Reencuentro

183 25 0
                                    

Si comentan mucho, les voy a regalar dos capítulos hoy para que se pongan en contexto <3 disfrútenlos

Capítulo 31
Reencuentro

Mara

24 de agosto de 2027

Mi celular no para de sonar.

Me encuentro en ese momento del día en el que agradezco lo que tengo, pero al mismo tiempo me regalo un pequeño respiro por tanto trabajo. La nueva franquicia en la ciudad vecina me habla para pedirme consejos sobre su primera pasarela, además de aclarar algunas cosas respecto a los diseños que lanzaremos en la colección otoño-invierno. También, me buscan para ofertarme infinidad de colaboraciones, pero no estoy interesada en todas. Me decido a responder lo importante y camino hacia la tienda matríz del Peñasco.

Mi sueño se hace realidad. Soy dueña de una nueva empresa de modas que se viralizó rápidamente gracias a mis exclusivos e innovadores diseños. Una empresa que empezará a expandirse poco a poco a lo largo del país, teniendo ya la primera sucursal en otra ciudad y dos más en puerta fuera del estado, más las tres tiendas del Peñasco. Mi hogar me ha acogido con tanto cariño, que la gratitud no me alcanza. Mis diseños enamoran al mundo y las ventas en línea son estrafalarias. Todo en tan sólo un par de meses. Una locura, ¿no? He de admitir que el internet y sus plataformas, más el apoyo de la gente que comparte mis creaciones, han sido el sustento de este gran logro.

Si alguien me hubiera dicho que esto sucedería, no lo habría creído. 

Pero está aquí y es cierto.

Estudiar en una prestigiosa escuela te da poder.

Tener contactos con personas específicas, aún más.

—Mara, esta noche es la fiesta en los Arcos. Ocho en punto.

Sonrío y termino de coordinar los pendientes que hay en la tienda antes de salir y dirigirme por un buen almuerzo al centro comercial. La comida china continúa siendo mi favorita, así que pido la orden y me dirijo hacia una de las mesas para poder degustarla pacíficamente.

—¿Mara?

Alzo la mirada, con un pedazo de brócoli en mi boca que absorbo al instante para poder sonreír.

—¿Sí?

—Vaya, qué grata sorpresa —dice sonriente y estira su mano para saludarme.

Le observo a detalle, encontrándome a un alto hombre de suave tez morena, ojos color miel y un chino cabello oscuro que cae hasta sus hombros. Admito que es sexy, pero no le identifico, a pesar de que jura conocerme. Últimamente me he estado acostumbrando a esta clase de situaciones e intento disimular, aunque no lo hago bien porque él nota mi desatino.

—Soy Fernando. ¿Me recuerdas? Secundaria juntos, algunos besos y escapadas del colegio.

Oh, ese Fernando.

—¡Ferch! —exclamo, levantándome al instante para poder abrazarle con cariño—. ¡Qué alegría encontrarte! Y qué bien se te ve el cabello.

Su sonrisa es magna.

—Sí, eso de ser calvo dejó de ser lo mío hace un par de años. Pero tan sólo mírate, estás maravillosa... hermosa.

—Gracias —respondo amable.

—Mi hermana es tu fan, creo que pude reconocerte fácilmente porque no deja de hablar sobre ti y mostrarme tus fotos para reclamarme por haberte dejado ir.

—Sí, qué lastima que preferí a Arturo. —Sonrío divertida—. ¿Con tu hermana te refieres a Ramona? —pregunto, recordando vagamente el nombre de su gemela, con quien no tuve tanto el placer de convivir, pues con padres separados, ella vivía bajo la custodia de su madre en la ciudad vecina.

Él asiente.

—Ahora vive aquí, conmigo. Es modelo y te admira muchísimo.

—¿En serio? —cuestiono con cierto grado de asombro—. Eso es fantástico.

—Sin abusar de tu confianza, deberías conocerla. Modelar para ti es el sueño por el que vive hoy en día y si se entera de que te miré y no lo mencioné, me asesina.

Sonrío sin molestarme ante la idea, pues justamente estoy en búsqueda de chicas para las próximas pasarelas.

—¿Qué te parece si les doy entradas para el evento de la siguiente semana? Revelaremos algunas de las prendas de la colección otoño-invierno de este año y puedo hablar con Ramona para saber si es alguien que estemos buscando.

—¿Harías eso por mi hermana?

—¿Por qué no? Me alegra mucho verte de nuevo y es mi forma de compartirlo.

—Gracias, Mara. La harás muy feliz.

Quién iba a decir que reencontrarme con mi ex noviecillo de la secundaria en el foodcourt de la plaza comercial e intercambiar números de teléfono debido a su hermana, sería el acto responsable de agendar una cita en los bolos tres noches después, únicamente para recordar viejos tiempos.

—¡Sí! —exclamo cuando he anotado una chuza por segunda vez consecutiva—. Tragarás polvo, Ferch.

—No sé por qué creí que sería diferente esta vez, siempre me has pateado el trasero en los bolos —responde con una sonrisa apenada, acomodándose para lanzar.

—Completamente de acuerdo —suelto, caminando como una niña pequeña emocionada hacia mi lugar.

Termina su turno y vuelve derrotado tras haber tirado un simple bolo.

He bebido un poco en la barra del lugar. Él también lo ha hecho. Estamos de pie, frente a frente, observándonos mientras una extraña tensión se crea paulatinamente en el ambiente.

No sé cómo sucede.
No sé qué estoy pensando.
No tengo idea de lo que hay en el aire.
Quizá sólo me cansé de estar sola.
Pero pasa.

Al mismo tiempo, tomamos la decisión de acercarnos y besarnos con desespero. Como si ambos sintiéramos la urgencia de contacto físico. Como si camináramos sobre una misma línea de deseo.

—Es un lugar público —advierto divertida sobre sus labios.

—Te invito a mi casa —responde, aún entre besos y caricias.

Niego y me separo de él hasta que nuestras miradas se enfocan.

—Yo te invito a la mía.

Me convenzo a mí misma de que sólo es sexo casual.

Continuará.

El oficial de mis sueñosWhere stories live. Discover now