17. ¿Vienes?

49.1K 4.4K 2.5K
                                    

Los días posteriores la relación con Katsuki se normalizó y volvimos a nuestros entrenamientos habituales. Le enseñé algunas de las nuevas técnicas que había aprendido y, aunque no quiso admitirlo, le sorprendieron muchísimo.

El viernes, tras terminar de entrenar, me senté debajo de un árbol y me bebí una gran botella de agua para recuperar todo el líquido que había perdido. Katsuki se sentó a mi lado, todavía con la respiración cansada, apoyando su espalda en el tronco.

- Eh tú, ¿mañana tienes algo importante que hacer? - preguntó entrecortadamente.
- No - lo pensé un instante - Creo que no, ¿qué pasa?
- Me voy a la montaña, para estar un día lejos de esos imbéciles. Acamparé y pasaré la noche allí. - explicó - ¿Vienes?

Le miré sorprendida y confusa, levantando las cejas.

- A ver, solo lo digo para que entrenes tu mierda de resistencia al frío, ¿ah?. Nada más, maldita sea. - gruño mirando al suelo - Olvídalo.
- No, no... - entendí su razonamiento - ¡Me parece muy buena idea! - sonreí.
- Ok. - levantó la cabeza - El autobús sale a la seis de la mañana. - le miré con disgusto - Llévate todo lo necesario, esterilla, mantas, ropa, comida... Y no me hagas esperar.
- Vale, - caí en algo - pero no tengo tienda de campaña...
- Da igual, la mía es la hostia - se encogió de hombros - Tiene dos habitaciones jodidamente grandes.
- Ah, ¡qué bien! - sonreí entusiasmada.

Se levantó, para irse a su dormitorio.

- En serio, - me advirtió antes de empezar a andar- como llegues tarde me voy sin ti.

Asentí poniendo los ojos en blanco.

A la mañana siguiente fui puntual, aunque tuve que hacer grandes esfuerzos para obligarme a salir de la cama. El autobús arrancó.

Bostecé y decidí escuchar música para no quedarme dormida. Rebusqué en mi mochila hasta encontrar mi móvil y mis auriculares. A Katuski pareció gustarle mi idea e intentó hacer lo mismo.

- ¡Mierda! - gritó enfadado, revolviendo el contenido de su mochila con ímpetu.
- ¿Qué pasa? - le miré contrariada.
- ¡Me he dejado los putos auriculares! - se cruzó de brazos, resoplando y frunciendo el ceño.
- Venga, toma... - sonreí.

Traté de poner uno de mis auriculares en su oído. Sujetó mi muñeca antes de que lo consiguiese.

- Ni de coña, seguro que escuchas unas canciones de mierda.
- Shh, te va a gustar - susurré divertida - ahora está sonando Kaboom Kaos.

Resopló y dejó que le colocase el auricular, todavía enfurruñado. No se lo quitó en todo el trayecto.

El autobús frenó, ya habíamos llegado. Me devolvió el auricular.

- ¡Maldición, escuchas exactamente los mismos grupos que yo! - murmuró entre dientes.

Reí, bajando del vehículo. Pusimos rumbo a la montaña, tenía una cuesta muy pronunciada y tras un rato subiendo empezó a costarme respirar. Katsuki no estaba cansado, es más, se le notaba entusiasmado, parecía que estaba disfrutando.

- ¿Haces esto muy a menudo? - pregunté intentando no ahogarme.
- ¿Ya estás cansada?¡Qué vergüenza! - se burló - Ya te dije que hago montañismo, ¿no? Intento venir siempre que puedo, aquí no hay idiotas que me molesten.
- ¿No pensarás llegar arriba del todo, verdad? - había terror en mi voz, tuve que parar un segundo para recobrar el aliento.
- ¡Ja! Por supuesto que sí. Y te advierto... - esbozó una media sonrisa - el último trozo hay que hacerlo escalando.
- ¡¿Que qué?! Mierda, no me he pensado bien esto de venir contigo - palidecí de golpe.
-¡Venga, lenta! - se giró para mirarme sin dejar de avanzar.
- ¡Katsuki, cuidado! - exclamé asustada.

Hazme explotar (Katsuki Bakugou y tú )Where stories live. Discover now