25.- Ahora o nunca

350 44 81
                                    

"Al menos le caigo bien a Nikki", se dijo

Oops! Bu görüntü içerik kurallarımıza uymuyor. Yayımlamaya devam etmek için görüntüyü kaldırmayı ya da başka bir görüntü yüklemeyi deneyin.

"Al menos le caigo bien a Nikki", se dijo. Segundos después, Alain empezó a reír de los nervios. O miedo, o lo que sea. Llevaba un día entero alterado, sin dejar de pensar en lo que había descubierto. No solo por el mensaje que le dejó Nikkos, también lo otro.

Como si no tuviera suficiente con eso, el día anterior aprovechó que Jerome fue a la cocina a conversar con mamá para colarse en la oficina de papá y poder imprimir a escondidas la última traducción de los diarios. Ya sabía que se iba a ganar un problema por eso, pero a ese punto sentía que nada importaba.

Escondió la traducción entre sus cuadernos de la escuela, luego se echó en la cama e intentó pensar en qué rayos iba a hacer. Tenía muchas cosas en la cabeza, no debió leer a escondidas los diarios, por algo le ocultaban esa información. 

Jehane no la pasó bien en ese entonces, la inquisición le quitó a su familia y ella se quedó sin nada. Sintió mucha pena por lo que tuvo que vivir, y le daba temor pensar en lo que le pasaría después. Porque algo le decía que entregarle esa carta a Guillaume no acabó bien. Ah, y eso no era todo. Bruna se metió con los Bordeau, eso insinuó Sybille.

¿Qué más faltaba? Ismael mató a su padre. Tal vez Bruna intentaría hacerle daño por descender de Amaury. Solo "Nikki" parecía estar de su lado, pero eso tampoco era bueno, pues el inmortal lo quería para que le salvara la vida en el futuro. Ah, y Actea ya debería estar en París. Hacía poco todos pensaron que ella la última esperanza, pero ya no estaba tan seguro. Habló en serio cuando le dijo a Silvain que iba a ayudarlo pase lo que pase, y cuando tenía la posibilidad en la mano no sabía qué hacer.

"No puedo hacerlo, soy solo un niño", se repetía desesperado. ¿Cómo rayos iba a acercarse a Actea sin que nadie se diera cuenta? De seguro que los adultos de la orden ya sabían que ella llegaría a París, seguro tenían todo planeado para evitar que se encuentren con la inmortal. En realidad no había forma de encontrarse, porque ese hotel estaba en la parte histórica de la ciudad, y todos ellos vivían y estudiaban lejos. Una zona urbana a la que Actea no tendría razón de ir.

¿Qué iba a hacer entonces? ¿Cómo contarles a los demás? No podía ir con los chicos a decirles "Hey, descubrí por casualidad que Actea estará hospedada en el hotel Le Meurice, ¿qué tal si vamos?" Imposible. Suponiendo que se le ocurra una buena mentira, porque era pésimo mintiendo, estaba el otro asunto. Alain asumía que la orden ya estaba al tanto de la llegada de Actea, no por nada tenían rastreadores pendientes de los movimientos de los inmortales. ¿Cómo iban a encontrarla? Todos eran menores de edad. No había forma.

Ya no sabía qué hacer. Daba vueltas de un lado a otro de la habitación, ni siquiera podía concentrarse en sus deberes de la escuela. ¿Pensar en la tarea de geometría cuando había una inmortal en su ciudad? Estaba tan angustiado que quería llorar. "Cálmate, no te pongas así", se dijo varias veces, luego se recostó en la cama. No podía solo con ese problema. Se iban a pasar las horas solo pensando y al final no haría nada. Solo no. Eso era cosa del grupo. De él y sus amigos. Juntos podrían pensar en algo.

Los diarios de Jehane de CabaretHikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin