Capítulo 7. En la intimidad.

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- Entonces... ¿Una copa en casa?- Me dice Sandra con una sonrisa traviesa.

- Pues Norma confía en tí. Tendrás que cuidar a su pequeña...- le dije yo con una voz autoritaria.

Acto seguido me cogío de la mano y a paso rápido me llevó hasta su coche, me abrió la puerta del copiloto y ella se metió en él. Giró las llaves de contacto rápidamente y salimos del parking. Era un mini, un mini rojo, con el techo y los espejos retrovisores negros. Por dentro era bastante espacioso, más de lo que parece por fuera. Un coche cuqui.

Iba totalmente sumergida en la carretera, las dos manos al volante, mirada al frente, conducía por encima de la velocidad permitida en la carretera. Tenía prisa ¿O qué? Al cambiar de marcha su mano rozó la mía, como se rozaron cuándo estabamos en su oficina y se calló la bandolera. Donde todo comenzó. Pero esta vez ella me cogió la mano y la besó. No fue un simple beso. Empezó besandome la palma de la mano y luego dedo a dedo. Con una delicadeza exquisita, pero sin apartar la vista de la carretera. Me soltó la mano para reducir la marcha. 

Era de noche y estábamos en una carretera alta, a mi derecha se veía toda la ciudad con luces nocturnas. Es preciosa. Siempre he pensado que las ciudades de noche son completamente diferentes a como se ven de día. Como un ángel y un demonio. Se veía la luna, perdida en la oscuridad del cielo, reflejando las nubes, grisáceas y ella al volante.Su cara seria, sin expresión, pero interesante y sensual, sus labios carnosos y rojos, un rojo natural y un hoyito justo al lado de la comisura del labio cuando lo tuerce.

- ¿Queda mucho?- le pregunto inocentemente. Sinceramente, el viaje se me está haciendo muy largo.

- Que va, cinco minutos. ¿Tienes que ir a algún lado?- me dice con una pequeña sonrisa, sabiendo perfectamente que no, no tenía que ir a ningún lado. Dónde ella me llevase. 

Unos minutos después llegamos a una calle de la ciudad en la que nunca había estado, eran solo edificios de oficinas y viviendas. Sin tiendas... ¿Para qué voy a ir? Parecía el típico barrio dejado de la mano de dios, pero de calidad. 

Aparca el coche justo delante de la puerta de un portal. Me bajo del coche, esperando a que me guíe. ¿Es ese portal o es otro? Sandra pasa por delante de mí, como si no me viera y abre la puerta. Vale, si era ese portal, ¡Alex te estás luciendo! Me dije a mi misma. Ella aguantó la puerta, invitándome a entrar con su mirada. ¡Dios esa mirada! 

Fui andando hacia ella lentamente. Me acerqué a su boca, con intención de besarla, pero no lo hice. *¿Sabeís eso de... 'No calientes lo que no te vayas a comer'? Bueno, pues si tenía intención de hacerlo, pero más tarde.*  

Un portal grande, lujoso pero minimalista. 'Se nota que hace bien su trabajo. Bueno, sino mi madre no se fiaría de ella. ¿Por qué me tengo que acordar ahora de ella? Hoy es mi noche.' Mi cabeza era un auténtico debate de un programa rosa. Llegamos al final del vestíbulo, al ascensor.

Sandra llamó al ascensor y yo me agarré a mi bandolera. Mi fiel bandolera, conmigo años; ha visto, oído y vivído conmigo aventuras increíbles. Llegó, con el carácterístico pitido de los ascensores. Estaba nerviosa, ¿Para qué negarlo? Y sé que Sandra también estaba nerviosa. No paraba de mirarme. Entramos al cubículo, no era pequeño. Sandra se acercó un poco a mí, simplemente para pulsar el último piso, 'ATC' '¿Un ático? ¡Hay que joderse!' 

- ¿Pasa algo Alex?- me preguntó inesperadamente.

Me reí - ¿Que va a pasar? ¿A ti te pasa algo?- quería picarla, lo admito. Pero es que la tenía unas ganas... 

- Me pasan tantas cosas por la cabeza, que no sé si me estoy volviendo loca o si ya lo estaba...no sé.

- Bueno, a mi se me da bien escuchar, puedo ser tu psiquiatra 'sin titulo'- le digo haciendo el gesto de las comillas con los dedos.- Estaba apoyada en el ascensor, en la pared de al lado de la puerta, y Sandra en la de enfrente. La puerta se abrió. Sólo había una única puerta, justo delante del ascensor. 

Sandra sacó las llaves de su bolso y abrió la puerta.

- Llama a tu madre. Mañana te llevo a casa.

Alexandra.Where stories live. Discover now