Un hijo... ¡¿JUNTOS?! || KookMin

24. Aleatorio.

-No me agradas Park -murmuró molesto el pelinegro.

Sus oscuros ojos mirando con desdén la pantalla frente a él, dando algunas miradas rabiosas al rubio junto a él.

-No es que yo salte de felicidad por ti tampoco -respondió el de cabellos rubios.

-¿En serio tenías que poner esta película? -volvió a preguntar Jeon por séptima vez.

-Sí.

-Pero es absurda -contestó el pelinegro, diciendo lo mismo por… ¿quinta vez?

-Ya dijiste eso Jeon, ¿no puedes callarte y ver la película? -habló Park ya cansado.

-No.

El rubio lo miró con ganas de estrangularlo, haciendo que su creciente enojo disminuyera el del contrario.

Con una maliciosa sonrisa oculta bajo sus oscuras pupilas el pelinegro estiró su brazo rápidamente arrebatándole el mando al rubio para luego colocar el aparato en mute, Park con la boca ligeramente abierta giró su cuello robóticamente.

-Dámelo -sólo dijo el rubio, deteniendo su imitación del “Exorcista” según lo interpretaba Jeon que escondía el control remoto en su espalda.

-No, veamos otra cosa -respondió firme el pelinegro, afirmando su agarre en el pequeño objeto.

-Jeon… -siseó en tono de advertencia el rubio de ojos miel, mientras apretaba la mandíbula y afilaba su mirada.

-Borra esa expresión, no me intimidas -expresó el pelinegro siendo sincero, desde su punto de vista el rubio lucia de todo menos intimidante. Parecía un personaje de sus animes cuando estos se volvían caricaturas exageradas.

-Jeon Jungkook, dame el control ahora -gruñó con frustración Park. Deteniendo el impulso de agresividad que surgió en él. Tal vez estaba desplazando su enojo por otros temas, juntado a que odiaba que le quitaran el mando, esto podría terminar mal…

-¿Ahora ya no eres la niña del exorcista? -preguntó con burla Jeon mientras se ganaba una mirada confusa y seria del rubio.

-Ahora es una novela Mexicana ¿hum? -comentó el pelinegro fingiendo pesar. -Así que, no te voy a dar el control Park Alexander Jimin -terminó con sobreactuada seriedad causando unos segundos de silencio en el contrario.

-Eres un idiota -suspiró el rubio, relajando su cuerpo en el sofá, sintiendo el enojo filtrarse entre sus músculos.

-Los mismos halagos para ti Park Alejandro Jimin -Jeon volvió a actuar, aunque olvidando que era otro el nombre.

Pasaron pocos segundos cuando unos ligeros sonidos se escucharon en la sala. Confundido el pelinegro volvió su vista al lado, dejando de ver la silenciada película.

-¿Estás llorando? -preguntó por inercia al rubio.

-¿Qué? No -respondió Park quitando su mano de rostro, mostrando que no tenía lágrimas o alguna señal de llanto, mas bien una sonrisa leve en sus abultados labios.

-¿Por qué ríes? -el pelinegro cuestionó de forma absurda.

-Porque quiero.

-Humm.

-Sí, humm.

-…

Y nuevamente el rubio hizo los delicados sonidos, mostrando la gracia que le hacía la situación.

-Somos como perro y gato Jeon -comentó con cansancio mientras observaba la amplia pantalla. Pensando en que a pesar de que el de cabellos oscuros lo irritara en demasía era el mejor placebo para su atormentado ser.