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Recordaba el día en que papá se fue como el día más confuso de toda mi vida. Afuera llovía y mamá estaba llorando. Tenía seis años, faltaban unos meses para que cumpliera siete, y Ubon tenía doce. No entendía que pasaba, ya que hacía días que veía a mis padres hablarse entre susurros cuando estaban en la cocina o en la sala. Creí que estaban planeando una sorpresa, una linda sorpresa. A diferencia de la verdadera que me llevé ese día.

Ubon sabía todo, pero lo único que hacía era taparme los oídos con sus manos mientras apoyaba su barbilla en mi cabeza, aun así podía escuchar las cosas.

—Tranquila, Dawon, no pasa nada— Escuché la voz de Ubon encima de los gritos de mamá.

—¡No te puedes ir así como así! ¡Tampoco te los puedes llevar!

—Ya hablamos de esto, no lo hagas más difícil...

—¡Es que no te puedes ir! Yo aún te amo...

Sí, yo también lo amaba. A ambos. Amaba a mi mamá y a mi papá cuando tenía siete años. Amaba que ambos me amaran también. Pero algo pasó, y no entendía qué era.

Papá ya tenía tres maletas listas, una era de Ubon y otra de él. La tercera maleta era mía.

—Papá no dijo que iríamos de viaje...— Me atreví a comentarle a Ubon, y él solo me abrazó por encima de mis hombros.

—Piensa en esto como unas vacaciones sorpresa, ¿si? No preguntes mucho porque sino la sorpresa se arruina, ¿entiendes, Dawon?

Supuse que parte de la sorpresa era estar escondidos en el baño, porque no hallaba otra razón para estar en aquél lugar, con temor de que ellos se dieran cuenta de qué ahí estábamos.

—¡Por favor, te juro que voy a cambiar!

En ese momento no entendí nada, fue hasta después de muchos años que comprendí lo mucho que mamá llegó a humillarse por un hombre que ya no la amaba. Papá dejó de amarla después de que ella se volviera loca. Mamá literalmente quería vigilar cada cosa que papá hacía: con quién hablaba en el trabajo, con quién mensajeaba, en qué era en lo que se gastaba el dinero. Y todo lo hacía por miedo a que la estuviera engañando.

—¿Por qué mamá está gritando tanto, Ubon?

Pude ver como el ceño de Ubon temblaba en el reflejo del espejo largo que estaba en la puerta. No sabía qué decir, era tan obvio, pero en ese entonces no me di cuenta. Mi hermano abrió la boca para decir otra mentira piadosa, pero la voz de papá lo interrumpió.

—Dawon, Ubon— Nos estaba llamando.

Yo me deshice del agarre de mi hermano de inmediato y abrí la puerta del baño solo para encontrarme a mamá jalando de la manga del jersey de papá, ella tenía la nariz roja. A mamá se le ponía la nariz roja cuando lloraba, igual que a mí.

—Mami, ¿por qué lloras?

—¡Dawon!— Ubon trató de jalarme de regreso al baño pero no lo dejé.

—Vamos a irnos a un pequeño viaje, ¿ok, Won? A tu mamá le dio alergia y por eso no puede venir, no te preocupes, nos alcanzará luego.

Papá me estaba mintiendo, e inesperadamente, me di cuenta de aquello.

—Papá, ¿crees que soy tonta?— Pregunté observándolo.

—¿Qué? No, no, no...

—Mamá no va a alcanzarnos después.

Estaba segura de eso, mamá no iba a alcanzarnos nunca. Tardé en darme cuenta, pero... supe que papá no nos llevaría de vacaciones, no iríamos a divertirnos y si lo seguía, hubiera sido posible que no hubiera visto a mamá otra vez, al menos no en un largo tiempo.

Her name is Won ; Park Jihoon (박 지훈)Where stories live. Discover now