La verdad

403 57 10
                                    

Capítulo 26
La verdad

Eric

Mi turno se extiende y llega a su fin a las dos de la mañana. Por obvias razones, no puedo visitar a Mara como quedamos, así que coloco una alarma para despertar muy temprano e ir con ella después de mi rutina de ejercicios en el mar.

Dan las ocho en punto cuando abro la puerta de su departamento y me dirijo hacia su habitación. Ella suele estar tomando una ducha a esta hora, pero hoy no es así. Cuando entro a su recámara, se encuentra sentada sobre la esquina de su cama en compañía de una seriedad absoluta que levanta mis alertas.

Algo importante sucede.

—Buenos días —digo, acercándome hasta quedar frente a ella para besarle.

—Necesitamos hablar.

Mi ceño se frunce, curioso y ansioso porque su tono de voz no es propio de ella. Me alejo un poco y tomo asiento a su lado, esperando a que diga más pero no lo hace.

—Te escucho, ¿de qué debemos hablar?

Ella gira hacia mí y noto el valor que necesita recabar para empezar el discurso, preocupándome.

—El día de nuestro descanso...

—Dije que te contaría lo que me has pedido saber por tanto...—interrumpo pero ella también lo hace.

—Sí, aunque no me refiero a eso.

Y así comprendo que llegó la hora de saber qué era lo que pasaba con ella ese día.

—Te escucho.

—No lo dije porque necesitaba estar segura, y ayer lo estuve, pero no pudimos vernos y tampoco se me hizo correcto mandarte un texto o usar la llamada.

Le miro directamente, ella me evade.

—Ok, ¿de qué estás segura ahora? —pregunto sin tener una vaga idea de lo que se refiere.

Presiona sus labios y ahora sí hace contacto visual conmigo, por lo que intento leerla sin esperar jamás lo que suelta:

—Estoy embarazada.

Me toma por sorpresa, con las defensas completamente bajas.

La escucho con atención, pero me tomo un par de segundos para procesar sus palabras. Mis ojos viajan de un lado a otro mientras mi mente traduce su confesión a hechos, y cuando al fin lo hace, le miro.

—Eso es...

Intento decir que por más inesperado que sea, realmente no me molesta. En mi cabeza ya se han formado una serie de imágenes en las que cargo a un pequeño bebé, le alimento y juego con él... y me gusta. Me gusta mucho la idea, y la emoción empieza a crecer como si de un milagro se tratase.

Ella me interrumpe.

—He decidido abortar porque no me siento lista para tener un bebé en este momento, pero claro que debo compartirlo contigo antes de tomar cualquier decisión.

La nueva ilusión que intentó formarse dentro de mí, se parte en dos amargos pedazos.

Le miro confundido.

—¿No hay otro camino? —pregunto interesado—. ¿Estás decidida a hacerlo?

—Mayormente, sí.

—Yo quisiera ser padre —confieso, atrayendo su sorprendida atención—.  Pero si tú estás segura de que no es el momento oportuno para ti, te apoyaré.

Ella gira completamente hacia mí, su impresión es grande. Sé que quiere decir algo, pero a la vez no puede hacerlo, así que intervengo:

—¿Cómo pensabas que reaccionaría a esto?

El oficial de mis sueñosWhere stories live. Discover now