Capítulo 6. Solas. (1era persona)

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- Buenas Sandra...- Le dije con media sonrisa, intentando ver la cara de aquella maravillosa mujer.

- Hola corazón- dijo mientras se levantaba y me abrazaba -Al final has venido... ¡Que bien!- y automáticamente se dibujó una sonrisa en su cara, no parecía muy sobría. Cojí un taburete y me senté a su lado. Le pedí al camarero un café descafeinado, no me apetecía para nada algo con alcohol, y menos en compañia de esta mujer. 

- Bueno, ¿Y que tal todo?- Me pregunta mientras se gira hacia mi, mirándome fijamente a los ojos.

- Pues nada nuevo, ya me has visto antes, que estoy ayudando a unos amigos en la tienda de fotografía, he sacado bastante bien el primer trimestre del último curso, y nada... ¿Y tú?- estaba casi temblando, no sé si me lo notó en la voz, tenía miedo de su respuesta, no se por qué, intuición femenina supongo.

- Bien y mal Alex,la asesoría va mejor que nunca. Pero yo...yo no estoy bien, por eso he querido citarte aquí hoy, No me ha sido fácil dar contigo.

- Bueno Sandra... Fácil habría sido, llamas a mi madre y le preguntas...¿Qué te pasa?- le pregunté mientras le acariciaba el brazo. No me creía ni yo que estuviera tocándola. ¡Ay que me estoy viniendo arriba! Venga, Alex, contrólate.

- Mira Alex, no quiero que creas que he querido quedar contigo para hecharte toda la mierda. Eres una chica adorable, guapisima... Pero no sé qué me pasa contigo.- sus ojos se empezaorn a llenar de lágrimas. Me invadió una sensación de tristeza pero también era una sensación que me gustaba. ¡Me había elogiado!

- ¡Ey, no llores! Por favor... - Le acaricié la mejilla, ella acarició mi mano y la besó. Un terrible escalofrío recorrió mi cuerpo, se me puso la piel de gallina.

- Me gustas Alex, me gustas mucho.- me cogió la mano- No tengo en qué basarme para decirte esto, te he visto un par de veces... Pero esas veces he sentido algo que no sé explicar. Sé que es algo positivo y bueno.- Sus ojos me miraban con el brillo que tienen los ojos de un niño pequeño la mañana de navidad.

- Joder...- no me lo estaba creyendo- Sandra, tu a mi también me gustas... Pero yo te digo lo mismo, a penas nos hemos visto. Además creo que no estás en condiciones de hablar de esto, si quieres quedamos otro día que estés sobria.

- En serio, quiero hablar, ahora estoy dispuesta a abrirme, si me pillas en un día normal no vas a conseguir sacarme nada.- tenía una mueca de desesperación dibujada en la cara. No podía decirle que no, no podía.

- Si quieres, es una alternativa, podemos quedar cuando salgas de trabajar, quedar a comer algún día... Conocernos, entablar una amistad, y si pasa algo pues perfecto, y si no pasa nada pues a lo mejor es que no tenía por qué pasar. ¿Me entiendes?- Intentaba que entendiera lo que quería decirle.

- ¿Sabes lo que quiero hacer ahora?- me dice Sandra inesperandamente, con una media sonrisa.

- Dime...que yo soy muy mal pensada- y automáticamente me sale la risa tonta. Esa risa que le sale a una cría de ocho años cuando está hablando con el chico que le gusta de clase.

 - Piensa mal, y acertarás. Es un gran dicho, y razón le sobra.- Sus ardientes ojos se posaron en mi boca, respiró hondo y se avalanzó sobre mi.

Un beso. Nuestro primer beso. En la barra de un bar, a las 9:00pm. 

Me quedé sin saber muy bien que hacer, como si Sandra estuviera besando una pared en vez de besarme a mi. 'Reacciona Alex', me repetía a mi misma.

- No debía haberlo hecho... No debí...- Susurró Sandra mientras apartaba sus labios de los mios.

- Yo...- La tenía que besar, no tendría otro tipo de oportunidad, quería besarla, y ya no me pillaría por sorpresa. Agarré su cintura con la mano derecha, y con la mano izquierda acaricié su mejilla mientras me aproximaba más y más a su cuerpo. Acerqué mis labios a los suyos, y con la mayor delicadeza del mundo, mientras cerraba los ojos, la besé.

Sandra respodió con un beso con aún más fuerza. Se separó de mi, y en cuestión de dos segundos cogió sus cosas y me agarró de la mano. Me miró y me arrastro afuera del bar. '¿Que narices quiere esta mujer?'

- Sandra... ¿A donde vas?- le pregunté preocupada, yo no saía dónde me estaba llevando. Se paró en seco y me soltó la mano.

- ¿Confías en mí?- me preguntó mientras sacaba las llaves del coche del bolso.

- Si claro, pero tengo que avisar a mi madre si llego o no tarde a casa, por eso te lo he preguntado.

- Dile que estás conmigo, si hace falta hablo yo con ella...- lo dijo con un tono extremadamente serio. Como cuando fui a llevarle los papeles de mi madre.

- Bien, la llamaré...- la conversación con mi madre fue bastante extraña. Normal, ¿Qué leches hago  yo por la noche con su asesora? Al final cedió, estaba con una persona de confianza de mi madre.  Le dije que no sabía sobre que hora llegaría a casa, que si se me hacía muy tarde Sandra se había prestado a cederme su sofá. En esta parte; la cual me inventé por completo, ya que no sabía que intenciones tenía esta mujer, Sandra me miró con una cara de sorprendida bastante notable.

Pero si ella empieza esto, que lo termine.

Alexandra.Where stories live. Discover now