Parte 18

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Por la mañana, desayunamos todos juntos, mucho más temprano de lo que ya me había acostumbrado. Hoy fue mi primer día de clases y papá me llevo a la escuela, Cay nos acompaño parte del camino, porque aún no termina de arreglar sus asuntos escolares y le dijo a papá que necesitaría dinero para comprar algunos libros y que en cuanto supiera cuánto sería se lo confirmaría, también dijo que iba a ir a visitar a su madre y que de regreso pasaría por mí, así que podía aprovechar la mañana para estar con mi mamá. No entendí porque dijo eso, tal vez para que se apresuren a empacar.

Mi maestra es la señorita Mills, es muy joven y dulce, hoy fue muy amable conmigo. Hoy no pude hacer ningún amigo, me sentí muy extraña durante todo el día y me dejaron muchos temas que estudiar para poder ponerme al corriente, le pregunté a Cay si me podía ayudar y dijo que sí, pero solo hasta antes de que regrese a sus clases.

Tal como prometió, Cay fue por mí, estaba haciendo mucho viento, pero aún así pasamos a comprar unos cuantos malvaviscos y galletas, dijo que con una vela los podemos azar y luego comerlos como si fueran emparedados. Espero que mañana si podamos hacerlo, porque hoy ya no fue posible.

Cuando llegamos al apartamento, me sorprendió ver el auto del tío en la entrada, supuse que sería Colin, porque el tío me llamo ayer desde Chicago y me dijo que cuando fuera a visitarlo me entregaría mi regalo.

Estaba contenta, porque ayer no pude agradecer su regalo, ya que se fueron enseguida, pero al llegar a la puerta, a punto de abrir, Cay se detuvo; su rostro cambio a uno más serio y pego el oído a la puerta.

—Tal vez deberíamos ir a dar otra vuelta —su actitud me confundió, pero una alarma se activo en mi y prácticamente lo empuje para que me dejara entrar.

—¿Mami? —tan solo entre, la vi sentada en el sofá, tratando de secarse las lágrimas, mientras Colin estaba de pie frente a ella, con los brazos cruzados.

—¿Podrían darnos un instante? Por favor —con calma, Col ni siquiera nos dio las buenas tardes.

—Mami; ¿Qué tienes? —desobedeciendo abiertamente, entre, deje caer mi mochila y fui a abrazar a mamá—. ¿Qué le hiciste Col?

Alcance a ver cómo Cay levantaba mis cosas y cerraba.

—Eres muy pequeña para entender.

—¿Estas bien, Candy? —Cay puso la mano en el hombro de mamá y ella le miró diciendo que sí pero en silencio, antes de apretar su mano por un instante—. Iré a prepararte un té.

Colin ya no dijo nada, ni yo tampoco, pero comenzó a masajear su frente.

—Es claro que no podremos hablar más aquí.

—Colin; es mi culpa. Fui yo la que vine a buscar a mi papá, lo hice a escondidas de todos. En cuanto te ibas con el tío Bert, yo corría a buscar a mi papá.

—Tú ya tienes un padre.

—Quiero mucho a papá Desmond, pero ese cuento de que es mi papá no me lo iba a tragar para siempre. Desde hace mucho sé que las cigüeñas no traen a los bebés.

—¿Mamá?

—¡Ya deja a mamá! ¡Le prometí que te explicaría y es lo que estoy haciendo!

—Julieta...

—Es mamá, no la hagas sufrir. Tú siempre la haces llorar, mientras yo trato de que sonría.

—Sí. Y ya veo como lo haces. No eres más que una niña tonta que mamá ha consentido.

—¡Colin! ¡No le hables así a tu hermana! —aunque Coll es más alto que nosotras, en ese momento sentí que mamá era enorme.

—No estoy diciendo ninguna mentira, solo mírala. Es rebelde, es revoltosa, desobediente y tan testaruda como tú.

—Seré lo que sea, pero al menos nunca he intentado hacerle daño a mamá, no como tú.

—Cállate de una vez y vete a tu cuarto. Está conversación es entre mamá y yo.

—¡No! —me tomo por los hombros y me empujó despacio, aunque caí en el sillón, me dolió y tenía ganas de llorar por el coraje que sentía.

—Tranquilízate —creo que Cay no quería intervenir—. Julieta solo está defendiendo a su mamá.

—Solo mírate —Colin nos ignoro y pude sentir como eso enfureció a Cay—. ¡Por Dios! Este año cumplirás 42 y ni aún así te avergüenza un poco lo que estás haciendo. Pero no me sorprende. Si cuando eras mas joven no te importo, embarazarte, tener más hijos y darles el apellido de mi padre... ¿Qué harás ahora? ¿Tendrás otro hijo con este hombre? ¿No fue suficiente con Romeo y Julieta?

—¡Colin, basta! —mamá no dijo nada, aunque logro controlar sus lágrimas.

—No me sorprendería. Desde que tengo memoria te has comportado así y no como una verdadera madre debería hacerlo. ¿Crees que no recuerdo cuando me dejabas con mi tío o con mi abuela para salir?

—Sí esa es tu opinión de tu propia madre; entonces espero que nunca haya nadie, lo suficientemente estúpida o ingenua, para casarse contigo.

—Cayden; ¿no? —le respondió en silencio—. Bien, Cayden; no te metas en asuntos ajenos.

—Me meto porque aprecio a Candy como no tienes idea —Cay se levantó de golpe y sostuvo a Colin de la camisa, es más alto y por lo que vi, es más fuerte también; incluso me asusto—. Porque conozco la historia entre ella y mi papá, pero también, porque si ellos no pudieron casarse antes, fue por mi culpa —lo soltó de golpe, haciendo que casi callera—. Tal vez papá no está aquí en este instante, pero estoy yo y las defenderé a ambas, incluso de ti.

—¿Defiendes a tu madrastra? Cualquiera diría que estás defendiendo a una novia —Cayden pujo y sonrió con una malicia que no le conocía.

—No te equivoques. Estoy defendiendo a mi familia; a mi hermana, a mi padre y a la mujer que se ha vuelto mi madre. Pregúntate tú, si no eres más estúpido que yo, como para no apreciar lo bueno de la madre que te toco. ¿O es que acaso yo, el hijo de otra mujer, es capaz de apreciarla más que su propio hijo?

Colin se acomodo el abrigo y decir nada más, se fue echando chispas.

Entonces pude llorar y abrazar a mamá, pero de pronto sentí como mamá llamaba a Cay y también lo abrazaba.

—Julieta; gracias, gracias. Gracias Cay; gracias... —le beso la frente a mi hermano y lloramos todos juntos, hasta calmarnos.

Por alguna razón que no entendí, sentí que la hora de la comida de hoy fue especial. Luego hice mi tarea y tal como prometió, Cay me ayudó a estudiar.

Te amo Mamá, no escuches las tonterías de Colin, creo que está celoso por papá y por Cay.

Te amo Papá, porque a pesar de esos momentos de tensión, amas a mamá.

Te amo Cay, por ser tan bueno conmigo y ahora también con mamá.

·••·•·••·

Chicas.

Disculpen mi reciente falta de comentarios y actividad. Al menos no he dejado de publicar, aunque solo sea a Julieta.

Besos

Monse

JulietaWhere stories live. Discover now