Capítulo 20.-Quédate conmigo.

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(¿la imagen será spoiler del final de la historia? Ya veremos 👀👀)

Los nervios se acabaron cuando salí del aeropuerto y tomé un taxi con destino a mi barrio. Ahí mismo, rayé violentamente los datos de mi pasaporte falso, quitándole la fotografía al mismo para tirarlo por la ventana.

Llegaba a mi tierra natal tras diez meses de no estar, todo me era tan extraño, apenas recordaba las calles, los lugareños me veían con asombro, y cómo no, pues un día fueron mis vecinos.

Imagino que un gran revuelo se armó ante mi partida, y supe un tiempo después de mi retorno que mi madre esperaba todos los días en la puerta de la casa a que yo llegara, y siempre lloraba en la noche, ya que significaba otro día que yo estaba "desaparecido".

No les dejé nota o mensaje a mis padres que me había ido a Colombia a luchar en las FARC-EP, ya que la idea era de que supieran de su hijo único cuando apareciera en los medios "el héroe justiciero, Shirou Emiya ganó en su revolución las Américas" "El gran guerrillero, Shirou Emiya, logró la independencia de una nación bajo el yugo de una tiranía inhumana".

Eso me destrozaba, tanto dolor que les hice pasar a mis padres, y aún faltaba lo peor, ya que ahora faltaba que les dijera que fui un asesino, traficante, terrorista y secuestrador...la vida ya no me era nada decorosa.

Caminaba por la calle que daba directamente a mi casa, me llegaban infinidad de recuerdos: jugar futbol con los niños del barrio, ir al mandado, regresar de la escuela, invitar a comer a Rodrigo Cienfuegos a mi casa. Esa vida ya quedó muy atrás, y nunca podré recuperar o tener de nuevo una vida normal.

Me quedé parado, incluso veía la casa que quedaba a un lado de la mía, pero tenía miedo, mucho miedo de qué pasaría, cómo me recibiría mi familia, si me echarían en cuanto supieran qué hice en Colombia.

No me importaba que me delataran y me metieran preso...me aterraba el mero hecho de imaginar que los perdería, que me abandonarían para siempre y me negaran.

Tragué saliva lo más fuerte que pude, avanzando a paso lento, temeroso, veía a una mujer en la entrada de mi casa: era mi madre. El corazón lo tenía en la garganta y mi pecho latía fuertemente.

Cuando tuve una distancia prudente, me quedé parado, sintiendo que lágrimas bajaban de mis mejillas. Mi madre me volteó a ver, poniéndose blanca como un fantasma.

-Shirou... -Dio unos pasos, llevándose las manos a la boca, soltándose a llorar. –Shirou, cariño...¿eres tú?

-Sí, mamá. Soy yo...Shirou... -Dije, falto de aliento.

-Hijo...mi amado Shirou, ¿en dónde estuviste tanto tiempo?...

-Es una historia muy larga, mamá. –Ella me abrazó, soltándose a llorar como una magdalena. Yo regresé el abrazo más fuerte que le di alguna vez en mi vida, suspirando de alivio. –Estoy cansado...muy cansado.

-Repondrás fuerzas si comes...ven, vamos a comer. –Nos miramos, a ella le temblaba la boca por no poder ni controlar su llanto.

Ese fue el día en que volví a sentir el calor de una madre, de una casa, de un sillón, esas que había dejado por quemar el cielo.

Ahí me prometí a mí mismo que jamás dejaría mi casa, que si compraba una, sería mejor y más grande, pero para dársela a mis padres, y yo me quedaría en esa.

***

Era la mañana siguiente de que nos habían dado la buena noticia a mí y a Shirou de que yo me quedaría por otro semestre en la Facultad, lo que se traducía en más tiempo juntos, algo que me alegraba mucho en lo más profundo del corazón.

Fate: Real Love (ShirouxArturia/Saber)Where stories live. Discover now