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En el momento en que el sol que entraba por la ventana del departamento se hizo más intenso en la espalda desnuda del joven y su teléfono no dejaba de vibrar debido a la insana cantidad de mensajes, Hyunjin se dio cuenta de que se había quedado dormido.

Se incorporó rápidamente en su cama y sobresaltó a su perro cuando, sin querer, tropezó con él al intentar colocarse los pantalones. Maldecía en voz baja mientras ordenaba rápidamente las sábanas arrugadas, decidió que aquella mañana (o más bien, mediodía) no iba a ducharse, por lo tanto se echó el primer desodorante que encontró en la mesita de luz y se desenredó el negro cabello con sus finos dedos.

"Hijos de puta. Ninguno me despertó" escribió rápido en el grupo de sus mejores amigos. Llevaba el celular en una mano y con la otra sostenía las llaves de su departamento.

"Virginiano puto 1 (Felix): ¿Qué haces despierto un domingo al mediodía?" contestó uno de ellos casi al instante. Y sí, Hyunjin agendaba a casi todos sus contactos con su signo zodiacal. Solo Dios puede juzgarlo.

"Virginiano puto 2 (Seungmin): Hoy es lunes, Felix. ¿Cuándo fue la última vez que viste la hora? ¿Seguís jugando al lol?"

Hyunjin rió mientras cerraba su puerta con llave y se encaminaba hacia la vereda. Guardó el teléfono en su bolsillo y, si bien lo sentía vibrar cada dos minutos y tenía curiosidad por saber cuál era el tema de la charla, prefirió prevenir algún que otro robo.

Caminó dando zancadas hacia la otra cuadra mientras pensaba, más bien, rogaba, que la muchacha aún lo dejara pasar. Seguramente querría hacer una excepción; después de todo, Hyunjin era su cliente favorito y jamás se había pasado de la hora indicada.

—¿Qué pasó, pibe? —lo recibió Solar abriendo apenas la puerta de su casa, lo suficiente para que se vea su rostro de confusión —. Siempre llegás a las once en punto.

—Sí, sí, ya lo sé —respondió el muchacho, rascándose la nuca —. No me sonó la alarma. No va a volver a pasar.

La rubia asintió vagamente y abrió la puerta completamente, dejando que el calor del pleno verano se escurriese entre su alargado y oscuro pasillo.

La casa de Solar estaba ubicada en la esquina de la calle y tenía la estructura de lo que solía ser un almacén. Tenía dos pisos, pero la segunda planta no estaba terminada, por lo tanto podía ser considerado como un espacio de cemento utilizado para acumular vigas y cosas que no servían demasiado. El pasillo por el que en ese momento caminaban conectaba todas las habitaciones: la cocina, el lavadero, el baño, el dormitorio y, finalmente, el estudio. Extrañamente, Hyunjin solamente conocía este último lugar, incluso siendo el cliente al que más confianza Solar le tenía. A veces el joven creía que era un poco extraña, sin embargo, ¿quién era él para juzgar?

—¿Sabés que día es hoy, no? —rompió el hielo la mujer apenas corrió la roja cortina que había en su estudio.

—Eh... ¿lunes? —se atrevió a dudar Hyunjin. Que él recordara no se había olvidado de ningún cumpleaños, así que no debía ser tan importante.

—¿Lunes? —lo imitó Solar, como molesta. El joven en frente suyo podía ser un aficionado de la astrología y sobre todo, inteligente, pero tenía un defecto llamado memoria de pez —Hoy es 17 de febrero, Hyunjin. Arranca el mercurio retrógrado.

Entonces ahí Hyunjin pareció razonar. Se sentó en uno de los banquitos de madera que Solar misma había pintado, ella decía que era un desperdicio de dinero el comprar sillas. Hizo una mueca, pues siempre que este período se avecinaba, su vida se volvía un caos. Quería aprender a sobrellevarlo lo más tranquilo posible.

moles 》hyunsung.Where stories live. Discover now