#LadyProblemas

1.2K 150 15
                                    

Capítulo 2

#LadyProblemas Parte 1.

Mara

Mayo 2023

El oficial nos lleva a la comisaría. Mi hermana se ve un poco nerviosa, yo sólo quiero que esta mierda termine, así que voy mentalizada a perder mi quincena o usar mis siguientes fines de semana para limpiar las calles de la ciudad.

¿Qué puede salir peor?

El hombre nos juzga mientras termina de redactar el acta de hechos. Minutos después, se levanta y se va, dejándonos a solas frente al escritorio sin dueño. Observo mi perfecta manicura. Mi hermana mueve sus largas y blancas piernas con desespero.

—¿Crees que esto se sepa?

—Seguramente —respondo sin expresión alguna en el rostro, pero burlándome internamente.

—¡Mara! —exclama con preocupación, haciendo que su flequillo cuadrado se mueva con gracia.

—Tere, nadie se enterará. Nuestra reputación no se irá al caño. Estaremos bien.

—¿Por qué apostamos eso? —inquiere acongojada.

Yo sonrío.

—Tú fuiste la de la idea, hermanita —suelto con saña.

—Tú fuiste la de la idea, hermanita —imita mi voz porque sabe hacerlo a la perfección, aunque su cara muestra desprecio.

Pienso que el policía ha llegado, pero cuando alzo la vista, veo un porte excepcional frente a mí. Encojo la mirada y, entonces, lo recuerdo. Es el oficial del consejo millonario, y ahora se encuentra leyendo la hoja de nuestro expediente con suma tranquilidad hasta que veo cómo su rostro se frunce y su mirada se centra en nosotras... en mí.

—¡Oh, por Dios! —exclama mi hermana.

La bruja obtiene nuestra atención, arruinando el momento que se había generado con aquel intercambio de miradas entre él y yo.

El oficial buen rostro alza una de sus cejas en respuesta a su grito en celo.

—¡Pensé que ustedes los policías guapos sólo existían en Pinterest! —continua y me sostiene de los hombros, agitándome como si fuese un trapo sucio. Su desagradable movimiento hace que mi chongo se deshaga, y así, mi mediano cabello, ondulado y marrón, cae por mi espalda hasta la cintura—. ¡Mara! ¿Estás viendo lo que yo estoy viendo? —suelta y luego me abandona con la baba de fuera, para enfocarse en el hombre frente a nosotros—. Te invito un café, unos tacos, una vida juntos... ¿aceptas?

Él la observa con seriedad antes regresar su atención a la hoja, sentado sobre el escritorio y apoyándose con sólo una de sus piernas.

—Delito menor clase B; una multa de 7,000 pesos—dice, mirándonos a ambas—. ¿Valió la pena?

—Totalmente —deja ir mi hermana, apantallada ante su engalanada presencia.

—No —digo yo, obteniendo su atención—. Quizá sí, si hubiéramos logrado nuestro cometido, pero ahora no tengo un consolador y tampoco los 7,000 pesos con los que pagaría el alquiler del departamento.

Sus hombros se encogen, mostrando 0% de empatía.

—Bueno, eso pasa cuando las personas rompen las reglas.

—Ya, en serio, ¿un desayuno? —insiste Tere, quien no le ha quitado la vista de encima.

Ahora temo que nos encarcelen por acoso.

—Lo siento, no estoy interesado —le responde por fin.

Esa loca se lo merece. 

Su aflicción es notable, pero lo acepta.

—¿Estás casado, comprometido o con novia? No me importa —intenta por última vez.

—Lo siento, sólo no estoy interesado —sostiene y se levanta, dejando la hoja sobre el escritorio—. Vaya noche —suelta con un tono más relajado, pero esta vez no es para nosotras, sino, para el viejito que nos atiende.

—Ni me digas —le responde tras un suspiro de cansancio.

Salimos ilesas de aquel oscuro lugar, pero con siete mil pesos menos en nuestra cuenta bancaria, todo gracias a una absurda apuesta que se nos ocurrió sólo para pasar el rato porque nuestra vida necesitaba un poco de emoción. Atender una exitosa tienda de ropa para chicas las 24/7, a veces nos consume, pero entendimos que no necesitábamos más de un par de shots y sexo con desconocidos para experimentar la verdadera emoción de la vida en forma legal y así evitarnos otro atentado contra nuestro bolsillo.


Continuará

El oficial de mis sueñosWhere stories live. Discover now