mi cielo, hacer las cosas que solía hacer antes de que llegues, probar frutos que no sean prohibidos, pero aquí estoy esperando a que tu al fin te vayas de aquí. 

- Aunque bueno, no todos los venenos son tan malos, algunos sanan heridas y tú me has sanado el corazón, que nunca estuvo herido ni maltratado simplemente estaba paralizado sin motivos y sin razón. -  la abrazo mas fuerte. 

- Espera... - freno en seco y tomo la mano del pelirrojo, caminaron juntos hasta llegar al despacho del padre. - No voy a hablar con el diablo que hace ver a lo bueno malo y a lo malo bueno. 

- ¿Por que eres tan difícil? Eres un enigma sin resolver, eres todo lo que quiero pero no puedo tener, me tienes tan mal, que en ti no dejo de pensar, pero sé que me ignoras y me arde, me arde saber que realmente no soy lo que quieres en tu vida. - se soltó la mano de ella.

- ¿Creíste que no me iba a dar cuenta? - pregunto mirándolo de arriba abajo. 

Dime al oído una mentira, como que esperas el día para volver a tenerme tan cerca y que de noche no duermes por pensar en mi. Acompañada con el rubor de tu mejilla y si te atreves, también sujeta tus manos simulando nerviosismo. - se acerco a sus labios pero sin tocarlos. 

"El Pecado" Helsa (En Edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora