Ezequiel 18: 20 - 24

233 15 6
                                    

Ezequiel 18.
20. El alma que peque, esa morirá; el hijo no llevará la iniquidad del padre, ni el padre llevará la iniquidad del hijo; la justicia del justo será sobre él, y la maldad del malvado será sobre él.
21. Pero el malvado, si se aparta de todos los pecados que cometió, y guarda todos mis estatutos y hace juicio y justicia, ciertamente vivirá; no morirá.
22. Ninguna de las transgresiones que cometió le será recordada; por la justicia que hizo, vivirá.
23. ¿Acaso quiero yo la muerte del malvado?, dice Jehová el Señor. ¿No vivirá si se aparta de sus caminos?
24. Pero si el justo se aparta de su justicia, y comete iniquidad y actúa conforme a todas las abominaciones que el malvado hizo, ¿vivirá él? Ninguna de las justicias que hizo será recordada; por la infidelidad que cometió y por el pecado que cometió, por ello morirá.

El príncipe no estaba nada contento con lo que estaba viviendo. Las monjas habían hecho que cambie su ropa que usaba habitualmente porque era "inapropiadamente provocadora". Una estupidez. No podía hacer lo que quería, no estaba en su palacio.

- Esto es ridículo.- dijo poniéndose su ropa nueva.

Al salir de su cuarto se percató que no había nadie. Llegaba tarde a la reunión para escuchar el sermón. Suspiró y caminó rápido. Entró sin tocar la puerta del gran salón y llamó la atención de todos los presentes. Su semblante era de enojo. Para desgracia de la más joven de ellas, se sentó al lado de Elsa.

Ella lo miró de disimuladamente. Era muy lindo, sinceramente. Volvió a sus asuntos y escuchó atentamente el discurso. Pero Hans la molestaba incesante con sus murmullos, sus movimientos bruscos y el movimiento de sus piernas. Estaba comportándose como un niño.

- Disculpe, estoy tratando de escuchar. - habló la albina en voz baja. - ¿Puede portarse bien?

- ¿Portarme bien? No tengo 5 años señorita. - él la miró despectivamente. - Esto es muy aburrido para mí.

- ¿Aunque sea puede ser respetuoso conmigo y con las hermanas? - pregunto tratando de permanecer calmada ante tal comportamiento infantil. - Hay personas que realmente quieren prestar su oído a la buena palabra.

- ¿Puedo retirarme entonces? - respondió el pelirrojo.

- Me temo que no.

- Entonces va a tener que soportarme por 3 largas horas. - dijo cruzando su brazo.

- Usted tiene mala fama, señor. - ella volteó a verlo.

- No voy a disculparme por ser quien soy, debe pensar que es egoísta de mi parte y... así es.

- Ya no hablaré más con usted, su majestad. - volteó.

- De rodillas solo se hacen dos cosas, se reza o se peca. - le dijo al oído para molestarla haciéndola enojar.

- Usted es un atrevido. - le dio una cachetada, el ruido hizo que todos se dieran cuenta y pararán con el sermón.

Una de las mayores los sacó a ambos del salón y los llevó a un lugar apartado.

- ¿Qué fue lo que pasó ahí adentro? - preguntó molesta.

"El Pecado" Helsa (En Edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora