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El ambiente era tranquilo, olía un poco a tabaco y bocadillos picantes

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El ambiente era tranquilo, olía un poco a tabaco y bocadillos picantes. Las mesas escaseaban y las empleadas iban de acá para allá con bandejas llenas de bebidas.

La campanita de la puerta sonó, haciendo notar al hombre que atravesaba el umbral de la puerta.

—¡Hey, Gabriel! ¡Por aquí! —gritó un hombre sentado al final del local junto a un par.

El anciano caminó hasta ellos y se sentó con sus amigos.

—Te pedí un refresco, aquí está —le dijo el mismo hombre sentado frente a él, tendiéndole una botella.

—Gracias Filmore.

—A ver, ¿cuántos pasajeros tuvieron hoy? —preguntó Eli; el que estaba sentado alado de Fil, tenía el cabello negro y piel morena.

—Diez, y por separado —presumió Carl (sentado alado de Gabriel), alzando las cejas con gracia.

—Deciséis, todos estudiantes —rodó los ojos Filmore, odiaba que se comportaran como malcriados.

—Doce —contestó Gabriel, bebiendo de su refresco.

—Oye, pero qué linda chica llevaste hoy del supermercado —le dio un codazo Carl, guiñándole el ojo.

—¿Qué te pasa? Tiene la edad de mi hija —contestó el hombre, asqueado con la sola idea.

Sí era bonita, pero como lo mencionado, fácilmente podría ser su hija, y no le gustaría para nada relacionarse con alguien mucho más joven que él.

—Tranquilo viejo, era una broma —defendió Eli.

—Una estúpida broma —aclaró él, algo molesto.

—Ya, ya. El chiste es que era bellísima, ¿o no?

—Pues sí, era muy linda —se encogió de hombros.

—Jamás la había visto por aquí, y eso que conozco a todo el pueblo —dijo Carl, rascándose el mentón.

—Es familia de los Haddock, seguramente es igual de reservada que ellos.

Una cabeza con melena negra y de baja estatura escuchó. Se mantuvo quieto, esperando a captar más información.

—¿En serio? ¿Y vive en su mansión? —Eli se escuchaba muy asombrado. Había escuchado las historias que su padre le contaba de ese lugar. Y creció fascinado con la propiedad y la estructura.

—Sí, con su familia. Son los nuevos dueños del terreno.

—¿Y no querrá contratar a un jardinero? Mi hijo quiere ganar dinero. Por lo que sé, es un lote bastante grande. Seguramente necesitará arreglar el patio de enfrente—preguntó Filmore.

—Supongo que sí, no tienen mucho que se mudaron. Por lo que me contó, están haciendo remodelaciones.

—¿Lograste entrar a su casa? —volvió a preguntar Eli.

—Sí –contestó Gabriel–. Es maravilloso, de haber sabido que iría allá, te la hubiera recomendado —y lo miró con pena.

—No te preocupes, es bueno saber que ya hay alguien ahí. Creí que con eso de que la mansión quedó en manos del pueblo por el doble suicidio de los Haddock podría tener una chance de comprarla. Pero creo que tardé demasiado —lucía algo triste.

—Tu problema, mi amigo, es que sueñas en grande. Sólo somos taxistas, no podemos aspirar a tanto —Carl le dio una palmadita en la espalda a su amigo, que lo miraba receloso.

El muchachito se levantó de su asiento, se disculpó con sus amigos y fue al baño.

Era un cubículo pequeño, por lo que no fue difícil tener privacidad. Atrancó la puerta y sacó su celular, buscó entre sus contactos a su hermano, al hallarlo presionó el botón verde y lo llevó a su oreja, escuchando los timbres.

¿Ya quieres que vaya por ti? —dijo la voz tras la bocina.

—Hola, ¿cómo éstas? Yo muy bien —gruñó Hiro, con sarcasmo.

¿Qué quieres? —dijo el mayor.

—Sé el estado de Elsa.

La habitación se quedó en silencio, nada se escuchaba al otro lado de la llamada.

—En diez minutos llegofinalmente contestó. Colgó.

Hιρσ: Eʅ Nιñσ II Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt