Her name is Won ; Park Jihoon (박 지훈)

• f j o r t e n

No sé por qué pensé que este año iba a ser distinto. Pensé que si Domin iba conmigo me sentiría menos vacío estando en casa, supongo que me equivoqué.

Llevábamos un par de días en Busan, y todo parecía ir normal. Presenté a Domin con mi papá, también a Haruto ya que era la primera vez que me acompañaban a visitar a mi papá durante las vacaciones. Había invitado a Haruto más por decisión de Domin que mía, a ella realmente le gustaba la idea de que él y Sook estuvieran juntos.

No habíamos hecho mucho durante los días que llevábamos en Busan, ya que habíamos llegado entre semana y queríamos –más bien Sook y Seunghun querían– esperar a que papá descansara de su trabajo para poder ir a la playa todos juntos. Honestamente no me sentía del todo bien, como todos los años que volvía a casa. A pesar de que mis amigos y mi novia estaban ahí conmigo, me sentía solo. No podía evitar pensar en la pelea que había tenido con Doyoung y en como Domin me había hecho bloquear a Dawon de redes sociales por la discusión en el auditorio. Tampoco podía evitar pensar en mi mamá. Me mentía a mí mismo cada vez que me decía que ya había superado su muerte. Seunghun y Sook sabían todo, desde cómo y por qué había muerto mamá, hasta la mala relación que llevaba con mi papá desde que entré a la escuela media.

No era un misterio para la gente cercana a mí el hecho de que no me llevara bien con mi papá. Él no era una mala persona, tampoco era mal padre y no fue un mal esposo, era cosa mía el no llevarme bien con él. No toleraba que mi papá fuera tan débil y no superara a mamá. Yo tampoco lo había superado al cien por cien, pero al menos no me la pasaba llorando y conservando todas sus cosas. La debilidad de mi papá me nervaba, y sabía que estaba mal que me sintiera así respecto a mi propio padre, pero no podía evitarlo. Por eso preferí estudiar en Seúl. Pensé que tal vez una de las razones por las que él seguía llorándole a su esposa muerta, tenía que ver con el hecho de que física y mentalmente yo era muy parecido a ella. Pensé que si tal vez yo estaba lejos podría hacer que su mente se distrajera y ya no se atormentara por eso, pero parecía que cada vez se iba hundiendo más en ese pozo de llanto y lamento, por eso me gusta visitarlo cada vez menos. Seunghun y Sook insistían en que debía entender a mi papá y darle tiempo, que no debía apartarme de él, pero ellos no entendían cómo me sentía. Traté de abrirme con Domin, pero no me sirvió de nada. Honestamente no me sentía muy a gusto contándole mis problemas más personales. Confiaba en ella, pero no quería que se preocupara de más por mí.

En esos momentos solo podía pensar en que tal vez Dawon era la única en el instituto que podría entenderme. Tenía esa corazonada. Pero ya daba igual porque ella ya había salido de mi vida. Y me dolía, pero me convencía a mí mismo de que no era así sin darme cuenta.

La mañana del sábado por fin había llegado –para mi mala suerte– y los dedos fríos de una persona clavándose en mis tobillos me despertaron. Sabía exactamente quién era. ¿Y cómo no? Llevaba haciendo aquello durante casi seis años, siempre que regresaba a casa me sacaba de la cama los fines de semana jalándome de los pies.

—¡Jihoon, levántate! ¡Anda!

—Cállate, Jooyeon— Dejó de jalarme de los tobillos y me soltó de inmediato, parecía que había oprimido un botón o apagado un interruptor. —¿Qué? ¿De verdad vas a dejarme tan rápido?

—¿Qué tienes?

—¿De qué ha–

—Jihoon, ¿qué tienes?— Preguntó nuevamente, con el semblante serio.

Me senté en la cama y acerqué mis rodillas a mi pecho, esperando protegerme de algún modo. —No sé de qué hablas.

—Nunca me llamas por mi nombre, solo cuando algo te pasa.