Un mal momento

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Capítulo 17
Un mal momento

Mara

Una vez más, el día más esperado del año llega. No es Navidad, tampoco mi cumpleaños. Es el tercer año en el que aplico para la mejor escuela de moda en Londres. A pesar de los inconvenientes, no he perdido la esperanza de poder ser aceptada en la institución con un beca, por mínima que sea.

Me siento alegre, pues algo me dice que este año, será mi año. Yo sí creo en eso de que la tercera es la vencida, y por supuesto, creo en mí. 

Descargo mi inspiración en la creación de algunos bocetos de diseño y, extrañamente, también pienso que puedo intentar cocinar.

 Raro, ¿no? 

Pero no imposible.

Preparo unos deliciosos sándwiches, de jamón y lechuga, con mayonesa y mostaza. Los coloco en su respectivo traste que recién he comprado en la tienda de la esquina, y le agrego una bonita nota que dice: "Provecho, te quiero".

Subo a mi auto y me dirijo hacia la estación de policía. Sé con certeza que Eric se encuentra ahí porque acaba de mencionarlo en un mensaje. Voy alegre, con la música a todo volumen mientras canto con fuerza las canciones de Miley Cyrus. Pienso que nada puede arruinar lo bien que me siento hasta que llego y bajo del auto, encontrando al final del estacionamiento a Eric. Está de pie, mirando hacia la nada, pero con una horrible (que no tiene nada de horrible) policía frente a él, coqueteando descaradamente.

Con el ceño fruncido y el sándwich en mi mano derecha, me acerco. Necesito hacer acto de presencia inmediatamente para que sepa de mi existencia y deje de hacer el ridículo con mi novio.

—Hola —saludo con una exagerada y alargada sonrisa.

Ambos giran hacia mí, obteniendo diferentes reacciones. Por su parte, Eric muestra una honesta sonrisa, entre alivio y grata sorpresa, pero la mujer de cabello rubio me escanea con la mirada, en silencio y sin expresión alguna, como si yo fuese un parásito.

—Las denuncias son adentro —dice ella.

Me muestro claramente ofendida, pero eso llega a su fin cuando Eric camina hacia mí y me toma por la cintura, acercándome a él e ignorando por completo a su compañera. Me es imposible continuar con el amargo sentimiento que se generó poco antes y sonrío, simplemente porque adoro estar así de cerca de él. Se acerca poco a poco a mí, hasta que sus labios presionan los míos un segundos y, definitivamente, todo queda en el olvido.

—¿Por qué no me dijiste que vendrías? ¿Necesitas ayuda con algo?

—No, sólo...—Alzo el traste y sonrío. Él lo observa por un momento antes de tomarlo y sonreír también—. Yo lo hice.

—¿Tú lo hiciste? —pregunta, sorprendido y con las cejas en alto. Muevo mi cabeza de arriba hacia abajo para afirmarlo—. Qué honor.

La mujer nos echa un último vistazo y decide retirarse. Por fin, puedo bajar la guardia y entender qué demonios sucede. Mi sonrisa se apaga y mi parte tóxica hace acto de presencia.

—¿Quién carajos es esa vieja y por qué coqueteaba contigo?

El señor seriedad aparece. Su ceño se frunce poco antes de cruzar sus brazos y enfrentarme.

—Si has venido a esto, puedes retirarte, Mara. No tengo tiempo para celos sin sentido.

—¿Disculpa? ¿Celos sin sentido? y además, ¿me estás corriendo? —respondo rabiosa—. Esa mujer te coqueteaba y no me vas a decir lo contrario porque yo lo vi con mis propios ojos. Y no, no venía a eso, yo sólo quería darte un pequeño detalle —suelto y tomo el contenedor de plástico en sus manos—. Pero me regreso a casa con él porque, al parecer, importuné a mi novio. Con permiso —gruño las últimas palabras.

El oficial de mis sueñosWhere stories live. Discover now