Cap.03-Njeri Malcon

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En sus sueños siempre había fuego.

Comenzaba entre los dedos de sus pies y luego subía por sus piernas, como serpientes, las flamas danzaban y al llegar a sus oídos las oía cantar, nada en el mundo era tan hermoso como la canción del fuego aunque solo hablaba de destrucción y muerte.

Al despertar, Njeri solía pasar un rato reflexionando sobre aquello, preguntándose porque le gustaba tanto algo tan terrible y porque había sido elegida para llevar el Don de Farrow; no era que se quejase, había sido sacada de su natal Kenia antes de herir a alguien y ahora apenas y recordaba a sus padres, llevaba el apellido Malcon con orgullo, como un estandarte de victoria, e intentaba convertirse en detective, pero vivía moderando su carácter porque sabía de sobra que era un riesgo de incendio ambulante.

Por fin se levanto, se fijo en el calendario y dio un brinco.

-¡Viene hoy!-miro su reloj, las ocho-¿o ya llego?, ay, no-se asomo al corredor-¡Malquiur!

-Buenos días-este venia saliendo del baño.

-¿Ya está aquí?

-Tienes media hora.

Quiso gritarle por no despertarla antes, en lugar de eso se pellizco con la liga que tenía en la muñeca y fue a alistarse, ese día recibirían a alguien muy especial: la princesa Clementine, hija de la reina sirena Valkirie, iba a pasar un año en Tierra Firme por cuestiones diplomáticas y quedaría, como no, al cuidado del hechicero; Njeri había estado carteándose con ella desde hacía dos años, como parte de un programa piloto de interacción entre sirenses y terrestres y estaba my emocionada de conocerla al fin, incluso había cambiado su cama por una litera para que pudieran compartir la habitación.

A la media hora estaba en el salón, con ropa estrenada y desayunando tostadas con todo el cuidado del mundo para no llenarse de migas, de tanto en tanto se daba un pellizco con la liga, en internet había encontrado ese método para distraer los nervios y hasta ahora siempre le había funcionado.

-Ya están aquí-dijo Malquiur, Njeri se asomo por la ventana.

Dos vehículos con chapas del gobierno se habían detenido frente a la casa, del primero bajaron el Mariscal Garret, embajador de Tierra Firme para con el pueblo sirense, Clementine Carazo, también embajadora y hermana de la reina Valkirie, aunque pocos sabían esto, y un ex general sirense llamado Nuvelle a quien la reina había enviado en representación suya hacía mucho, uno sabía que había sido un tritón porque nunca aprendían a andar bien, Nuvelle se había casado con Clementine unos meses antes y Aredia hacía mucho la broma de que les iba a pasar como en la canción esa de "tuvieron un sirenito, justo al año de casados..."

Del segundo vehículo se bajo primero un oficial con las insignias de coronel en el traje, un tipo muy puesto y que debía tener unos excelentes cuarenta años, ofreció su mano a alguien que seguía dentro del vehículo y si, se trataba de la princesa, de quien nos referiremos como Clemy de ahora en más para evitar confusiones; Clemy era un par de meses mayor que Njeri y, como cualquiera con sangre sirense, era despampanante, tenía una larga cabellera rubia que le caía como lluvia por la espalda, ojos azules y piel de alabastro, parecía muy frágil pero todos los sirenses lucían así cuando salían del agua, usaba una falda de lentejuelas verdes, una tiara de coral rojo y no dejaba de mirar alucinada a su alrededor, al reparar en Njeri se le pusieron los ojos como platos e hizo un gesto de saludo, ella respondió igual.

Malquiur y Aredia salieron a recibirles y les invitaron a pasar, seguro tenían un montón de cosas que hablar con respecto a la estadía de la princesa pero tuvieron la amabilidad de no aburrirla con ello y dejar que se sentara a charlar con su amiga, Njeri nada más esperaba no soltar ninguna flama de lo contenta que se sentía.

LP-Next GenerationDonde viven las historias. Descúbrelo ahora