breezeblocks || rudy pankow

trece

❛el incidente❜

—¿Te lo sabes de memoria? —me preguntó Chase por quincuagésima vez.

—Que sí, madre mía —puse los ojos en blanco.

Estábamos en el coche por la noche dirigiéndonos hacia la calle donde vivían los amigos de mi hermano. Nos estarían esperando en la cera que había frente a la casa de JD. Eran las ocho y media de la tarde pero ya había anochecido, así que íbamos con las luces del coche encendidas a medida que avanzábamos por la carretera.

Todos estaban en ese momento preparándose o llegando a la fiesta de Halloween. Era treinta y uno de octubre. Halloween era mi día favorito con creces de todo el año. Para mi era una época especial, me gustaba el ambiente, la música, los disfraces. En Halloween me gustaba creer que toda la ficción se hacía realidad.

Pasamos al lado de un poste de madera, donde vi uno de los carteles que había colgado una noche desesperada por encontrar a mi perro Leo. Aún lo lloraba todas las noches. Ninguna de las mascotas desaparecidas había aparecido aún.

—¿Estás triste porque te vas a perder la fiesta?

—No, porque no me voy a perder. —le sonreí sin gracia. —Me las apañaré para llegar a tiempo.

—¿De qué te disfrazarás?

Me encogí de hombros, había pensado en ir vestida como iba en el cortometraje. Quizá le podía pedir a Austin que me pusiera un poco de sangre en la cara e iría así a la fiesta.

En cuanto llegamos al punto de quedada, bajé la ventanilla para mirar al grupo. Los cuatro estaban sentados cantando "My Sharona" de The Knack mientras daban pequeñas palmadas.

—Eh, One Direction —les llamé, ellos callaron al instante—. Subid. Tenemos prisa.

Ellos se levantaron y rápidamente se metieron en el coche. Chase encendió la radio a la vez que arrancaba y comenzó sonar una canción country de los setenta. Yo miré al espejo retrovisor para mirarlos desde mi sitio, y vi que Rudy me miraba también desde ese lugar. Aparté la mirada rápidamente con una expresión totalmente seria.

—He traído regalices —soltó al apartar también él la mirada—. ¿Queréis?

Todos asintieron y Rudy les dio un regaliz rojo a cada uno. Miré de reojo a mi izquierda, y vi que él me estaba entregando un regaliz sin decirme nada. Lo miré durante un milisegundo para después arrebatarle el regaliz con fuerza sin decirle nada. Después, le di un mordisco bruscamente y miré a la ventanilla enfadada. No sabía cómo actuar delante de él.

Y encima ahora tenía que hacer el papel de su mujer en el corto.

—He traído petardos —me dijo JD—. ¿Los quieres ver?

—¿Qué?—pregunté con el ceño fruncido.

—¿Sabes llorar actuando?—preguntó ahora Drew—. Necesitamos que llores en la escena que vamos a grabar.