20.- Falsa felicidad

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25 de mayo de 1233

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25 de mayo de 1233

Me pregunto si podré resistir a Bruna. Nunca pude, jamás la dejaré. Inútilmente pienso en resistirme, en alejarme de su presencia. ¿Para qué luchar contra la diosa inmortal que me arrebató la libertad?

Caí en su abismo hace tanto que ya no puedo alejarme. Soy su sombra.


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30 de mayo de 1233

Desde que Bernard me advirtió de la llegada de su madre, no he dejado de pensarla. Sé que los demás lo han notado, aunque ni él ni yo lo hemos comentado con nadie. Supongo que Bernard me tiene fe, que piensa que esta vez todo será diferente.

Se equivoca, y me lastima saber que voy a defraudarlo. Nadie debería confiar en mí, no sirvo para eso. No sirvo para nada. Aún tengo la carta que el señor Amaury me dio para su buen amigo Guillaume, y no he sido capaz de entregarla. Debí decirle que no confiara su secreto conmigo, que iba a dejarlo en el olvido. Debí decirle que soy mala.

Una parte de mí piensa que lo mejor será advertir a mis padres para que me saquen de Carcasona, así evitaré volver a verla. Podría ir a Béziers, pero quizá ella vaya allá primero. Después de todo es la villa que la vio nacer. O quizá venga directo aquí, todos están en Carcasona, incluyendo el señor Guillaume y su hijo.

Quiero huir tanto como quiero quedarme. Esta angustia que me embarga cuando pienso en ella me hace sentir como si estuviera muriendo. Me ahogo, me duele el pecho, mis manos tiemblan, mi corazón late tan fuerte que siento como si fuera a estallar. Y lloro mucho, me desespero. No puedo, Dios mío, no puedo vivir de esta manera. ¿Por qué la sola idea de volver a verla me hace tanto daño?


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01 de junio de 1233

Mamá lo ha notado. Siempre ha sido una mujer muy intuitiva, así que al verme solitaria y callada, temió por mí. Me encontró llorando desesperada, temblando, con el corazón latiendo alocado en mi pecho como si quisiera matarme. Me abrazó fuerte y se quedó a mi lado hasta que me calmé. 

El monje Nicolás de Abarca nos enseñó que respirar hondo varias veces puede ayudar a calmar esta angustia, pero si no hay nadie a mi lado para recordármelo, no logro hacerlo. Así que mamá me guió para respirar con normalidad.

Es ella, ¿verdad? Fue lo primero que me dijo. Y yo no fui capaz de mentirle, asentí y contuve las lágrimas.

Bernie dice que llegará en cualquier momento.

No... murmuró preocupada. 

No quiero, mamá. Por favor. No quiero estar aquí cuando ella venga, tengo miedo lloré otra vez, y ella me abrazó. Acarició mis cabellos y besó mi coronilla, yo me aferré fuerte a ella.

Los diarios de Jehane de CabaretOnde as histórias ganham vida. Descobre agora