Cap.28-El Metodo Ayala

1 1 0
                                    

Malquiur estaba solo en el estudio, sentado ante los pizarrones de evidencia y con el grimorio abierto sobre su regazo, llevaba así, en silencio, unos quince minutos.

-Desearías no haber abierto este libro nunca-dijo Almantt, cual si le leyera la mente.

-Lo siento.

-Está bien, hay días en que yo deseo no haberlo creado.

-¿En serio?

-Aunque el destino me empujara yo tome mis decisiones y con estas ate a todo mi linaje-paso las paginas hasta el capítulo de la Arpia-también la ate a ella, legue a mi familia una enorme responsabilidad y un verdugo.

-No sigas recriminándote por eso, Candela ya no existe.

Almantt bajo la cabeza y no dijo otra palabra, pensando que no quería amargarle el animo a nadie más, Malquiur se fue hasta la última página del índice de autores allí estaba su padre, Aurelius Malcon, dormitando en el cómodo sofá de la estancia que le habían dibujado; Malquiur no hablaba mucho con él porque le resultaba incomodo, durante la mayor parte de su vida había creído que era un monstruo irresponsable, pero a veces le miraba dormir, pensaba que Eiden había heredado el aire triste de su abuelo y se preguntaba que habría heredado él.

-Mh...-despertó de pronto-Malquiur.

-Perdón, no quería despertarte.

-No importa-se estiro y le miro-¿estás bien?

-¿No lo parece?-sonrió a medias.

-Maebe decía que yo parecía venir del fin del mundo, tú pareces que vas para allá.

-Es...no lo sé, he estado pensando demasiadas cosas.

-¿Qué tipo de cosas?-se acomodo para oírle mejor.

Pensaba...que podía entender el odio y el miedo que sienten personas como Piedad y Fatty, pero no el cómo llegaban tan lejos...pensaba que quizás debería mandar a todos a Aka'Magost, que sería más seguro, pero él mismo no podía irse sin pasar por un complicado tramite gubernamental y era simplemente imposible mientras la princesa Clemy siguiera a su cuidado, en Atlantis solo esperaban una escusa para sacar brillo a las lanzas, pensaba también que no había sabido entender porque los hechiceros del pasado estaban siempre solos y había tejido a su alrededor una red de reglas y compromisos que ahora no le dejaba ir a ningún lado.

-Me siento atrapado-concluyo.

-Si algo aprendí con la edad-dijo Aurelius, el más viejo de todos los hechiceros-es que la vida de un hechicero es una constate lucha entre nuestra voluntad como personas y el implacable Sueño de Antagon.

-¿Es eso?, ¿estoy yendo contra el destino?-negó-pero Piedad es todo lo opuesto a ese sueño y solo no podría vencer a la A.C.C.

-Cada uno de nosotros tiene una fortaleza, el tiempo fue mi maldición pero me permitió allanar el camino para ti.

-Mi memoria no me ha ayudado mucho últimamente.

-Tal vez no es realmente esa tu fortaleza.

-¡Permiso!-Aredia entro con dos tazones de helado-esto también ayuda en las crisis.

-Gracias, hasta luego, papá.

-¡Chao suegrito!-grito Aredia, alcanzaron a oír una risa antes de que el libro se cerrara.

-¿Cómo te has sentido?

-Está siendo una niña buena-se apoyo contra él-¿te cuento algo?, André y Alexander están jugando ajedrez halla en la sala.

LP-Next GenerationWhere stories live. Discover now