Jimin's Man |Yoonmin|

[Mío] (Extra 1)

Luego de la pelea donde Jimin me restregó en la cara las cosas que pensaba, me costó un poco volver a confiar del todo en él.

Sabía que Jimin se sentía mal por las cosas que dijo, pero ambos sabíamos que eso eran lo que pensaba muy en el fondo de su corazón. Me pregunté si en algún momento él en verdad consideró dejarme o darme el divorcio.

Él volvió conmigo aún cuando pensaba que yo había firmado los papeles, en parte yo esperaba que lo hiciera, por alguna razón los hice falsos.

Las semanas en las que no estuve cerca de él o de mis hijos me hicieron sentir el hombre más miserable en la tierra. Entendí una vez más que yo no podía vivir y tampoco querría vivir en un mundo donde él no esté.

Había llevado a mis hijos dentro de él con tanto amor y cariño, el cual antes había compartido conmigo en las interminables noches donde estuvimos juntos.

Aún así, no pude dejar de pensar en las cosas que dijo. Se repetían en mi cabeza cada vez que lo veía. A pesar de que él me besaba y miraba con amor, yo no podía dejar de pensar en lo que dijo. Ni cuando me mostraba a nuestros hijos.

Llevaba semanas pensando en eso, trayendo dolores de cabeza y ansiedad. Y miedo.

Creía que en algún momento él se cansaría de todo.

—Te he notado muy apagado últimamente —él estaba preparándose para dormir después de poner a los bebés en sus cunas en su habitación. Yo estaba sentado en la cama leyendo algunos planes del equipo.

No supe que decir, por eso me quedé callado. Él supo interpretar mi silencio, dejó sus ropas que cambió por sus pijamas en el cesto y me miró.

—Creí que prometimos contarnos todo —respondió en un tono bajo. Y me enojé sin razón. O al menos eso creía.

—Y tú prometiste que me amabas a pesar de todas las cosas —le respondí frustrado, sin siquiera pensar en si podía herirlo con mis palabras.

Odiaba hablarle de esa manera, odiaba cuando nos peleábamos.

Pero él se acercó a la cama, se subió y gateó hasta quedar cerca mío.

—Me merecía eso —susurró alargando una de sus manos para acariciar mi mejilla—¿Quieres agregar algo más? Di lo que piensas, lo que te tenga tan angustiado. Prometo tomarlo todo sin enojarme.

—Odio que quieras actuar como si nada pasara —comencé extrañado. En un pasado jamás se me hubiera ocurrido hablar de esa manera de él, pero ahora estaba muy enojado—Odio haberte perdonado tan rápido por las cosas que dijiste.

Él no respondió a nada y sólo asintió con una expresión de comprensión. Pero sus ojos estaban cristalizados.

Pero al fin dije lo que yo sentía. Y me sentí bien.

Escuché un sollozo de su parte y luego sus dos manos tomando mi rostro para hacerme verlo. Estaba llorando.

—Jamás me perdonaré por hacerte sentir de esta manera —sorbió de su nariz mientras apretaba los labios—Y me maldigo cada día por haberte dañado con mis palabras.

—Eres realmente bueno con ellas... fueron como dagas —él cerró los ojos y más lágrimas rodaron de su rostro. Y yo quise limpiárselas, pero me sentía con ganas de llorar también.

—Estaba desesperado, no tenía a mis hijos y el embarazo... —negó en medio de sus palabras—No. No hay nada que justifique lo que te hice.

No dije nada. No sabía que decir, él estaba en frente de mí confesando lo que realmente sentía.