15. Es evidente

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A la mañana siguiente, desperté con un fuerte dolor de cabeza y el estómago revuelto. El acohol del día anterior me estaba pasando factura.

Decidí no ir a desayunar y me quedé en mi habitación deshaciendo parte de mi equipaje. Cuando me cansé, salí hacia el salón para ver si alguno de mis compañeros estaba allí. Sí que estaban, y, por su cara, debían encontrarse igual de mal que yo.

Kirishima miraba a un punto fijo. Uraraka estaba tumbada en el sofá, con la cabeza apoyada sobre las piernas de Deku, quien se sujetaba la frente con ambas manos.

Les saludé con un movimiento de cabeza y me senté con ellos, junto a Todoroki, que no dejaba de beber agua.

- Menuda noche, ¿eh? - dijo Deku, con voz muy baja.
- Sí, se nos fue un poco de las manos - susurré.

Todos asintieron. Apoyé mi cabeza sobre el hombro de Todoroki, me costaba mantenerla erguida.

Instantes más tarde apareció Katsuki y caminó hacia nosotros. Le observé durante un instante pero enseguida desvié la mirada, no sabía cómo tratarle después de lo de anoche.

- ¡Eh!¡Se puede saber qué cojones os pasa, inútiles?! - bramó.

Todos nos tapamos los oídos. La cabeza me retumbó y cerré los ojos apretándolos fuerte. A Bakugou también le molestó su propio grito y se llevó las manos a las sienes.

- Joder - murmuró.
- Tío, ¿tú también tienes resaca? - preguntó Kirishima resoplando.
- ¿Qué dices? Estoy perfectamente - respondió Katsuki mucho más bajito que antes.
- Ya, lo que tu digas. Siéntate con nosotros. Suframos todos juntos.

Bakugou suspiró y se sentó en el suelo, delante de mí. Él tampoco me miraba. Estuvimos así durante un rato, cada uno concentrado en que su propia cabeza no explotase.

No dejaba de darle vueltas a lo sucedido en la habitación de Kirishima. Mi mente intentaba justificarlo con la bebida, tratando de autoconvencerse de que aquella situación había sido fruto, simplemente, de un pensamiento nublado.

Pero ahora, ya plenamente consciente, seguía sintiendo la misma sensación en mi interior cada vez que me atrevía a mirarle de reojo. Un hormigueo me recorría entera y mi pulso se aceleraba.

No podía seguir mintiéndome a mí misma. Katsuki era mucho más que un amigo para mí. Suspiré, rindiéndome ante tal revelación.

- Ya es la hora de comer, ¿vamos? - habló Deku, con pocas ganas.
- Uf, yo paso - solo de escuchar hablar de comida, mi estómago había dado un vuelco.
- Sí, yo voy - Uraraka se incorporó con dificultad.

Kirishima y Todoroki también se pusieron de pie. Katsuki se quedó sentado.

- Eh, ¿no vienes? - le miró Kirishima.
- No tengo hambre - respondió sencillamente el rubio.

Todos se fueron, dejándonos solos. Me empecé a poner muy nerviosa, tenía que salir de allí.

- Bueno... yo... me voy a mi habitación - murmuré con la mirada fija en el suelo, haciendo ademán de levantarme.
- Quieta ahí - Katsuki tampoco me miró.

No me moví. Se puso de pie y se acercó al sofá para sentarse a mi lado. Hice un esfuerzo por levantar la vista hacia él, totalmente colorada. Nuestros ojos se encontraron, él también estaba algo sonrojado. Carraspeó.

Hazme explotar (Katsuki Bakugou y tú )Where stories live. Discover now