tres

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❛ur-ano❜

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ur-ano

Esa mañana, dos días después de ese suceso, me levanté con más sueño que nunca. Llevaba lo que había quedado de fin de semana investigando sobre apariciones extraterrestres experimentadas por otras personas. ¿Habrían vivido algo así alguien más en la ciudad? ¿Habrían llegado a verlo?

Terminé de desayunar y obligué a mi hermano a que me llevase al instituto, pues le daba tiempo de sobra.

—Tienes ojeras —me dijo mientras estábamos de camino al instituto. Lo miré de mala gana. —Así no podrás exponer tu trabajo de Historia.

—Vale.

Lo conocía, y aún a sus dieciocho años, tenía ganas de minarme la moral. Lo conocía perfectamente como para saber que estaba buscando pelea porque tenía ganas de ella.

Miré por la ventana y contemplé las palmeras. Aunque fuese octubre, aún hacía calor para ser la época en la que estábamos, porque era Los Ángeles, pero por las noches se notaba y me encantaba. Prefería antes el frío que el calor.

En cuanto llegamos, Chase aparcó en el parking y salió junto a mi en cuanto vio al grupo de sus amigos. Yo llevaba mi archivador en los brazos, pues no me cabía en la mochila, así que andaba despacio detrás de mi hermano.

Rudy y Jonathan me miraron llegar mientras decían algo ente ellos.

—¡Eh! ¡Emma! ¿Dónde está tu gremlin?—preguntó Rudy con media sonrisa.

—¿Volvió a verte?—dijo ahora Jonathan.

—Sí, claro que volvió —respondí lentamente, pensando bien mis palabras—. Pero os vio y prefirió irse.

—¡Ooo!—Rudy reía.

—¡Extraterrestrial! —Chase le seguía el juego como si fuese imbécil.

—¿De dónde viene?—preguntó el rubio—. ¿De Ur-ano? ¿Lo entiendes? ¿Tu-ano?

Lo miré mal, con cara de asco. ¿En serio tenía yo más neuronas que todos ellos juntos? Ni siquiera se me ocurrían palabras para expresar la lástima que me daban.

—Uf, cállate ya, pesado.

—¡Emma!—gritó alguien a lo lejos. Entonces miré a mi derecha y vi cómo Evan corría hacia mi. Sonreí hasta que él llegó a mi.—Hola, nena.

Evan me besó y pasó su brazo por mis hombros, de manera que los dos mirábamos a mi hermano y sus amigos. La sonrisa de Rudy había desaparecido. Chase ahora tenía cara de hermano sobre protector.

—Hola, chicos. —chocó su mano con la de Jonathan, después miró raro a Rudy—. ¿Alguna obra nueva de teatro?

—¿Algún esguince?—preguntó de vuelta el rubio—. Espero que sí.

breezeblocks || rudy pankowWhere stories live. Discover now