Capitulo 5. Meses después.

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Acaba de pasar Navidad, exactamente un día. Y alex se encontraba en la tienda de unos amigos ayudándoles. Era época de mucha producción, y como ella están de vacaciones, se ofreció voluntaria.
Habían pasado unos meses desde que recibió el último mensaje de Sandra. Ella tampoco se atrevía a decirle nada, por miedo a haber caído en el olvido de aquella mujer. O por miedo a ser rechazada y que todo eso fuera parte de un juego de seducción de aquella asesora.

Un día liado en la tienda, de fotografia, mucha gente venia a por marcos para regalar, a revelar las fotografías de las fiestas... Y entre tanta gente en el recibidor de la tienda vió un rostro conocido. "No puede ser ella, no." Gritó Alex para sus adentros.

- Buenas tardes, querría revelar unas cuantas fotografías que he traido en un USB- Dijo Sandra con total indiferencia.

- Si, sin problema- Respondió Alex, bastante aliviada pero confusa a la vez. Mientras seguía los pasos en la máquina pensaba hacia sus adentros. '¿Cómo puede ser que no se acuerde de mi? En parte es normal, solo me vió una vez...' En verdad a Alex le fastidiaba mucho que aquella mujer no se acordara de ella, de sus dobles sentidos, o de sus creídos dobles sentidos.

- ¿Qué tamaño quiere para las fotos?- Le preguntó Alex, obligándose a aterrizar en la realidad. 

- El tamaño normal. ¿Habría algún tipo de problema en que el contenido de las fotografías fuera totalmente confidencial? Me refiero, que las vea el mínimo número de gente posible, o nadie. - dijo Sandra seriamente mirando a la pantalla, sin atreverse a mirar fijamente a Alex.

- No, no habría ningún tipo de problema, de hecho yo misma si quiere le entrego las fotografías.

- Eso estaría bien gracias. - Al ir a quitar el pincho las manos de Alex chocaron con las de Sandra, accidentalmente. Alex sintió una descarga de adrenalina en su cuerpo. Su corazón se aceleró. Miro a Sandra, y sin quitarle la mirada, una mirada excitada, de los ojos le entregó el USB. Ésta cogió el ticket en el cual le ponía el precio, se lo entregó a Alex en el mostrador y le cobró.

Alex se adentró en la tienda para revelar las fotografías. En realidad ella no las revelaba, no es como antiguamente, ella simplemente daba salida al pedido realizado en el exterior, y esperaba a que el laboratorio digital hiciera su trabajo. Cinco minutos después, las fotografías de Sandra ya estaban listas para ser entregadas.

Alex se dirigió al mostrador de la tienda para darle las fotografías a esta misteriosa mujer, se asomó pero no la encontró. En su lugar había ua nota en un post-it amarillo, pegada encima del mostrador.

'A las 8pm en el bar de la esquina. - Sandra.' La cara de Alex era una imitación casi exacta al cuadro de Edvard Much 'El grito'. Cogió rápidamente la nota y se la metió en los pantalones. Fue al despacho, donde estaba Laura, retocando las fotografías de una boda reciente:

- ¿Se puede?- preguntó Alex asomándose por la puerta.

- Claro, ¿Hay algún problema?- Le preguntó Laura, a la vez que se recogía su rubia melena en un coleta.

- No, me preguntaba si necesitas algo para las 8 de la tarde, es que...- Laura le cortó.

- Alex, estás aquí ayudándome, no trabajando formalmente, si necesitas irte tu sólo avisame, pero tienes el permiso siempre. ¿Entendido?

- Vale, gracias - Le dijo Alex mientras se acercaba para dale un abrazo.- Eres la ostia tía.

Atendió a un par de señoras más, ansiosas por tener sus fotografías lo antes posible, eso le causaba un poco e estrés a Alex, ya que no estaba en su mano que la máquina hiciera más rápido o no su trabajo. Cogió rápidamente las fotografías de las señoras y se las entregó. Gracias a ello recordó que tenía que coger las fotos de Sandra, para entregárselas en el bar, en la esporádica cita. Se metió en el pequeño almacen donde tenía su bolso y su chaqueta, los cogió rápidamente, fue al despacho de laura a despedirse, se iba poniendo la chaqueta y colocándose el bolso mientras recordaba 'Las fotos, las fotos, las fotos...', asi que recogió as fotografías del mostrador y cerró la puerta. 

En la calle había buena temperatura, 14º, en invierno, no está nada mal. Se atusó el moño, y puso rumbo al bar. Estaba tiritando, y no era del frío, era de los nervios que nuestra amiga sentía. Tanto tiempo sin hablarla, sin que Sandra le hablara; tanto tiempo sin saber de ella, aunque fue mutuo, y dijo que había tenido problemas para encontrarme... ¿Que le había pasado a esa mujer?

Alex entró al bar, poniendose la bandolera de cuero en el hombro izquierdo. Entrecerró los ojos, buscando a Sandra, y por fin dió con ella. Estaba en la barra sentada, mirando a su vaso de cerveza casi vacío. Se había recogido el pelo en una coleta lateral. La luz tenue del bar irlandés se reflejaba en su cabello rojizo, dejando entrever que no era una coleta muy lograda, más que por estética parecía por comodidad. Alex se acercó donde estaba Sandra. 

Alexandra.Where stories live. Discover now