Bajé las escaleras mientras veía cómo el humo de la cocina salía al pasillo de la entrada. Entré a la cocina con los brazos cruzados y mirada de enfado.

Chase, mi hermano, estaba sentado en el office (era como un sofá pero en forma de "U" y estaba alrededor de la mesa donde comíamos) con su grupo de amigos, mientras jugaban al póker y fumaban sus cigarrillos. Al menos esa vez no se trataba de marihuana.

Chase tenía dieciocho años, y estaba en su primer año de universidad. Era alto, con el pelo un poco largo y castaño claro. Los dos teníamos los ojos un o o achinados, y se podía decir que nos parecíamos un poco. Pero yo era más guapa, obviamente.

Drew tenía la misma edad que mi hermano, también en el primer año de la universidad. Era el chico más listo que conocerías en tu vida, era increíblemente inteligente. Pero todo lo que tenía de listo, lo tenía de creído y de sabelotodo. Tenía el pelo liso y rubio oscuro, además de la piel muy blanca y los ojos azules. Siempre vestía como si se fuese a un bautizo.

Jonathan y Rudy tenían mi edad. Jonathan era el único negro del grupo, y solía ligar mucho por esa razón. Era bastante guapo y siempre había tenido facilidad para hablar con las chicas. Y Rudy también solía ligar, era rubio con ojos azules y tenía un cuerpazo. Conclusión; eran el perfecto dúo de moreno-rubio del que todas las chicas estaban enamoradas. Y algún chico.

Jonathan jugaba al fútbol en el equipo de Evan, y era de los mejores. Sin embargo, Rudy pasaba más de esas cosas. Él era un chico de teatro, pero a la vez era popular y le caía bien a todo el mundo. A veces era el gracioso de la clase y solías verlo con alguna chica de vez en cuando, pero nunca algo serio.

—¿Podéis dejar de fumar de una vez?—Pregunté con una ceja alzada. —Al final me vais a dejar los pulmones negros a mi.

—Mira, Emma —habló Chase—. Debes buscarte un hobby.

—Tengo un hobby.

—Estar triste no es un hobby.

Le saqué el dedo sonriendo y después me dirigí de mala gana al frigorífico para sacar la botella de agua, y después cogí un vaso para echar el agua en él mientras ellos hablaban jugando. Se me ocurrió jugar con ellos para olvidarme un poco de todo aquella tarde.

—¿Puedo jugar? —pregunté acercándome a la mesa con el vaso.

—No. —respondió Chase sin mirarme.

Apreté los labios con enfado, mirándolos a todos. Drew tampoco me miraba, pero Jonathan me miraba como disculpándose. Rudy solo sonreía de medio lado mientras me observaba.

—No es justo —me quejé—. Nunca os pido estar con vosotros, ¿qué más da que me siente una tarde con vosotros?

—Mucho.

Puse los ojos en blanco mientras le daba un sorbo al agua de mi vaso. ¿Seria buena idea tirárselo encima? Seguro que sí...

—Puedes jugar —me dijo Cooper mirándome por primera vez esa noche. Abrí los ojos emocionada—, pero solo si sales tú a pagar la pizza.

—¿Habéis pedido pizza?

No contestaron, eso significaba que sí.

—Chase, ya sabes que mamá no te deja pedir a domicilio si no está ella.

Chase comenzó a imitarme burlonamente con una voz de pito y los demás rieron. ¿Por qué seguía siquiera allí?

—Olvidadlo.

Me di la vuelta, pero entonces Chase me llamó de nuevo. Me di la vuelta para mirarlos.

—Anda, ve a por la pizza y te dejamos jugar.

breezeblocks || rudy pankowWhere stories live. Discover now