Cuando Emma Stokes se encuentra por accidente con el grupo de amigos de su hermano una situación que puede demostrar que los extraterrestres existen, comienza a pasar más tiempo con ellos y eso solo hace que sus sentimientos por Rudy aumenten cada v...
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❛¿qué estamos haciendo?❜
Rudy me llevaba de la mano hasta alguna parte, aunque aún no sabía a dónde quería que fuéramos. No dijo palabra, y yo tampoco le pregunté.
Finalmente, comenzamos a salir las escaleras que daban a la planta más alta del instituto, la terraza. Allí nunca subía nadie, de hecho me parecía que estaba prohibido. Pero ese factor me daba totalmente igual en ese momento. A Rudy también pareció darle igual.
Era un día menos soleado de lo normal para tratarse de California, así que lo disfruté. Me gustaba el sol y el calor, pero también necesitaba dias con un poco más de fresco, y estábamos casi en diciembre, así que necesitaba también un poco de variedad climática.
Rudy me indicó que me sentara en el borde de la terraza, que daba a la calle, al asfalto. Él se sentó y me miró, esperando a que yo también lo hiciese.
Me acerqué con lentitud, y miré hacia abajo. Rápidamente me volví y negué con la cabeza repetidas veces. No y no.
—¿Qué ocurre?
—Tengo demasiado vértigo como para hacer lo que me estás pidiendo.
—Solo te vas a sentar —Dijo él con calma—, no te pasará nada.
—Puedo caerme —respondí nerviosa, con el vello de punta.
—No lo harás. Estoy a tu lado. ¿Crees que te dejaría caer?
Lo miré con las cejas alzadas, con cara de "sí, lo creo". Él rió un poco, pero insistió en que debía sentarme a su lado. Después de unos minutos, me ayudó a sentarme en el borde, y tragué saliva mirando hacia el cielo. Debía evitar por todos los medios mirar hacia abajo. ¿Por qué me hacía esto? ¿Por qué tenía que estar en esa situación, a punto de caer a la acera desde gran altura?
—Tampoco está tan alto —Rudy rió.
Pero yo me acerqué más al cuerpo de Rudy, rozando nuestros brazos y nuestras piernas. Necesitaba estar al lado de otro cuerpo lo máximo posible, pues podía caerme, y quería sujetarme a alguien. Estaba tan asustada que no me echó hacia atrás que fuese Rudy al que debía sujetarme y juntarme, ni siquiera me dio vergüenza ponerme tan cerca. Mi instinto de supervivencia era mayor.
Rudy pareció notar que yo estaba tan cerca, tan pegada a él, porque se tensó un poco, pero no se apartó.
—Si querías arrimarte a mi, solo tenías que decirlo.
—Cállate, idiota —él rió ante mi respuesta.
Sabía cómo hacerme sentir más nerviosa de lo que ya estaba.
