Parte 11

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Hoy mamá preparo el desayuno y mientras estaba en la cocina, Cayden le pregunto a papá si podía hablar con él. Yo estaba comiendo una paleta de las que me compro y estudiando, porque mamá me puso a estudiar matemáticas, pero al escucharlo, me olvide del asunto y puse toda mi atención en ellos.

Cayden dijo que había surgido un problema en el edificio en que vivía y que iban a desalojar todo el lugar. Cuando papá le pregunto el problema, le respondió que habían vendido todo el lote y que al parecer van a construir un centro comercial. Nunca he visto un centro comercial.

Suspirando, papá le pregunto porque no le había dicho nada y Cay no supo que responderle, solo se disculpo. Pero estoy segura de que eso tiene mucho que ver con la mujer de la que está enamorado; seguro que quiere guardar distancia de ella.

Papá suspiro y luego le dijo que, al menos durante estos días, solo puede ofrecerle el sofá, pero que después de año nuevo, cuando nos vayamos, podrá volver a quedarse en la recámara.

—Vayamos por tus cosas hoy mismo —mi hermano sonrió y me revolvió el cabello cuando lo dije.

Yo no sé que tiene mi cabello, que a todo mundo le gusta alborotarlo.

Papá dijo que era buena idea y que podíamos aprovechar antes de que se fuera a trabajar, pero que quizá primero tenían que hablar con mamá.

—¡Cay es maravilloso! Estaremos juntos hasta que terminen mis vacaciones.

—No tengo otra opción. Prefiero estar aquí, que con mi madre —lo dijo como si aquello le costará un esfuerzo sobre humano.

—¿Por qué?

—Pecosita; ¿Recuerdas nuestra charla de la otra noche? —hablo despacito y le respondí igual

—¿Qué parte?

—La de los bebés.

—Sí. ¿Por qué? —lo ví dudar—. Si no me dices, te voy a insistir hasta que me lo cuentes.

—Bueno, es que, después de que te vas a dormir, ellos... pues... ¿Cómo explicarte? Ellos también se van a dormir, pero a veces hacen algo de ruido —la cara que puso fue graciosísima, pero entendí lo que quería decir, aunque eso me recordó dudas que ya no pude preguntar.

—¿Intentan hacernos un hermanito? —me emocioné y de nuevo se me cayó la baba, me choca cuando me pasa, pero basto para que Cay riera y eso valió la pena, porque mientras me lo explicaba lo sentí más que raro.

—No tienes idea de lo que siento cuando los oigo —volvió a hablar despacio.

—¿Por qué?

Estaba por decirme, cuando papá apareció y nos apresuró.

—Gracias, Candy —antes de salir, Cay le dijo eso a mamá, parecía más que avergonzado y lo entendí perfectamente—. Lamento haberte puesto en esta situación.

—Cayden; ya hablamos al respecto. Sé que es complicado, pero... en realidad soy yo quien debo agradecerte...

No entendí nada, ni siquiera sabía que ellos había hablado. Aquello me causo mucha curiosidad.

—Andando —mi hermano y yo salimos y papá se quedó un poquito más, me imagino que le dio un beso a mamá y sonreí al pensarlo.

El edificio en donde vivía Cay luce como si se fuera a desplomar. Por suerte mi hermano no tiene tantas cosas y con mi ayuda, lo empacamos todo muy rápido, aún así al regresar, a papá solo le dio tiempo de almorzar y se fue al teatro.

Mientras le ayudaba a mamá con los platos y Cay revisaba mis ejercicios de matemáticas, se me ocurrió preguntarle algo.

—Ma —le dije—. Ahora que estás contenta con papá; ¿puedo tener un hermanito?

—Corazón —ella se me quedo viendo y trate de hacerme la disimulada—. Aunque quisiera dártelo, no puedo.

—¿Por qué? —ella suspiro.

—Cuando tu hermano y tú nacieron, yo estaba muy mal, ya te lo he contado —le dije que sí—. Bueno, una de las consecuencias, es que, a partir de entonces, no puedo tener más hijos.

—Lo siento mamita —me sentí triste con su respuesta y la abracé aunque tenía las manos mojadas.

—¿Necesitas algo? —creo que ninguna nos habíamos dado cuenta de que Cay estaba ahí.

—Lo siento no deseaba interrumpir, venía a darle los ejercicios a Julieta, pero... —por alguna razón que no entendí, los tres nos quedamos en silencio.

—Cay también quería un hermanito —me miró, estaba muy serio y mamá no dijo nada.

—¿Papá lo sabe? —mamá dijo que sí.

—Quizá es mejor así, ya no somos tan jóvenes —estaban hablando entre ellos.

—Pero seguro al viejo le encantaría. Nunca ha tenido a ninguno de sus hijos, desde bebés —Cay miraba el suelo y supe que se sintió culpable, el ya me había dicho antes que se sentía así; entonces solté a mamá y tome la libreta que él aún sostenía.

—¿Me equivoqué en alguno?

—Sí. Vamos para... —volvió a permanecer en silencio—. Lo siento Can-dy, no debí... pero tal vez deberías pensarlo, buscar alguna forma para... —apretó los labios y no sé porque no termino de hablar con ella—. Vamos a la sala, te mostraré en que fallaste y te pondré más ejercicios; ¿de acuerdo?

Mire a mamá y luego de que dijera que sí, fui a estudiar con Cay.

Estoy decidida. Esta noche fingiré estar dormida, para acompañar a Cay y que no se sienta tan solo cuando escuché a mamá y papá intentando hacer al hermanito que ya no tendremos.

Espero que no lleguen muy tarde, mamá acompaño a papá a una cena organizada por el teatro de papá. Yo terminaré de escribir y volveré con Cay a terminar el rompecabezas.

Lo que más me gustó hoy, es que Cay se quedará a vivir con papá.

Lo más triste es saber que no podré tener hermanitos. Supongo que puedo conformarme con seguir siendo la jefa del hogar, pero siento que no es lo mismo.

·••·•·••·

Capítulo sorpresa!!

Espero lo disfruten

Besos

Monse

JulietaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora