1. Un placer

129K 6.6K 5.1K
                                    

- ¡Vale! Ésta es la última caja. Uf, vámonos. - cerré el maletero con un suspiro cansado y sonreí a mi madre mientras subía al coche.

Llevábamos una semana de mudanza totalmente agotadora. Hoy, por fin, recogíamos las últimas pertenencias y poníamos rumbo al que sería nuestro nuevo hogar.

Mi madre también entró al coche y arrancó.

- ¿Estás lista, ____? - preguntó entusiasmada.
- Totalmente. Venga, ¡en marcha! - le respondí, dando pequeños saltos de emoción en el asiento del copiloto.

Todavía no podía creérmelo. Había conseguido pasar el examen de acceso a la U.A. y mañana era mi primer día. Estaba realmente nerviosa, pero me moría de ganas por empezar y demostrar (tanto a los demás como a mí misma) que podía convertirme en una gran heroína.

Ese había sido mi gran sueño desde pequeña. Siempre había sentido el impulso irrefrenable de ayudar a aquellos que lo necesitaban. Por ello, All Might era una gran inspiración para mí, le admiraba y respetaba enormente. Ojalá algún día llegase a ser la mitad de buena que él.

Lo cierto, es que a pesar de tener tanta vocación y un quirk bastante poderoso, me faltaba mucha autoconfianza. Me daba un miedo abrumador no ser capaz de dar todo lo que se esperaba de mí.

Cambiábamos de ciudad justamente para vivir más cerca de la U.A. y que yo pudiese cumplir mi deseo de estudiar allí. Dejábamos atrás muchas cosas y el mero hecho de pensar que podía ser en vano me aterraba. No quería fracasar. No quería defraudar a nadie.

Enfrascada en estos pensamientos, noté cómo el coche se detenía. Habíamos llegado. Sacudí la cabeza para intentar deshacerme de aquellas ideas.

- ¡Bien! Vamos allá - miré a mi madre mientras salía del vehículo con energía y me disponía a sacar las cajas de maletero.

Cogimos un par cada una y nos dirigimos hacía la puerta de la casa. Una vez dentro, las dejamos en el suelo de la entrada y volvimos al coche para hacer lo mismo con todas las demás. Estábamos en mitad del proceso cuando mi madre miró el reloj sobresaltada.

- Pero, ¿qué hora es ya? ¡No puede ser! ¡Y la nevera está vacía! ____, voy a ir a comprar algo para comer. ¿Crees que podrás terminar con esto tú sola?
- Sin problema, vete tranquila, mamá. - me quedé pensativa un instante - ¿puedes comprar mochis, por fa? - pedí poniendo voz de niña buena.
- ¿A quién pretendes engañar con ese tono? - rió - Bueno venga, pero solo porque hoy es un día especial - dijo mientras se alejaba a toda prisa.

Seguí transportando cajas hacia la casa. Intenté ahorrar tiempo llevándolas de tres en tres formando una columna. Todo iba bien hasta que una ellas se desestabilizó y cayó al suelo. 
Debido al golpe, se abrió y un montón de ollas, cacerolas y sartenes salieron de ella, chocando contra la carretera con un estruendo increíble.

- Mierda. Éstas ya eran las últimas. - murmuré, dejando las otras cajas en el asfalto y empezando a recoger aquel desastre.
- ¡Maldita sea! ¡¿Qué es ese ruido?! - un chico salió de la casa de al lado. Su pelo rubio estaba revuelto y parecía muy enfadado.
- Lo siento, se me ha caído una caja. - dije con tono conciliador, intentando que se calmase - Estamos mudándonos aquí al lado - señalé la casa con la cabeza mientras sonreía.
- ¡¿Y a mí qué?! Estaba durmiendo, ¿sabes? Me he despertado por tu culpa, ¡inútil!
- Oye, ya te he dicho que lo siento, ¿vale? No tienes por qué hablarme así - borré la sonrisa de mi cara, estaba empezando a ponerme nerviosa.
- Tsk, voy a ayudarte con las cajas que te quedan.
- Vaya, muchas gra...

El chico dirigió una explosión hacia las cajas que había dejado anteriormente en el suelo, reduciéndolas a cenizas, sin darme tiempo a reaccionar.

- ¡¿Pero qué haces?! - grité hecha una furia.
- Ya está, así ya no se te cae ninguna más. De nada - dijo burlonamente.
- ¡Ahí dentro estaba toda mi colección de revistas de All Might, joder! - chillé con desesperación, acercándome a él de manera amenazante.

Por un instante me pareció ver una expresión de sorpresa y arrepentimiento en su rostro, pero enseguida se puso a la defensiva. Caminó hacia a mí, quedándose a pocos centímetros de mi cara.

- ¡¿Te crees que me importa?! Eso te pasa por inútil. Me vuelvo a la cama, más te vale no volver a hacer ruido, vecina.

Me dio la espalda y comenzó a andar hacia su casa. En ese momento, coloqué mi mano en su hombro, haciendo que se girase de nuevo.

- ¿Ah?
- Un placer conocerte, vecino - susurré con un nudo en la garganta, dejando salir un gran chorro de agua de la palma de mi mano mientras apuntaba su cara.

Aproveché mientras se recuperaba del shock y se sacudía para recoger rápidamente el contenido de la caja que lo había causado todo y entrar corriendo en casa. Una vez dentro, no pude contener las lágrimas. Llevaba toda la vida coleccionado esas revistas y tenían una gran valor para mí. No podía creer que él las hubiera destrozado.

- ¡Esto no va a quedar así! ¡Date por muerta! - le oí gritar desde fuera.

Decidí ignorarlo y empecé a colocar el contenido de las cajas en su lugar, todavía con los ojos humedecidos.

Parecía que mi nueva vida no había empezado con muy buen pie, pero no estaba dispuesta a que ese chico me arruinará el momento. Mañana era el día que llevaba esperando durante años.

Hazme explotar (Katsuki Bakugou y tú )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora