9. Esto es impulsividad

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Pasaron como quince minutos antes de que se dignase a venir.

- Ya pensaba que no ibas a subir - le dije cuando apareció por la puerta.
- ¡ Tú no me das órdenes! - gruñó - Tenía pensado comer en la azotea para alejarme de esa panda de inútiles, no estoy aquí porque me lo hayas pedido.
- Claro, lo que tu digas - puse los ojos en blanco.
- ¿Se puede saber qué quieres? - se acercó a mí.
- Toma - saqué su sudadera de la mochila y se la lancé.
- La has lavado, ¿verdad? - comentó, oliéndola.
- Sí - le miré contrariada.
- No me gusta el detergente que has usado - dijo fríamente, poniendo cara de asco.

Me reí y suspiré con resignación.

- Y también... - empecé a ponerme nerviosa - quería darte esto.

Rebusqué en la mochila saqué una caja de cartón con una etiqueta en la que ponía "pasteles explosivos". Katsuki me miró con cara de no comprender qué estaba pasando.

- Sé que unos pasteles no son nada comparado con que me hayas salvado la vida... - me sonrojé - pero quería agradecértelo de alguna manera y....
- ¡¿Ah?! ¿Has hecho esos friki-pasteles para mí? - me miró fijamente con el ceño fruncido - Tsk, qué estúpida.
- Ya, bueno, ¿puedes cogerlos, al menos? - le acerqué la caja alargando el brazo - Para que me sienta un poco menos estúpida.

Katsuki gruñó y cogió la caja, sin apartar su mirada de mí. Sonreí satisfecha.

- Vale, pues me voy ya. Gracias otra vez, Katsuki.
- En serio, ¡deja de darme las gracias de una maldita vez!

Salí de la azotea y comí con mis amigos tranquilamente.

Después volvimos todos a clase. Al llegar, Bakugou ya estaba allí. Se encontraba sentado en su mesa y miraba fijamente la caja de pasteles, pensativo.

Continúe hablando animadamente con Deku y los demás mientras le observaba de reojo. Por fin, pareció decidirse. Abrió la caja y cogió uno de los ocho pastelitos que había ella. Lo mordió y lo miró muy sorprendido. Esbozó una media sonrisa y se lo terminó de un bocado.

Lo cierto es que había modificado ligeramente la receta. Pensé que sería una buena idea añadirle un poco de chile al relleno de chocolate habitual. Por la reacción de Katsuki, parecía que había acertado.

En ese momento, entró Aizawa-sensei para llevarnos a hacer el entrenamiento del día. Fue bastante intenso y sentí que podría haberlo hecho mucho mejor. Acabé algo frustada.

Antes de terminar la clase, Aizawa-sensei nos llamó a Katsuki y a mí para hablar en privado.

- Ambos tenéis mucho potencial, pero he visto que os cuesta un poco progresar. - comenzó a explicarnos - ____, tú eres muy estratégica y sueles utilizar amagos y engaños para atacar. Eso está muy bien, pero si el rival te conoce no funcionará. Deberías ser más impulsiva de vez en cuando.

Asentí, dándole la razón. Enseguida me puse a pensar en qué podría hacer para mejorar mi técnica.

- Y Bakugou, a ti lo que te sobra es impulsividad. - siguió - Atacas a lo loco, muy fuerte y sin seguir un plan. Te vendría bien pensar un poco más antes de actuar.
- ¿Ah? ¡Pero si yo siempre tengo un plan! ¡Matar a todo el que se interponga en mi camino! - Katsuki no estaba de acuerdo con la reflexión del profesor.
- He pensado que sería bueno para los dos que entrenaseis juntos. - continuó Aizawa-sensei - Podéis aprender bastante el uno del otro.
- ¿Aprender yo?¿De ella? - Katsuki resopló.
- Es solo una sugerencia, haced lo que os de la gana. - Aizawa-sensei se tumbó y se metió en su saco - Salid de aquí ya.
- Gracias por la recomendación, profesor - dije mientras me dirigía a la salida, sin ninguna esperanza de que aquello fuese a ocurrir.

Hazme explotar (Katsuki Bakugou y tú )Where stories live. Discover now